Escribe Jorge Altamira
Hacia la 2ª conferencia nacional del Partido Obrero (Tendencia)
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Es, sin duda, muy positivo que el PTS haya hecho público el documento sobre situación política para su próxima conferencia nacional. No solamente por ofrecer la oportunidad de que sus caracterizaciones y conclusiones puedan ser debatidas por otras fuerzas obreras y de izquierda, sino que de hecho las compromete a que lo hagan. Es muy positivo como método de construcción política, porque interactúa con el conjunto de los luchadores y compromete al partido a recoger las críticas, inquietudes e incluso el mayor o menor interés que ha suscitado entre ellos. Hacemos este señalamiento no por diplomacia o en forma gratuita, sino para remarcar la pertinencia de nuestra denuncia al secretismo y clandestinidad que rodeó al reciente pseudo congreso del Partido Obrero oficial.
Es en estos términos que la Tesis define a la situación política actual en Argentina. Se trata de una novedad en las apreciaciones de la izquierda en este momento. No altera, sin embargo, ninguno de los planteamientos que viene realizando el PTS desde hace largo tiempo, de modo que no representa una caracterización política. Incurre en todos los errores que hasta ahora adjudicaba equivocadamente al Partido Obrero, hoy la Tendencia, o sea el objetivismo. Confunde la situación presente con la perspectiva general, que es ciertamente revolucionaria a nivel internacional. En la crisis histórica presente no es posible hablar de situaciones pre-revolucionarias o revolucionarias fuera del marco internacional.
Una situación pre-revolucionaria es un estadio transicional del proceso político - hacia una situación revolucionaria o, en el caso de derrotas populares de magnitud, hacia situaciones no revolucionarias o contrarrevolucionarias. Una situación pre-revolucionaria “incipiente” no constituye ninguna caracterización; simplemente siembra confusión política. El texto aporta a este planteo los siguientes datos: crisis económica y social de magnitud; la burguesía no considera al gobierno actual como propio; polarización de las clases medias; pasividad de las masas, en especial de la clase obrera de la industria, aunque sujeta a cambios bruscos. Es evidente que esto no configura una situación pre-revolucionaria, ni que el desacierto pueda ser corregido por la palabra incipiente.
Es puro objetivismo; incluso es ambiguo en lo que se refiere a la crisis política, puesto que la historia está llena de gobiernos estables que la burguesía ‘no considera propios’, como lo advirtió Marx con Luis Bonaparte. Lo que define a una situación pre-revolucionaria es, en un cuadro de crisis social y política, la irrupción de los explotados. La Tesis destaca en forma reiterada la ocupación de terrenos en Guernica, pero no dice si la caracteriza como un punto de inflexión en la lucha de las masas. Lejos de esto insiste en la pasividad de la clase obrera; en “las ilusiones” en el gobierno; en el caudal electoral del kirchnerismo, en el apoyo al gobierno de parte de organizaciones de derechos humanos; la comunidad científica; los “sectores progresistas”. Cuando destaca a las movilizaciones, se refiere a los ‘banderazos’, para retomar una antigua especulación acerca del ‘peligro de la derecha’. El “cambio brusco en el ánimo de las masas”, el texto lo confina a Chile y Bolivia. Tampoco es claro con esos dos países, pues encapsula la aspiración de las masas chilenas al propósito de acabar con la Constitución pinochetista, o sea a proceder a una reforma de la Constitución. Hemos señalado, por nuestra parte, en forma reiterada, que en períodos de crisis histórica como los que atraviesa el mundo, el conjunto de la situación política se torna volátil, y del mismo modo el ánimo de las masas. Pero esto en la situación actual de Argentina se conjuga en potencial.
La Tesis desarrolla los “tres momentos” que ha atravesado el gobierno de los Fernández en 2020, pero no menciona la caracterización que el PTS compartió con el PO oficial acerca de que la cuarentena instauraba un estado de excepción en Argentina, e incluso una militarización, que adjudicó a la distribución de alimentos por parte del ejército. Advertimos el error en ese momento y se trabó una discusión en los periódicos de unos y otros. En lugar de proceder a una rectificación de sus posiciones, la Tesis del PTS la ignora. La Tendencia advirtió el error en tiempo real, señalando, precisamente, que las condiciones sociales y políticas de conjunto tornaban inviable un gobierno de estado de sitio. Nuestra comprensión temprana de la situación política de Argentina no nos ha llevado, sin embargo, a caracterizar a la situación como pre-revolucionaria, sea cual fuere el aditamento que se le ponga. Para que una situación se transforme en pre-revolucionaria es necesario que la resistencia de las masas y sus luchas parciales se conviertan en el punto de partida de una nueva etapa. La situación pre-revolucionaria incipiente que descubre el PTS representa un volantazo respecto al estado de excepción que apuntó a principios de la pandemia
Cuando en 2018, ante el golpe brutal que el derrumbe económico asestó al gobierno, propusimos que el PO y el conjunto del FIT impulsaran una campaña para echar a Macri en función de una Constituyente soberana, la situación política tampoco era pre-revolucionaria. Ocurre que la vanguardia socialista de la clase obrera no hace seguidismo de la situación política, ni de cualquier otra situación, para el caso; también puede contribuir y contribuye a crearla...o a bloquearla. La ausencia de esta comprensión es el error fatal de la caracterización que ofrece la Tesis. La Tesis postula lo siguiente: “Si los aspectos pre revolucionarios de la situación se desarrollan, lo que hagamos los revolucionarios puede transformarse en central para la evolución de los acontecimientos”. Es al revés: si los revolucionarios desarrollan una política revolucionaria, o sea que impulse la lucha de clases en torno a reivindicaciones sociales y políticas, pueden contribuir, con un peso que determinarán las condiciones concretas, a crear situaciones pre o revolucionarias. La agitación política no va a la rastra de la situación sino que puede y debe convertirse en un poderoso factor de transformación. En el período de derrumbe del macrismo, la preocupación absorbente del FIT eran las elecciones presidenciales y una campaña contra la alternativa del kirchnerismo, incluso antes de que ésta se pusiera de manifiesto con el acuerdo tripartito CFK-AF-SM.
La cuestión central es, entonces, cuál ha sido la política del PTS y del FIT para impulsar que la situación política se transforme en pre-revolucionaria. ¡Precisamente lo que el texto no aborda! Detras de la fórmula de la incipiencia pre-revolucionaria se oculta el punto central. Lo que ha dominado, en el FIT, no es la discusión de una política adecuada para este período, que se caracteriza por sobre todo por una tremenda debacle de las condiciones de vida de las masas y, del otro lado, por la crisis de la transición política por arriba; no ha sido la discusión y puesta en práctica de una política que apunte a desarrollar una situación pre-revolucionaria. En ninguna parte de la Tesis se indica qué elementos, en la situación actual, han sido un fruto o manifestación de la incidencia de una política revolucionaria. Es lo que sí hace, en cambio, la colección de artículos que se encuentran en el libro El Ascenso de la Izquierda, y lo que en forma reiterada la Tendencia expone en sus documentos, acerca del desarrollo de una vanguardia de trabajadores ligada a la lucha histórica del PO y también de otros partidos de izquierda. La Tesis ni siquiera aborda la evolución política en esta vanguardia en el último tiempo – si se ha extendido la influencia de la izquierda sobre ella, o si por el contrario se encuentra paralizada, políticamente, y cómo acoge el derrumbe de las condiciones de ingreso y de trabajo de la clase obrera bajo el gobierno kirchnerista.
Lo que ha dominado en el FIT no ha sido esa discusión política sino, de un parte, la pelea faccional, con la vista puesta (de nuevo) en las candidaturas para las elecciones de 2021. Esta deformación ha profundizado la tendencia al auto-bombo. Del otro lado, una política parlamentaria democratizante: complicidad (ocultamiento) con los quorums parlamentarios en Chaco, para el presupuesto y la venta de terrenos; en el Congreso nacional, los votos a la emergencia parlamentaria, el quórum para reformas previsionales especiales; en la legislatura porteña, el voto sobre antisemitismo-sionismo; el paquete inmobiliario en Boedo. Miryam Bregman denunció este paquete, antes de votarlo. Mientras la Tesis, como veremos luego, insiste en señalar la instauración de “un régimen FMI”, en Argentina, un dirigente del PTS señaló, en ocasión del cambio del régimen de jubilación de los jueces que reclama el Fondo, que entre éste y la casta judicial, había que golpear a la casta judicial. El paquete inmobiliario de Boedo, ¿es un voto “para acompañar el desarrollo de los elementos de una situación pre-revolucionaria”?
Para dejar bien clara esta parte de nuestro análisis en relación a la caracterización de la situación nacional que ofrece la Tesis: la cuestión no es cómo se forma y desarrolla una situación pre-revolucionaria a partir de pronósticos puramente objetivos, algo metodológicamente inconducente e inviable, sino cómo esa situación se forma y desarrolla bajo la acción de una política revolucionaria, en un cuadro de catástrofe social, impasse política, y crisis y rebeliones populares internacionales.
Una peculiaridad de las grandes crisis de Argentina, en relación a otros países de la periferia, es su carácter extremadamente capitalista. Esto desde la crisis de 1890. De un lado revela el gran alcance de la integración de la economía argentina a la internacional; del otro, la debilidad de esa misma estructura capitalista, que carece de los recursos contrarrestantes de los estados maduros. Es lo que mostró con toda claridad la crisis presente cuando, en 2018, una fuerte corriente de financiamiento internacional se revirtió por razones internacionales, de un lado, y por una resistencia obrera incompatible con la continuidad de ese proceso especulativo. La afluencia de capital financiero fue apoyada por un concierto de todas las grandes potencias internacionales, cuya burguesía y servicios de inteligencia conocen al dedillo las ‘restricciones’ de Argentina; por eso hay que caracterizar a esta crisis como internacional. Las compañías privadas instaladas en el país aumentaron su deuda externa en u$s25 mil millones en dos años, luego de una lucha a brazo partido para terminar con los ‘cepos’ establecidos por el gobierno kirchnerista (2003/11).
La Tesis que estamos examinando caracteriza a la crisis de un modo completamente diferente, a saber, que es un resultado de la llamada “restricción externa” o la llamada “falta de dólares”, copiando sin rodeos las categorías del kirchnerismo y una parte de la burguesía argentina. Lo mismo hace el aparato del PO en su reciente pre-congreso. Estamos ante una identidad sociológica y de método excepcional entre el PTS y la organización oficial. Esta caracterización se plasma en el programa de uno y otro, que se esmera en ofrecer, no una perspectiva socialista, sino una salida a esas “restricciones”.
La teoría de la “restricción externa” no es más que la justificación que ha encontrado el desarrollismo para el fracaso de sus planteos capitalistas. Cada vez que se ha enfrentado a esa “restricción externa” ha reaccionado de un modo típicamente capitalista: atacando la ‘restricción interna’, o sea los salarios, las jubilaciones y las condiciones de trabajo de la clase obrera. En síntesis, buscando re-crear las condiciones de lucro para la inversión capitalista. Es que esa famosa ‘restricción’ es la misma que enfrenta un capital ante una crisis de mercado: la deuda. Argentina ha acumulado una “restricción externa” de más de u$s400 mil millones, pero ninguna salida capitalista adquiere consistencia, en las condiciones actuales, sin mayor financiación y mayor endeudamiento internacional.
En los períodos en que el capital logró descargar la crisis sobre los trabajadores, la “restricción externa” desapareció como por encanto, mediante un nuevo flujo de crédito o financiamiento internacional. Siempre y cuando, claro, no coincidiera con una gran crisis a nivel internacional – como en 1997/2000; 2007/8/10; 2018. Si cada etapa en este desarrollo ha sido más violenta que en el precedente, ello obedece a que el capital financiero internacional no es el de antes – ahora dominan fondos internacionales que cuentan con una enorme movilidad, y carecen de regulaciones estatales y de compromisos con los depositantes, como ocurre, en cambio, con la banca tradicional.
Argentina ha ocupado un lugar fabuloso en la acumulación de beneficios del capital financiero internacional, algo imposible para un país acosado por la ‘restricción externa”. El ‘premio’ por ese ‘privilegio’ son, como contrapartida, los default en serie, incluido el default del capital internacional – en 1890 llevó a la quiebra a Baring Bros.; en 2002 forzó la salida de numerosos inversores extranjeros; y en la crisis reciente provocó pérdidas por u$s60-80 mil millones a fondos como Pimco y Templeton, entre otros. En fin, en una “situación incipientemente revolucionaria”, la Tesis orienta a la izquierda a una lucha política que ponga fin a la “restricción externa”, no a la dominación capitalista, de Argentina. Esta conclusión pone un interrogante crucial acerca de qué entiende el PTS por situación pre-revolucionaria – incipiente o no.
Es relevante en este punto la ausencia de la tesis fundamental de Trotsky acerca de América Latina, para quien la “restricción externa” era el imperialismo yanqui y la salida histórica a ella, la Unión Socialista de América Latina. Lo que Trotsky advertía era que en las condiciones concretas del imperialismo, el desarrollo de las fuerzas productivas en América Latina chocaría, no con “una falta de dólares”, sino con el capital financiero internacional y el imperialismo norteamericano. La Tesis retrocede políticamente ochenta años. La Tesis adopta otra tesis de cuño desarrollista: la distinción entre burguesía mercadoexternista y la mercadointernista. Pues bien, con gran parte de esta última en el gobierno, los salarios, las jubilaciones y los ingresos del trabajo cayeron un 30% - ¿qué queda del mercado interno? El defecto de la Tesis es que reposa en gran parte en determinar lo que la burguesía ‘quiere’ o ‘no quiere’, cuando es la crisis capitalista la que determina lo que tendrá que querer o dejar de querer.
Hay otro aspecto de lo que la Tesis llama crisis “estructural” de Argentina, que sería el estar sometida al “régimen FMI”. Pero este régimen es una de las formas de la dominación capitalista, no existe con independencia de ella. Es el capitalismo el que llevó a Argentina al FMI, no el FMI el que trajo el capitalismo a Argentina. Hay algo más: este régimen FMI, que es internacional, se encuentra en un impasse, pues en lugar de reclamar el fin de los ‘excesos’ de la acumulación capitalista, o sea ajustes de capital y ‘desendeudamiento’ relativo, ahora presiona por el aumento de la deuda pública y privada en todo el mundo, incluso, en palabras de Kristalina Georgieva, la directora gerente, si es para salvar a empresas inviables (‘zombies’). La Tesis se confunde con la plasticidad de la acumulación de capital, y hace del ‘régimen FMI’ un factor histórico autónomo. Así como el centro-izquierdismo acuñó la expresión ‘neoliberalismo’ para inducir a las masas a luchar contra un molino de viento que no es el capitalismo, el texto que analizamos hace lo mismo con la “restricción externa”, el “mercado interno” y “el régimen del FMI”.
En la época de decadencia del capitalismo, ni qué decir en situaciones pre-revolucionarias incipientes, la izquierda debe impulsar la lucha por el gobierno de trabajadores por medio de un programa de reivindicaciones transitorias. Se trata de demandas extra-parlamentarias, o sea para impulsar la acción directa, como manifestaciones, huelgas, ocupaciones de lugares de trabajo, desarrollo de organizaciones de masas, acciones de doble poder. Este programa es diferente del de un gobierno obrero establecido, que por un lado supone el establecimiento de una dominación de clase y, del otro, se encuentra condicionado a las resistencias de las clases derrocadas y al estado de la lucha de clases internacional.
La Tesis no desarrolla un programa de transición; por el contrario, se titula, sin margen para la confusión: “Un programa para terminar con el ‘régimen del FMI’”, o sea un programa en los marcos capitalistas. Agrega: “Sin terminan con el “régimen del FMI, continuarán la decadencia nacional (...)”. Mezcla reivindicaciones del momento con medidas de un gobierno ya consagrado; por ejemplo plantea diversas nacionalizaciones que no están vinculadas a luchas concretas sino que son de orden general. No diferencia, en este punto, nacionalizaciones socialistas – sin indemnización y con control obrero – de las burguesas. Esta confusión estratégica lo coloca, junto a la abolición del régimen del FMI y las restricciones externas, en un campo nacionalista burgués. Aunque viene de promocionar una reciente conferencia latinoamericana no desarrolla la lucha por los Estados Unidos Socialistas de América Latina. Por sobre todo, no liga las reivindicaciones a los métodos de acción, de modo que no presenta la perspectiva de la huelga general, los comités de acción, congresos de bases, piquetes obreros, luchas fabriles en conexión las barriales y las de la juventud y la mujer, la adopción del programa de la mujer en las reivindicaciones obreras. En la crisis del Partido Obrero, quienes estamos en la Tendencia, desarrollamos un documento sobre la huelga general conectado a la crítica histórica de los ‘paros’ y los ‘paros activos’. Un artículo que desarrollaba el tema de la huelga general fue censurado por el aparato partidario en febrero de 2018 – cuando Moyano convocó a una concentración en la Nueve de Julio.
Un punto de la Tesis, que expone en forma grosera los límites insuperables de este planteo programático, dice lo siguiente: “Expropiación de los 4000 principales terratenientes para que los ingresos por exportaciones vaya a satisfacer las necesidades populares”. La expropiación del gran capital agrario no es presentada como punto de partida de la reorganización socialista de la sociedad, sino como un medio eficaz de control del ingreso de divisas. El PO oficial plantea algo similar con las retenciones a las exportaciones. Vender una posición socialista histórica (la expropiación de los expropiadores) en un paquete de fiscalización comercial para “las necesidades populares” (expresión válida para un volante pero no para un documento político que se pone a votación) constituye un contrabando ideológico para la clase media nacionalista. Con estos planteos, el penúltimo párrafo del texto, acerca del socialismo y el gobierno de trabajadores, es una pretensión de vestir a la mona de seda.
El programa convierte en estratégica la reivindicación de la Asamblea Constitynente, o sea que no está sujeta a condiciones políticas específicas, ni tiene carácter de agitación, sino de propaganda (permanente). ‘Chileniza’ la consigna al convertirla en instrumento para “terminar con la herencia de la dictadura” y hasta con el “pacto de Olivos”. Esta deformación de la reivindicación de la Constituyente es un andarivel hacia la nada…, o sea hacia un estado burgués. La pasión del texto por esta consigna contrasta con la oposición del PTS a plantear la Constituyente Soberana, en 2018/9, para echar a Macri.
Los términos burdos de este programa (hay más para citar) son muy didácticos, sin embargo. De un lado, deja en claro que “el acompañamiento” a la situación pre-revolucionaria incipiente carece de un sujeto político proletario y socialista. Del otro, que la caracterización de la situación es puro objetivismo - todo miseria, ajuste, malestar, nada de perspectiva política para que las masas armen su intervención contra el estado y el capital en forma crecientemente clara. Del otro lado, muestra que la caracterización de la situación ‘incipiente’ la realiza un factor subjetivo, el PTS, que es incapaz de contribuir a crearla y desarrollarla, porque añade nacionalismo y democratismo a una masa inundada de infiltración ideológica nacionalista y pseudo democrática.
No se puede cerrar esta crítica sin citar la última frase del texto, que dice que “Aunque todavía predomine el apoyo al ‘mal menor’ (¿dónde está la situación pre-revolucionaria?), tenemos que “explicar pacientemente” este programa y perspectiva (una tarea de propaganda) para cuando puedan transformarse en fuerza material”. El afán de copiar a Lenin, que aconsejaba explicar con paciencia a un proletariado armado, al que sólo separaba del poder una conciencia más clara de la situación, está fuera de lugar, porque de lo que se trata hoy y aquí es de impulsar una lucha independiente por reivindicaciones transitorias tanto sociales como políticas, por medio de la propaganda, la agitación y la organización. La pura ‘explicación’ es una táctica electoral.
El texto alude al pasar a la construcción de un “gran partido revolucionario”, pero no abre ninguna ruta que lleve a consumar ese propósito, o sea a un debate de programa, estrategia y método de organización. En las circunstancias presentes, es una propuesta electoral que no parece contar con acuerdo en el FIT.