Sobre el colapso hospitalario, una nueva extorsión a residentes del Tornú

Escribe Lucía Guevara

Comunicado de la Asamblea de Residentes y Concurrentes del Hospital Tornú.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Esta semana la Asamblea de Residentes y Concurrentes del Hospital Tornú hizo público un comunicado donde denuncian un chantaje de las autoridades del hospital, que amenazan con suspender sus espacios formativos sino se avienen a incrementar, aún más, sus ya extenuantes jornadas de trabajo. Como afirman en el texto, la extorsión de frenar las llamadas “rotaciones”, que son un mecanismo insustituible para la formación en numerosas prácticas y especialidades, sacó a la luz el colapso de las salas de internación en el contexto de una gravísima agudización de la situación epidemiológica. Una vez más, residentes y concurrentes recurren al método de la asamblea para enfrentar colectivamente esta situación, unificando sus reivindicaciones y reclamando al Estado que asuma la responsabilidad de tomar medidas de fondo para abordar la crisis que atravesamos. Reproducimos el comunicado de la asamblea:

Sobre el colapso hospitalario, una nueva extorsión a residentes del Tornú:

Basta de parches, conculcación de formación y derechos laborales: la pandemia exige la contratación urgente de más personal

Las autoridades del Hospital Tornú hicieron saber a distintos equipos de residencias y concurrencias que, de no incrementar nuestras ya extenuantes jornadas laborales sumando dos nuevas guardias de 24 horas en las salas de internación de personas con Covid, iban a proceder a suspender las rotaciones por diferentes servicios y efectores de salud.

Se trata de una lisa y llana extorsión. Las rotaciones son instancias fundamentales, imprescindibles para poder cumplir con los objetivos formativos de los programas de las diferentes especialidades. Recordemos que las residencias y concurrencias son, por definición, "un sistema de formación profesional de posgrado" (GCABA), por lo que garantizar el cumplimiento de escenarios formativos acordes resulta indispensable para la existencia de las mismas.

Este chantaje no escrito sobre residentes y concurrentes sacó a la luz el colapso que se vive en las salas de internación. Estas salas son sostenidas fundamentalmente por el trabajo a destajo de residentes de Clínica Médica, que desde el inicio de la pandemia llegaron a hacer ocho y hasta once guardias por mes, que en la inmensa mayoría de los casos nunca se les pagaron. Están agotadxs, con vacaciones atrasadas y su formación arrasada.

La pandemia obligó a ampliar las salas de internación y terapias, sostener las Unidades Febriles de Urgencia (UFU), los dispositivos de testeo y seguimiento de contactos (DETECTAR), de personas con cuadros leves y de los eventos adversos atribuibles a la vacunación (ESAVI). Sin embargo, la planta laboral para abordar estas nuevas tareas es la misma que existía previamente y que ya era completamente insuficiente.

El gobierno de CABA y las autoridades hospitalarias apelaron a contratos precarios, mal pagos, para cubrir estas salas, lo que redundó en una rotación permanente del personal y que lxs residentes tuviéramos que hacernos cargo de una responsabilidad que no nos correspondía. Dicen que “no hay medicxs”, pero ocultan que ofrecen salarios que apenas llegan a cubrir la mitad de una canasta familiar.

Esto implicó destruir los recorridos formativos de las residencias y cerrar una gran cantidad de servicios de salud. Cirujanxs o psiquiatras en formación pasan sus horas hisopando e hisopando. El hospital se “covidizó”, pero la población siguió y sigue atravesando múltiples problemáticas más allá del Covid, enfermedades crónicas, violencia de género, infecciones de transmisión sexual, necesidad de consultas de salud mental, por solo mencionar algunas. La atención de estas dimensiones de la salud se ha subalternizado y se somete a la población a una situación de creciente vulnerabilidad, incrementando las barreras de accesibilidad y profundizando la fragmentación del sistema sanitario.

Advertimos que atentar contra la formación de las residencias es negar prestaciones imprescindibles para la población. Ni más ni menos que el derecho a la salud. Es necesario sostener el primer nivel de atención, las actividades de prevención, educación, comunicación y promoción de la salud, así como el funcionamiento de consultorios y servicios que, de verse afectados, sólo colaborarán a colapsar aún más las salas y terapias con situaciones que podrían haberse evitado.

Es por todo esto que reclamamos que se garanticen los derechos de lxs residentes, se reactiven las rotaciones necesarias para nuestra formación, que las tareas sean acordes a los planes de estudios generales y locales, que podamos acceder a las licencias adeudadas y se terminen las jornadas laborales sin límites. Es urgente aumentar las dotaciones, ampliando la planta estable del hospital con la incorporación de más personal, residentes, concurrentes y graduadxs, con cargos que garanticen la continuidad laboral en las diferentes tareas y un salario mínimo que alcance el costo de la canasta familiar.

No hay parche que pueda frenar el colapso sanitario si no se toman estas medidas de emergencia. La Asamblea de Residentes y Concurrentes del hospital se opone a toda clase de chantajes a costa de nuestra formación y derechos laborales, reclama que todas las disposiciones que afectan nuestras condiciones de trabajo se hagan por escrito y sean consensuadas con lxs trabajadorxs. Repudiamos el manoseo y la violencia imperantes. Solicitamos a las autoridades del hospital y de la dirección de capacitación del Ministerio de Salud porteño una reunión para abordar estos planteos.

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