Tiempo de lectura: 4 minutos
La fórmula de Arcioni viene de recolectar la mísera suma de 36 mil votos de un padrón electoral superior a las 448 mil personas. Pese a contar con la ventaja que implica estar al frente del Estado para desplegar una campaña electoral, más del 90% del electorado no lo apoyó. Aunque la mayoría de la burocracia sindical sostiene un pacto de gobernabilidad que lo mantiene a tientas en el poder, esta semana volverá a estar asediado por huelgas y manifestaciones en todo el territorio, incluida una acción en la capital provincial el jueves próximo. El aumento por decreto del 10% del salario, tras 2 años sin paritarias estatales, no hizo más que acrecentar el descontento extendido hacia su gestión. Las embrionarias autoconvocatorias en la docencia, auxiliares de la educación y salud amenazan con generalizarse y despuntar en acciones conjuntas. Ante la pretensión del sindicalismo K, que incluye a movimientos sociales afines como el MTE y la CCC, de convertir las movilizaciones en acciones electorales de cara a noviembre, se hace más imprescindible que nunca la coordinación de las bases estatales para una intervención independiente en la crisis.
El derrumbe electoral de Arcioni, en las figuras de sus candidatos a senador Federico Massoni (ministro de Seguridad) y a diputados Fabián Puratich (ministro de Salud), no hace más que expresar una debilidad estructural de origen, que se explica en la falta de tropa propia y, sobre todo, en el endeudamiento que heredó de gobiernos de los que formó parte y que en estos 4 años en el poder no hizo más que acrecentar. Con el gobierno nacional de los Fernández-Fernández coinciden en cómo afrontar la crisis: la llamada “reestructuración” del Estado y la intención de avanzar con la megaminería.
Sin embargo, no asistimos a una mera debilidad de gobierno sino a una crisis fenomenal del régimen político chubutense. ADN Sur destaca respecto de la Legislatura provincial que: “El resultado de las PASO no dejó bien parado a ninguno de los 27 diputados, ya que el justicialismo y el arcionismo no hicieron una buena elección, y los dos radicales perdieron la interna en su espacio. Como se sabe, no hay diputados del PRO en la Cámara, ya que el único que había era Sebastián López, pero fue expulsado luego del escándalo de la filtración de una cámara oculta en la que aparecía hablando de hacer lobby por la minería a cambio de dinero” (10/10). La capitalización de esta crisis que hizo el PRO en las PASO no se explica tanto por “virtudes” propias sino por la sencilla razón de ser una fuerza sin tradición en la provincia pero con el respaldo económico suficiente como para “instalar” a un candidato como Ignacio Torres, que a los ojos de un sector del electorado no se lo observa como responsable directo de la crisis terminal del Estado chubutense.
Durante la última semana transcurrieron 4 días de paro de ATE en auxiliares de la educación y en el Servicio Provincial del Manejo del Fuego y la ATECh hizo lo propio pero por 48 horas en la docencia. En todos los casos fueron arrancados por las bases ante la pasividad de las conducciones sindicales. Esta semana la ATECh volverá a parar por 48 horas mientras que el Sindicato de la Salud Pública (SISAP) lo hará por 72. Las incipientes autoconvocatorias en auxiliares de la educación y docentes mostraron un avance -por el momento escueto pero de gran potencialidad para el corto plazo- en la autoorganización de las bases respecto de semanas atrás. Una alianza entre José Severiche de ATE y Lisandro Lertora del MTE intenta intervenir en estas experiencias tratando de contener las medidas de acción directa que allí se proponen y desviarlas al ámbito legislativo, como ya ocurrió con proyectos de la Mesa de Unidad Sindical (MUS) en 2018 y 2019. Ambos referentes pretenden direccionar el descontento a reuniones con diputados que responden al intendente Adrián Maderna.
La convocatoria a la mencionada marcha del próximo jueves está hegemonizada por conducciones sindicales kirchneristas, a las que se incorporaron por primera vez en mucho tiempo el MTE y la CCC del PCR. Como ha ocurrido en otras oportunidades, estos aparatos intentarán encorsetar la bronca en la llamada “vuelta del perro”, es decir, una movilización que termina en un acto en donde monopolizan palabra sin abrir una deliberación con las bases ni mucho menos comunicar un plan de lucha serio contra el ajuste. La poca capacidad de movilización propia de la mayoría de estas burocracias seguramente sea una de las razones para convocar a estos movimientos sociales. A ello se agregan dos hechos más de suma importancia: 1) las elecciones en la ATECH el 21 de octubre y 2) las elecciones nacionales de medio término de noviembre. En ese marco, el presidente Alberto Fernández visitará Comodoro Rivadavia el 18 de octubre, donde se espera realice anuncios que busquen revertir los resultados de las PASO.
Todas estas maniobras distraccionistas evidencian la preocupación y el nerviosismo ante la posibilidad de que la autoorganización de las bases pegue un salto al conjunto de los estatales en toda la provincia con medidas de acción directa como ocurriera en 2018 y 2019 con cortes de rutas y ocupaciones de dependencias estatales en el conjunto del territorio chubutense. La conformación de una Coordinadora de Trabajadores Estatales en Lucha, es decir, de un organismo de las bases y aquellos sindicatos y activistas sindicales dispuestos a luchar en serio en defensa de sus salarios y conquistas laborales, se tiene que abrir paso en este escenario para disputarle la dirección de la lucha a las burocracias sindicales. La creación de este colectivo, -una institución en defensa genuina de los intereses de los trabajadores y no de las patronales y sus gobiernos-, basado en la deliberación democrática de sus integrantes para acordar medidas de acción directa y una intervención masiva en la crisis debe emerger al calor de la propia experiencia que hagan los trabajadores que resisten en las calles.