Escribe Jacyn
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Nuestro balance sobre la movilización del 24 de Marzo y la izquierda ha sido respondido en Prensa Obrera no solamente con una sarta de descalificaciones, sino sobre todo, para desgracia o felicidad de su autor, con un conjunto de planteos reñidos por completo con la política marxista.
Rodeado de una catarata de insultos contra Jorge Altamira -fundador y principal dirigente del Partido Obrero de toda la vida-, el desconocido articulista asegura que “la formación de la Juventud del Polo Obrero fue una decisión correctísima”, porque “las pibas y los pibes” (sic) “en general no quieren estar en asambleas dirigidas por adultos” (sic) , y que “pelear, movilizarse y ocupar ministerios” hace crecer “exponencialmente” “la posibilidad de que puedan interesarse por las ideas del socialismo”. El libelo retoma las consignas ‘juveniles’ que el PTS empezó a difundir a partir de 2013 y es un intento de respuesta a nuestra caracterización de que la movilización del Polo el 24 de Marzo fue seguida por el planteo de un acto electoral del 1 de mayo y “colocar al FITU como tercera fuerza electoral” en los próximos comicios legislativos.
La respuesta de marras es, por supuesto, un fraude. Un aparato que expulsa a la mitad de los militantes de un partido por disentir con la orientación democratizante de su núcleo dirigente y clausura los debates apelando a la violencia política, no puede inspirar a nadie a luchar por el socialismo. Esa expulsión violenta los estatutos del partido, que tiene inscripto el derecho de tendencia, pero se impone merced al monopolio legal que acaparó un aparato fuera de las instancias estatutarias del PO; esto se ve en las intervenciones judiciales a diversas provincias, en base al ordenamiento legal del estado capitalistas. Tampoco puede inspirar una conciencia socialista un aparato que ha dado quórum en la legislatura de Chaco para la aprobación del Presupuesto, primero, y luego la venta de tierras públicas, a pedido de su gobierno; que ha votado leyes sionistas en CABA y luego fue a disculparse, con enorme demora, ante la Autoridad Palestina, cómplice conocida del sionismo y el Mossad; o que ha acompañado negociados inmobiliarios en la Ciudad de Buenos Aires en nombre de “la pasión futbolera”. Que la ocupación de un ministerio “aumente exponencialmente (sic) las posiblidades” de interesar a sus protagonistas en las ideas socialistas es, de todos modos, un embuste. Los piqueteros de Libres del Sur, que participaron de la misma acción, no animan vocación por la dictadura del proletariado, ni tampoco Grabois cuando ocupa el campo de un terrateniente, para enojar a la Corpo.
El vómito periodístico al que hacemos referencia tiene, sin embargo, su importancia, porque el articulista le asigna al incidente un carácter estratégico – es decir que la incursión al ministerio responde a un método. En este caso, la conciencia socialista se desarrollaría por la vía del ingreso de un grupo reducido de personas en un organismo del Estado, en especial si luego es magnificado, por intereses propios, por Clarín. Quienes profesaban esta doctrina, en los 70 del siglo pasado, la esgrimían como ´propaganda por medio de la acción´, aunque se hizo más conocida como petardismo. La ocupación del ministerio tampoco fue tal – fue una incursión de manifestantes que nunca se propusieron ocupar nada. La lucha contra los desalojos y por la conectividad sólo alcanza ese carácter cuando es de masas.
El fraude asombra por sus dimensiones una vez que se indaga en el orígen de esta ´acción´. En el plenario de Parque Lezama, realizado en febrero pasado, la UJS “oficial” propuso “una campaña por la vuelta a clases”, que incluía la precisamente la movilización realizada la semana pasada. El apoyo a la presencialidad y la apertura de escuelas fue ratificada luego en el “plenario nacional de la UJS y la Juventud del Polo Obrero”, hace quince días. Allí se aprobó, nada menos, que reclamar “presupuesto para una reapertura en condiciones”. Estamos ante una entrega de docentes y alumnos a los contagios y al peligro de muerte, en especial ahora con la falaz ´segunda ola´. La solicitud de un refuerzo presupuestario con este objetivo implica subsidios a la educación privada y clerical, que maneja, en CABA por ejemplo, el 58% del mercado educativo; la enseñanza clerical en el conurbano es asimismo muy importante. Podríamos reunir una infinidad de citas en cuanto al apoyo del aparato a la apertura escolar, que no es sino lo que reclaman la UIA y el Episcopado. El difamador disimula con un cinismo digno de peores causas que la UJS “oficial” fue al ministerio en función de una resolución de apoyo a la presencialidad patronal - ¿o es una presencialidad socialista? En el vómito que nos dedican, no hay una sola palabra en referencia a esta política votada en una asamblea – el aparato se mofa incluso de aquellas que él mismo convoca. Entre insultos y falacias, la orientación presencialista es deliberadamente ocultada. Contrariando lo votado en Parque Lezama, ahora hablan de “becas, wifi y dispositivos técnicos para poder seguir el proceso pedagógico de modo virtual”, a secas.
“Los medios burgueses, más astutos que Altamira, empezaron a indagar quiénes son estos jóvenes y qué los moviliza, temerosos de que en una crisis social explosiva puedan jugar un papel protagónico”, asegura Prensa Obrera. Los medios burgueses, sí, pero no el aparato, que ha lanzado una agenda electoral que no prioriza ese ´rol protagónico´, sino que busca incidir en una nueva disputa de candidaturas. Ha sido nuestra periódico, Política Obrera -que dirige casualmente Altamira- el que ha planteado la perspectiva de una intervención explosiva de masas, hace alrededor de dos meses. Hemos añadido también que ello reclama una política adecuada, que no es por supuesto la presencialidad, ni girar como un trompo en reclamo de la virtualidad.
Para reclutar a la juventud a la causa del socialismo es necesario, no un partido sin adultos ni un aparato con vocación de monolitismo sino un partido que desarrolle a rajatablas la democracia interna, lo que supone el derecho a tendencia, y llevar al activismo las discusiones internas, como parte insustituible de la formación política. El monolitismo no convierte a un partido en una organización de combate sino en una secta. La homogeneización del partido revolucionario se adquiere y profundiza en conexión con la lucha de las masas y la elaboración colectiva de la experiencia de esa lucha.
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