La burocracia de Comercio y las patronales acuerdan un bono “normalizador”

Escribe Violeta Belén

Tiempo de lectura: 3 minutos

La Federación de Comercio (Faecys) acordó con la Asociación de Supermercados Unidos (ASU) el pago de un bono de $5.000 para supermercados mayoristas y minoristas, además del bono de fin de año que los trabajadores de supermercados cobramos desde hace años, por un valor de $8.000 en super y minoristas y de $7.000 en el caso de los mayoristas. Ambos bonos se pagarán en órdenes de compra, es decir que el costo para las patronales será prácticamente nulo, comparado con las ganancias que han obtenido en estos meses. “A cambio” de este acuerdo ruinoso, el gremio garantizará la extensión del horario de atención, que había sido reducido durante la cuarentena.

Este acuerdo, por otra parte, deja afuera a los repositores externos, a los trabajadores de los call center, de agencia y de las pequeñas empresas. También deja por fuera a los trabajadores que están licenciados por ser personal de riesgo o por tener hijos en edad escolar a cargo. Mas grave aún, es que hay muchísimos trabajadores que tuvieron covid 19 y hoy son personas de riesgo, que tampoco lo van a cobrar.

Luego de varias semanas de reclamos de los trabajadores de la mayoría de las grandes cadenas y mayoristas por el pago de un bono por ser trabajadores esenciales, Cavalieri se apresuró a cerrar un acuerdo porque teme el acecho de algunos secretarios generales de seccionales que están aprovechando el descontento de los trabajadores -tomando medidas sin discutirlas con las bases- para disputar su sillón.

Pero lo que más temen las patronales y estas direcciones burocráticas es a que se unifiquen los trabajadores, activistas y delegados de varias cadenas, quienes, por fuera de la regimentación de los Amado, los Muerza, los Ledesma y varios más que ahora se hacen ver, están deliberando y organizándose de manera independiente del sindicato. Es allí donde se cocina la verdadera oposición a las direcciones burocráticas de todos los colores.

Los activistas y trabajadores surgieron y fueron marcando el camino protagonizando las primeras medidas de fuerzas al inicio de la pandemia y luego continuaron por el reclamo de apertura de paritarias, en contraposición con el planteo por rama de algunos de estos sectores.

Este acuerdo, desde ya, para nada resuelve la cuestión más elemental, la del salario igual al costo de la canasta básica familiar, que por lejos ya supera los $90 mil.

El reclamo de un bono por ser “esenciales”, en una situación de contagios y pandemia que sigue, los trabajadores lo vemos como un “paliativo” frente a lo que estamos padeciendo, en un gremio donde tuvimos miles de infectados de covid19, trabajadores fallecidos, compañeros con secuelas luego de haber contraído el covid, horas extras obligadas para cubrir turnos, rotación de horarios y de tiendas según las necesidades de las patronales.

Llevamos adelante una tarea agobiante y de gran exposición. Tuvimos que salir a reclamar elementos de protección y condiciones necesarias mínimas para el cuidado de nuestra salud y la de los clientes desde el inicio.

Reforma laboral y achatamiento salarial

La intención de llevar adelante la reforma laboral está a la orden del día con estos acuerdos a espaldas de los trabajadores.

Con una paritaria que ha cerrado también en bonos, no representa más que el 6% anualizado y no remunerativo.

Los mercantiles tomamos este acuerdo como algo arrancado por nuestra lucha, pero mitiga la bronca y el descontento. Sabemos que la intención es silenciarnos y conformarnos, pero, todo lo contrario, nos hemos fortalecido y seguiremos deliberando y organizándonos por la defensa del salario y de los derechos adquiridos y contra todo atropello de las patronales. Hablamos de luchar para tirar abajo la polifuncionalidad, la tercerización y precarización laboral, de luchar por el 82% móvil y contra la reforma jubilatoria.

Se ha abierto un canal de deliberación y debemos reforzarlo con mayor organización; coordinar las acciones con otros trabajadores para poder hacerle frente a esta crisis humanitaria y al ajuste que preparan el gobierno y el FMI.

La clase obrera en su conjunto debe salir a defender y luchar por un programa de todos los trabajadores.

Por un salario igual a la canasta familiar indexado por inflación.

Por la reducción de la jornada laboral a 6 horas sin afectar el salario. Por el reparto de las horas de trabajo y mayor incorporación de trabajadores en planta permanente.

Contra la tercerización y precarización laboral.

Por la reducción del horario de atención al cliente para estar menos horas expuestos.

Por el cierre de los domingos. Que sea compensado con un aumento salarial y el pago del sábado inglés.

Protocolo de salud aprobado y controlado por los trabajadores.

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