El gobierno nacional se burla de los artistas

Escriben Matias Melta y Eugenia Cabral

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El gobierno anunció con bombos y platillos la entrega de la tercera cuota de la llamada “Cultura Solidaria”, un subsidio del Ministerio de Cultura de la Nación que llegó a 50 mil artistas del país por un monto de 15 mil pesos por persona. Entre otros, estuvieron en el acto el ministro de Cultura, Tristán Bauer y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.

La situación de artistas y trabajadores de la cultura durante la pandemia ha sido, y sigue siendo, desesperante.

Solamente un sector minoritario trabaja contratada o empleada en forma permanente, en blanco o en negro, para grandes, medianas o pequeñas empresas de la industria. Otro sector, el de trabajadores de la Cultura contratados por el Estado, vienen siendo golpeados por el avance de su precarización laboral, como ha trascendido a través de las denuncias del Anfiteatro del Parque Centenario y el Teatro San Martín.

Pero luego se encuentra el sector mayoritario, el “independiente”, que desarrolla su actividad en la calle; en reductos para shows, obras de teatro o espectáculos; que coordina talleres o clases, en fin, los trabajadores autogestionados o freelance de todo tipo de disciplinas artísticas.

Este sector vio completamente coartada y detenida sus fuentes de ingreso por las restricciones en la pandemia y fue abandonado por el Estado. Tres pagos de 15 mil pesos en un año y medio de pandemia no puede llamarse de otro modo que una política de la miseria. Mientras aumentan la desocupación y la pobreza, el estado ha reducido la asistencia a los trabajadores en la pandemia a su mínima expresión, una línea de ajuste al servicio de la búsqueda de acuerdo con el FMI.

El reconocimiento de que este llamado ‘subsidio’ no alcanza para nada lo hizo el mismo Kicillof en el acto en Tecnopolis. Después de admitir que “estas becas seguramente no alcanzan para evitar los efectos de la pandemia”, insinuó que “es una ayuda solidaria que incita a la solidaridad”. Si algo se deduce de este galimatías es que el gobernador espera una privatización ‘incitada’ de la ‘solidaridad’, sin que se entienda a qué se refiere. ¿La patria es el otro?

Al rescate de los capitalistas

Quienes han tenido otra suerte y si han sido beneficiados por el estado han sido los grandes capitalistas del arte, los mandamases de las “industrias culturales”, aquellos que súper explotan, precarizan, vulneraron derechos de autor, exprimen el cerebro y el cuerpo de los creadores. La patria tiene una lista como la vacunación VIP.

Las patronales del espectáculo o la cultura han presionado con éxito por la reapertura de los espacios culturales, sin importarles la salud de los trabajadores de la industria (como pasa con las patronales de todas las áreas). El mayor rédito de las transmisiones por streaming se lo llevaron productoras, que muerden la parte del león. Respecto de las condiciones laborales. En los estudios, el ejemplo es el debut de la nueva temporada de Showmatch, el programa de Marcelo Tinelli, con casi 200 personas en el estudio, que terminó con decenas de contagiados de Covid.

Cuando Argentina está entrando en la tercera ola del Covid de manera “inevitable” (según Quirós, jefe sanitario de Larreta), la política de “convivir con el virus” con mayor intimidad, terminará seguramente con nuevos infectados, nuevos cierres y restricciones de espacios culturales.

Acción y programa

Los sindicatos de las diversas disciplinas artísticas, en su gran mayoría cooptados por el kirchnerismo, no han realizado un solo plan de lucha para enfrentar el ajuste en el sector, más allá de que no representan (ni les interesa hacerlo) a la mayoría de los artistas independientes.

Sí han tenido lugar, en los más diversos puntos geográficos del país, autoconvocatorias y coordinadoras de base de artistas y trabajadores de la cultura, para exigir a gobiernos provinciales y municipales soluciones concretas. Proponemos reanudar esas experiencias y en muchos casos reforzarlas.

Por un plan cultural integral por streaming, con todos los gastos y el cachet a cargo del Estado, bajo control de los artistas.

Por un verdadero empadronamiento de artistas y trabajadores de la cultura a nivel nacional.

Por un subsidio equivalente al 80% del costo de la canasta familiar.

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