CABA: docentes y familias temen el regreso a la presencialidad escolar

Escriben Flor Palombo y Juan Bardo

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Frente a la inminente finalización de la "fase 1" por 9 días, el gobierno porteño dice estar analizando cifras epidemiológicas para definir medidas a partir del 31 de mayo. Para el ministro de Salud porteño, Quirós, “valdría la pena” adelantar las vacaciones de invierno desde el punto de vista sanitario“. De esta manera, se reconoce absolutamente que la presencialidad escolar constituye un riesgo para docentes, alumnos y familias.

De todas formas, los resultados de las acotadas restricciones aplicadas desde el 21 de mayo sólo podrán ser evaluados adecuadamente diez días más tarde. Larreta y sus ministros carecen de los elementos epidemiológicos y sanitarios necesarios para dicha evaluación. Aunque Cafiero aseveró que “si la Ciudad sigue en alarma epidemiológica, las clases deberían continuar de modo virtual" (La Política Online, 28/5), el discurso oficial iniste en la presencialidad “administrada”. El gobierno porteño, por su parte, se siente amparado por el fallo de la Corte.

Mientras tanto, CTERA, defiende la presencialidad, haciendo caso omiso, incluso, a las demoras en la vacunación de trabajadores, la impracticabilidad de los protocolos y la crisis de infraestructura. Su sindicato de base en CABA, la UTE, obligado por la presión de las y los docentes, mantuvo una convocatoria diaria de “paros por flyer”, sin eje de organización real, y sostuvo una disputa discursiva con el jefe de gobierno porteño.

En estos días de aislamiento, el gobierno porteño no solo canceló todas las modalidades de clases -dictando una virtual prohibición- sino que suspendió la provisión de alimentos a las familias, que estaba prevista para esta semana. Según las propias declaraciones de la ministra Acuña, no están garantizadas las condiciones para la virtualidad, obviando cualquier responsabilidad del propio gobierno. Por su parte, las familias y los estudiantes, en su mayoría, sostienen la necesidad de que las clases se realicen en forma presencial solo cuando termine la pandemia. Según el diario Perfil, el 75% defiende esta posición.

Por el momento, el sindicato Ademys había llamado a concentrar el viernes en Jefatura si en la Ciudad se definía el regreso presencial (resolución de la última asamblea, previo a los anuncios de Fernández y Larreta), pero no hay claridad sobre la organización de dicha medida, y todo indica que no se realizará. Asimismo, en la última asamblea, la resolución votada por mayoría fue realizar un paro el primer día hábil, si Larreta efectivamente retomaba la presencialidad. Sería necesaria la convocatoria de una asamblea por parte del sindicato, para poder deliberar sobre nuevas medidas de fuerza que convoquen a la huelga la semana que viene si el gobierno porteño finalmente decide ese regreso físico a las instituciones educativas.

La docencia porteña viene de protagonizar semanas de paro, actividades callejeras de todo tipo y pronunciamientos por escuelas, y ha sostenido la férrea posición, en su mayoría, de suspender la presencialidad en pandemia. De la mano del desarrollo de asambleas por escuelas, distritales y por sector, debe profundizarse la organización. Desde el colectivo Docentes contra la presencialidad en pandemia se está organizando una afichada con el objetivo de interpelar, en todos los barrios de la Ciudad, al conjunto de la población sobre el problema de la presencialidad en este contexto epidemiológico.

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