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Estados Unidos atraviesa una crisis impresionante. Fruto del impacto de la pandemia, los despidos, la falta de alimento y los desalojos han aumentado enormemente.
Los despidos en las grandes corporaciones, como Disney, la empresa de defensa y aviación Raytheon Technologie ,y Boeing, suman decenas de miles. En el caso del gigante petrolero ExxonMobil, está recortando 1.900 puestos de trabajo,a pesar de que las petroquímicas fueron beneficiadas con 5 mil millones de dólares por la Ley Cares.
Aunque han bajado las solicitudes de desempleo al mínimo registrado en pandemia, el número de desocupados es muy alto,triplicando los registros anteriores al avance del virus. Desde que empezó la recesión, debido al Coronavirus, en el país se perdieron 10,7 millones de puestos de trabajo.
Otra situación acuciante es la falta de alimento. Según el Centro de Investigación y Acción Alimentaria, la cantidad de personas que la sufren superó los 29 millones en julio. Este número representa casi el 9 % de la población de Estados Unidos.
Forbes señala en una informe que las familias negras e hispanas tienen aproximadamente el doble de probabilidades que los hogares blancos de tener problemas con la comida y que casi cuatro de cada diez hogares negros están experimentando inseguridad alimentaria. Dado que la llamada población ‘blanca’ es mucho más numerosa que otras, el peso de la crisis alimentaria sigue recayendo en los trabajadores blancos.
El Congreso norteamericano proporcionó asignaciones de emergencia para el programa nacional de cupones para alimentos (conocido como "SNAP") como parte de la Ley de Respuesta al Coronavirus. Sin embargo, alrededor del 40% de los hogares que reciben la SNAP, con ingresos mínimos o nulos, no vieron ningún aumento en sus en sus beneficios mensuales.
Asimismo, se ha impuesto una serie de trabas para limitar la capacidad de las familias sin niños para recibir la ayuda, lo que habría provocado que aproximadamente 700.000 personas perdieran el acceso a los beneficios de la SNAP.
Diez mil familias enfrentan el inminente desalojo de sus hogares desde principios de septiembre, según informa la cadena de noticias NBC News. A su vez, el mismo informe subraya que aproximadamente de 10 a 14 millones de hogares -equivalente a 23 a 34 millones de personas- están atrasados en el pago del alquiler al 14 de septiembre, de acuerdo con un informe publicado por el Consejo Nacional de Agencias de Vivienda del Estado. Eso equivale a entre u$$12 y u$$17 mil millones en alquileres impagos, aunque se calcula que en enero la cifra llegaría alrededor de los u$$34 mil millones de dólares.
Según datos recientemente publicados por el Laboratorio de Desalojos de la Universidad de Princeton, Milwaukee, Wisconsin, los desalojos aumentaron un 37% con respecto al año pasado.La Oficina Administrativa del Tribunal Estatal de Michigan estimó, asimismom, que cuando la moratoria estatal llegue a su fin en este mes, se presentarán 75.000 desalojos. Solo en la ciudad de Nueva York, una coalición de defensores estimó que se presentarán 50.000 desalojos una vez que finalice la moratoria estatal del gobernador Andrew Cuomo (BBC, 7/8).
De concretarse, estos desalojos abrirían una crisis habitacional fenomenal en muchos estados. La moratoria federal se cumple en solo un tercio de los casos debido a la presión de las grandes agencias inmobiliarias, muchas de ellas con lazos estrechos con los grandes pulpos financieros.
Tanto organismos estatales como organizaciones sin fines de lucro indican que lo que ha generado esta situación, la pérdida de empleos y la disminución de ingresos, ya que se calcula que 12.6 millones de personas sufrieron un ajuste en sus ingresos desde que empezó la pandemia.
Viendo estos números se puede llegar a la conclusión de que, evidentemente, las elecciones no cerrarán la crisis.
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