Escribe Emiliano Fabris
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El domingo 2 de mayo, a última hora de la noche, se oficializó la “suspensión de las clases presenciales en todos los servicios educativos del distrito de Bahía Blanca, a partir del día 3 de mayo de 2021 inclusive”. El viernes 30 se conoció que la ciudad había sido categorizada en “alerta epidemiológica” y luego en “fase 2” lo cual habilita el “máximo de restricciones”. La decisión llega cuando solamente quedan tres camas disponibles de terapia intensiva, con cerca de 12 mil contagios ocurridos en abril y un aumento del 215% de fallecimientos en las últimas dos semanas – 63 personas sobre un total de 455 desde el inicio de la pandemia.
Como sucedió en el AMBA, el gobierno nacional y provincial junto con la burocracia sindical echan por tierra a la “presencialidad segura” bajo presión del dramático colapso sanitario que ellos mismos promovieron. El intendente de Bahía Blanca Héctor Gay (JxC) dijo que “no estoy de acuerdo con la suspensión de la presencialidad, no altera la situación epidemiológica, pero acataremos”. Se trata de un final anticipado por la dinámica de la pandemia pues la presencialidad involucra la circulación de grandes conglomeraciones de personas -entre ellas niños y niñas que se contagian, enferman y pueden morir. Trabajadores de la educación han fallecido en todo el país por COVID en 2021. La “administración” de contagios y muertes que el Estado improvisa ante las consecuencias de esta presencialidad criminal y sus “suspensiones temporales” llegan tarde y son insuficientes. Los colegios privados de la ciudad no demoraron en organizar una pequeña manifestación en contra de la suspensión, lo cual demuestra qué intereses estan detrás del sostenimiento de la “presencialidad segura”.
El rechazo a volver a la presencialidad en pandemia fue un reclamo que se manifestó tempranamente en las asambleas del SUTEBA Bahía Blanca en el mes de febrero y fue ganando adhesión en la medida que se verificaron los limites irresolubles del “protocolo”, los contagios que alcanzaron a prácticamente la totalidad de los establecimientos y un todavía minoritario proceso de vacunación sobre la población. Los partes oficiales de “contagios en las escuelas”, además de incongruentes entre lo comunicado por la Municipalidad y el Consejo Escolar, fueron repudiados por la docencia que estaba presenciando otra realidad, no solo en las escuelas, sino en la situación en su conjunto. Incluyendo la imposibilidad de una adecuada tarea pedagógica con “burbujas”, aislamientos y contagios.
A contramano de toda esta experiencia, la dirección del Suteba Bahía Blanca (Gandolfo, lista granate) caracterizó tempranamente que con el retorno a la presencialidad se abría un proceso de “expectativa y promesa de encuentro” y que el Estado debía “garantizar un retorno seguro a las aulas” que limitó al cumplimiento de los protocolos gubernamentales. Abrazó de esta forma algo que epidemiólogos sentencian como un crimen histórico: que se hayan abierto las escuelas en medio de la pandemia. Rendido ante la evidencia, maniobró primero para decretar un intranscendente “estado de alerta” y luego se pronunció por la suspensión, pero aclarando que debía ser “temporaria y transitoria”. Fue derrotado cuando pretendió sacar un paro aislado en asamblea pero luego militó enormemente para clausurar la huelga argumentando que el paro docente era “minoritario y corporativo”. Las agrupaciones del FITU (Marrón, Tribuna Docente “oficial” y Alternativa Docente) apoyaron todas estas caracterizaciones y las mociones contrarias a impulsar la huelga a la presencialidad.
En este escenario docentes de la ciudad nos autoconvocamos “contra la presencialidad en pandemia” y con el impulso de Tribuna Docente Tendencia. Participan actualmente muchísimos docentes quienes desarrollan sus primeras experiencias de lucha. Venimos realizando reuniones abiertas en donde resolvimos actividades de agitación y propaganda sobre los contagios en las escuelas, petitorios, relevamientos y materiales de divulgación sobre los peligros de la presencialidad, enfrentando al verso de la “escuela segura”. Nos organizamos para ampliar la convocatoria a las asambleas del Sindicato para resolver un plan de acción promoviendo paros con continuidad en oposición al paro aislado que fuera sostenido una y otra vez por Gandolfo y el FITU quienes vieron este empuje por abajo no como un factor para la lucha, sino como una amenaza a sus intereses particulares, actuando con abierta hostilidad hacia los docentes que defendieron la huelga como un mecanismo de resguardo y sobrevivencia.
La lucha por defender la salud y la vida ha rendido sus frutos, pero debe continuar pues aun en la suspensión el gobierno deja abierta la posibilidad a “encuentros presenciales” en las escuelas. Luego, la virtualidad educativa que ya tenía lugar sigue necesitando liberación de conectividad y dispositivos. El invierno y las bajas temperaturas se asoman, lo cual profundiza la necesidad de suspender la presencialidad en pandemia en todos los distritos del país, y en forma permanente hasta que se haya cumplido con la vacunación masiva y hayan bajado los contagios.