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La Fraternidad comenzó un paro por 24 horas en reclamo de una deuda que el Estado mantiene con la obra social ferroviaria (Osfe), pero apenas transcurridas algunas horas de la mañana del martes, el sindicato acató la conciliación dictada por el Ministerio de Trabajo.
El gremio ferroviario se encuentra reclamando una deuda de alrededor de 140 millones de pesos. Es por el sistema único de reintegros , es decir, dinero que ya se desembolsó para atender la salud de los afiliados y sus familias. “Antes de la pandemia el pago era de aproximadamente $14.000.000, pero luego solo se reconocieron aproximadamente $ 3.000.000. Es decir, redujeron a un 20%", señala una parte del comunicado que emitió el gremio. Desde el gobierno, sin embargo, sostienen que esa deuda es de sólo $86 millones, pero pretenden reconocerla… a valores del año 2017. Según Maturano, dirigente de La Fraternidad, a obra social del gremio se encuentra al borde de la quiebra.
«Muchas de esas obras sociales subsidiadas se habían declarado en convocatoria de acreedores. Y también hay compañías privadas y sellos de goma de empresarios que son beneficiadas con importantes sumas de dinero, al igual que las prepagas», subrayó (lineasindical.com.ar, 22/12). Una de las demandas de los gremios es compartir con el Estado los gastos que implica la cobertura por discapacidad, que son indispensables para asegurar tratamientos, transporte y educación adecuados. Según la directiva, esas erogaciones, sumadas a los medicamentos para enfermedades complejas, como la fibrosis quística recientemente incorporada al PMO, y al “gasto covid”, han puesto al sistema al borde del colapso (ídem). Una parte de la burocracia, además, recela del acercamiento del gobierno a los Moyano, en vísperas del recambio de autoridades de la CGT previsto para 2021.
La huelga nacional que se había declarado para hoy fue la consecuencia del fracaso de una serie de reuniones con la Superintendencia de Servicios de Salud que tuvieron lugar la semana pasada, en la que no arribaron a ningún acuerdo. Una vez conocida decisión del sindicato, el gobierno dispuso micros en las principales estaciones para paliar el impacto de la medida de fuerza, que de todos modos se hizo sentir en las primeras horas de la mañana. Alrededor de las 9, una vez que el gobierno dictó la conciliación obligatoria, más allá de que el ´fraternal´ Omar Maturano había declarado que no iban a “levantar el paro”, el gremio terminó acatando y el servicio empezó a reestablecerse en las horas del mediodía. Se abren ahora quince días de negociaciones.
La temperatura en el ferrocarril está en ascenso. Este conflicto con el gremio de los conductores de trenes se mezcla con el malestar que generó entre los ferroviarios la firma del 7% de aumento -rápidamente devorado por la inflación- de la burocracia sindical con el gobierno, sin ningún tipo de consulta a los afiliados. El descontento se manifestó en concentraciones en la sede central de la Unión Ferroviaria, luego en un acto en Castelar con más de 200 compañeros del Sarmiento, San Martín, Roca y Mitre, entre otras líneas, y el 20 de noviembre en una caravana al Ministerio de Transporte -convocada desde el Cuerpo de Delegados de la Seccional Oeste de la UF- en la que participaron unos 400 compañeros y compañeras.
Es necesario asociar el reintegro del dinero de la obra social con la defensa del salario. Las asambleas en cada línea deberían dar lugar a mandatos y plenarios de delegados que se pronuncien por un programa que parta de la defensa de la obra social y la apertura de las cuentas de la OSFE para que estén sometidas a la fiscalización de los trabajadores, junto con la reapertura de la paritaria y el reclamo un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar.