El saqueo del aguinaldo

Escribe Pablo Busch

Tiempo de lectura: 4 minutos

En el cierre del año 2020, a través de distintos mecanismos justificados por la excepcionalidad de la pandemia, los trabajadores fueron privados por el Estado y por los capitalistas del cobro total o parcial de la segunda cuota del Salario Anual Complementario (SAC) o medio aguinaldo que se percibe en diciembre. Desde hace muchos años que "el alto costo laboral" es un reclamo de la clase capitalista. Entre los puntos principales que se reclaman está la eliminación de las indemnizaciones y del aguinaldo. A fines de 2017, Macri había sellado un acuerdo con la CGT para llevar al Congreso la ´reforma laboral´, algo que fue abortado por las jornadas del 14 y 18 de diciembre contra la aprobación de la reforma previsional.

La paritaria asintomática

Un conjunto importante de sindicatos, entre ellos los de mayor cantidad de afiliados (estatales, comercio) acordó paritarias que se componen de ´sumas no remunerativas´, que mantuvieron en la práctica los básicos de 2019, por lo que las patronales abonaron el aguinaldo sin actualización (con una inflación anual que rondará el 35%). Lo mismo vale para el aguinaldo de los jubilados, cuya movilidaD fue suspendida.

Estos nuevos mecanismos de confiscación se suman a otros que vienen de larga data; entre los estatales y docentes, la composición del salario es, en buena parte, ´no remunerativA´, por lo que en proporción los trabajadores perciben un porcentaje bastante menos que el 50% del mejor salario bruto. Los estatales de varias provincias, con Chubut a la cabeza, enfrentan el intento de los gobernadores de pagar el aguinaldo en cuotas, algo que en el SAC de mitad de año alcanzó a casi la mitad de las provincias. Cómo se ve, son los Estados en todos sus niveles los principales negreros, con el perjuicio correspondiente sobre el aguinaldo de los estatales.

Suspendidos y de riesgo

Los suspendidos bajo el acuerdo entre la CGT, la UIA y el Gobierno, percibieron un 75% del salario durante los meses de suspensión. Pero como el aguinaldo se abona sobre los meses trabajados, quienes siguieron suspendidos todo el semestre no percibieron nada del aguinaldo. Quienes trabajaron parte del semestre, percibieron el proporcional acorde a lo trabajado.

Un caso especial son los trabajadores que pertenecen a los grupos de riesgo, y que fueron licenciados por el decreto de la cuarentena de marzo: si bien venían percibiendo el 100% del salario (en los casos donde no se les truchó el encuadramiento como suspendidos al 75%), a partir de octubre, Alberto Fernández decretó que el salario se les pagara como suma no remunerativa. En este caso, el aguinaldo que percibieron fue solo sobre los meses cobrados como remunerativos (julio, agosto, setiembre), por lo que los trabajadores de riesgo percibieron sólo un 50% de la segunda cuota del aguinaldo.

Ganancias

Para el sector de trabajadores cuyo salario supere apenas la canasta de pobreza ($51.755 en noviembre de 2020), el mecanismo de confiscación del aguinaldo fue el ´impuesto a las ganancias´. Entre los convenios mejor pagados (Petroleros, Pesca, Somu, etc), los trabajadores llegaron a pagar 70 mil pesos del Impuesto, cuyas escalas fueron sub-actualizadas en el 2018, 2019 y 2020.

"Por tercer año consecutivo, el mínimo no imponible (MNI) que determina a partir de qué nivel salarial se descuenta Ganancias, se ajustó menos que la inflación: en 2019 un 28,29% y la inflación de 2018 fue del 47,6%.En 2020, el MNI subió un 44,27%, por debajo del 53,8% de inflación de 2019. Y en 2021, el MNI se ajustará el 35,37% y la inflación 2020 rondaría el 37%. Los números oficiales marcan que, en julio de este año, a 2.259.869 trabajadores en relación de dependencia, jubilados y pensionados les retuvieron de sus sueldos y haberes el impuesto a las Ganancias. Son 1.065.720 más que los 1.194.149 que pagaron en julio de 2015" (Clarín, 16/12). Este incremento fenomenal de trabajadores alcanzados por el impuesto se da en un marco general de pérdida del poder adquisitivo respecto de 2015, según los números oficiales, de un 15,1% para los trabajadores privados y un 23,2% para los trabajadores estatales.

La CGT

Ni la confiscación al aguinaldo ni el ´impuesto a las ganancias´ estuvieron presentes en la agenda de reclamos que llevaron los dirigentes de la CGT al almuerzo de fin de año que tuvieron con Alberto Fernández. "Se habló de los fondos de las obras sociales y la deuda que mantiene el Estado", confiaron testigos del encuentro. El Presidente, además, analizó la puesta en marcha del demorado Consejo Económico y Social que, después de múltiples anuncios, se pondría en marcha por decreto en los próximos días. Y pese a que fue un pedido específico que le había hecho Moyano hace unos días, no hubo menciones para eximir el pago del impuesto a las ganancias para el aguinaldo" (La Nación, 18/12).

El rescate multimillonario de las Obras Sociales (compensando los ATPs y las suspensiones al 75%) llevado adelante por el Gobierno no alcanza para explicar el abismo que separa al peronismo que dirige los sindicatos de las necesidades de los trabajadores. En el caso de Ganancias, fueron los propios gobernadores quienes salvaron la continuidad del impuesto a las ganancias (el proyecto de Macri contemplaba su desaparición a cierto plazo). Como parte de la alianza oficial y del potencial Consejo Económico y Social, la CGT es una defensora irrestricta de esta confiscación. .

Qué hacer

Sumados todos los mecanismos, el décimo tercer sueldo conquistado por la clase obrera a mediados de siglo ha pasado, en este 2020 y bajo el gobierno peronista de Alberto Fernández, parcial o totalmente a manos de los capitalistas y del Estado. La defensa del aguinaldo integral, sin cuotas ni confiscación de ningún tipo, debe ser tomada por la vanguardia como parte de una política propia de la clase obrera; unido al reclamo de un aumento salarial de emergencia, al 82% móvil a los jubilados contra la nueva reforma previsional, por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario.

Que entrado el siglo XXI el capital tenga que atacar para sostenerse viejas conquistas de la clase trabajadora como el aguinaldo, es una buena demostración de su declinación. La lucha por la defensa del aguinaldo debe ligarse indisolublemente a la necesidad de una reorganización social bajo un gobierno de trabajadores que garantice las condiciones necesarias para afrontar la crisis humanitaria en curso.

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