Docentes: es tiempo de recuperar los salarios y las condiciones de trabajo

Escribe Julio Gudiño

Tiempo de lectura: 4 minutos

El salario real de los trabajadores argentinos viene en picada desde hace 45 años. Esta tendencia bajista no es lineal, sino que está matizada por un conjunto de factores entre los cuales podemos mencionar los ciclos económicos de auge y crisis que son característicos del modo de producción capitalista. Sin embargo, luego de cada recuperación de la economía los salarios jamás retoman el punto anterior a la crisis precedente (ver www.bcr.com.ar, “La persistente caída del salario real argentino, 1975 a la actualidad”).

Paralelamente a la caída tendencial del salario real en Argentina se produce otro fenómeno intrínsecamente relacionado: el aumento persistente y constante del desempleo. Solo para citar algunas cifras, el desempleo en 1975 abarcaba al 4% de la población económicamente activa y hoy, 45 años después, el desempleo bien medido abarca al 25%.

En el caso del salario real docente a nivel nacional, observamos que el mismo viene cayendo desde 2009 a la fecha. Hasta 2018 el salario real promedio descendió respecto a 2009 12,8% (ver www.argentinosporlaeducacion.org, “Variación real del salario docente”). Si incluimos en el análisis los años 2019-20 la caída se acentúa orillando el 20% de pérdida salarial. Estos datos son un promedio aritmético lo cual implica que en algunas provincias la caída del salario fue aún mayor.

Este proceso económico de demolición del salario docente tiene varias consecuencias sobre la clase trabajadora: por un lado, aumenta el porcentaje de pobres porque el salario está cada vez más lejos de la canasta de pobreza medida por el Indec. De este modo, el trabajador docente se incorpora a la masa de trabajadores ocupados en esta situación; por otro lado, aumenta el desempleo porque el trabajador ocupado que queda por debajo de la pobreza busca otro cargo para superar este umbral (ver www.centrocepa.com.ar, “Paritaria docente 2019: análisis del poder adquisitivo y contraste con la línea de pobreza).

Buenos Aires

La caída del salario docente en Buenos Aires siguió en términos generales el derrotero del salario docente a nivel nacional, pero su tendencia a la baja se agudizó desde 2016.

Las paritarias bajo el gobierno de Vidal cerraron por debajo de la inflación, con la excepción de 2019 donde los trabajadores lograron imponer, con huelgas y movilizaciones, la indexación del salario que, en febrero de 2020, el gobierno de Kicillof incumplió para pagar los intereses de la deuda pública provincial (Fidelity).

En la paritaria 2020, los trabajadores docentes volvimos a perder salario (6%) y, además, perdimos la cláusula gatillo que fue entregada por el FUDB a pedido del gobernador Kicillof y del FMI quiénes rechazaron de plano la indexación del salario en una economía con recesión y alta inflación.

Impulsemos una campaña por la re-apertura de la paritaria bonaerense

Nuevamente, en la paritaria 2021 nuestro salario pierde contra la inflación hundiendo en la pobreza a más trabajadores que, para no caer en la indigencia, buscan otro cargo docente que los coloca un poco por encima de la línea de pobreza y bastante lejos de la canasta familiar que hoy es de 120 mil pesos. Esta dinámica de súper explotación laboral, insistimos, agudiza el desempleo en el gremio que no para de crecer.

Esta paritaria fue firmada y defendida por toda la burocracia del FUDB, a excepción de Udocba que, sin embargo, no hizo nada para organizar la lucha contra ella. Desde estas páginas caracterizamos que esta paritaria fue “una paritaria a medida del FMI” Un análisis de la paritaria docente bonaerense.

El gobierno ofreció 34,7% de aumento nominal para todo el 2021 en 3 cuotas (abril-julio-octubre). Las burocracias celebraron esta oferta porque “rompía” el techo salarial propuesto por el presupuesto 2021 (29%). Lo sorprendente del caso es la celeridad con que entró en crisis la paritaria. En 4 meses todo este circo quedo en ruinas puesto que, según el Indec, la inflación acumulada en el primer cuatrimestre fue de 17,6% lo cual representa la mitad de lo ofrecido para 12 meses. Es más, el acuerdo paritario que festejó Baradel nació con una caída del salario real porque la primera cuota de 14% se cobró en abril cuando la inflación acumulada fue de 17,6%. La segunda cuota de 6,4% se cobra recién en julio. Como podemos observar, el salario docente está siendo triturado por la inflación y la revisión de la paritaria acordada por la burocracia está prevista para cuando “se hayan conocido los indicadores del III trimestre (octubre). A tal fin se realizarán acciones de seguimiento sobre la aplicación del presente acuerdo, pudiendo convocarse a las comisiones técnicas a tales efectos en el caso de que la evolución de los indicadores se aparate de las proyecciones (29% de inflación para todo 2021) que han servido de base para el presente acuerdo” (Expediente paritario provincial Nº2021-3447268). Para noviembre, la mayoría de los docentes estaremos en el fango de la indigencia.

En un cuadro de recesión con alta inflación (cercana al 50%) se impone, objetivamente, lanzar una campaña en toda la provincia por la inmediata re-apertura de la paritaria para recomponer el salario y llevarlo hacia la canasta familiar; por su indexación mensual; impulsar la suspensión de la presencialidad en pandemia en toda la provincia para priorizar la salud y la vida; conectividad a cargo del Estado para estudiantes y docentes, base para la continuidad pedagógica en pandemia; dividir los cursos de más de 15 alumnos para crear más fuentes de trabajo y que, al mismo tiempo, el proceso pedagógico sea de mayor calidad; triplicación de la ayuda alimentaria con variedad-calidad; vacunación masiva para toda la comunidad educativa; obra pública en los colegios.

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