Escribe Julián Asiner
Yunior García, el líder de Archipiélago, llama a Guaidó a una alianza continental.
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El dramaturgo Yunior García es el líder de la plataforma digital Archipiélago, que el pasado 15 de noviembre convocó a una movilización por la democracia y la libertad de los presos políticos en Cuba, que fue sofocada por el gobierno de la isla. Entrevistado en España, donde buscó refugio, García convocó a “una ´alianza estratégica´ contra los gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba. ´Al final nos estamos enfrentando a lo mismo´, es ´la misma dictadura´, a juicio del opositor”, relata Infobae (28/11).
Tras su salida de Cuba, el líder de Archipiélago declaró que “la comunidad internacional tiene una mirada retorcida de lo que es Cuba, tiene ese romanticismo infantil de lo que consideraban una revolución hermosa y ha demostrado ser una dictadura” (El País, 18/11). Mientras convoca a una ´alianza estratégica´ con Guaidó, la derecha y el imperialismo para derribar a la ´dictadura´ cubana, García logró cosechar apoyos a su frustrada convocatoria desde el PSTU y la LIT-CI, la liga internacional fundada en 1982 por Nahuel Moreno. En esos mismos días, el PSTU fraguó una alianza con la rama del PTS en Brasil, bautizada como “Polo Revolucionario”.
“¡Todo el apoyo y solidaridad con la movilización del 15N!”, rezaba el panfleto difundido por el PSTU y la LIT-CI, algunos días antes de la jornada. Este llamado se daba de patadas con la izquierda cubana opositora al gobierno que como publicamos en estas páginas, denunció el carácter pro-imperialista de la convocatoria del 15N y se pronunció tajantemente en contra de la participación en ella.
“El apoyo expresado por el gobierno de EEUU y por el Comité Nacional de Transición, así como sus intentos de usurpar y darle una dirección reaccionaria al proceso”, dice el PSTU, “no cambia el carácter progresivo de la marcha del 15N, que debe ser definida por su pauta política, por su sentido objetivo, no por la retórica de sus organizadores y participantes”. Si se entiende bien, el imperialismo y sus agentes convocan a una marcha cuyo sentido objetivo es antagónico con el imperialismo y sus socios. No se explica entonces por qué no tomó el PSTU la iniciativa de convocar al 15N, y por qué le dejó al “gobierno de Estados Unidos (…) darle una dirección reaccionaria al proceso”. Después de esto, el PSTU reclama que “Archipiélago y los principales promotores de la marcha tienen la obligación de salvaguardar la más estricta independencia política con relación al imperialismo y sus agentes”. Yunior debía romper la “alianza estratégica” que él mismo organizaba con el gobierno norteamericano y el Comité Nacional de Transición. Con esta metodología, reafirma el propósito de imprimir a esa lucha antidictatorial "un carácter socialista y antiimperialista”. Estas ´manifestaciones de solidaridad´ con el 15N, como no podría ser de otra manera, tuvieron su epicentro en… Miami.
La LIT no ofrece nada nuevo con este grosero planteo pro-imperialista, porque es lo que ha hecho, como así también Izquierda Socialista y el MST, en Venezuela, en la ex Yugoslavia y en Siria, en este caso mediante el apoyo a la intervención norteamericana –“en defensa de la revolución siriana”-.
En los años 80, la corriente de Nahuel Moreno apoyó (con las banderas de la 'democracia socialista', añadían los morenistas) la restauración capitalista en la URSS y los movimientos de contenido capitalista en la periferia soviética. En una discusión televisiva que devino famosa, la dirigente del MAS, Silvia Díaz, atribuyó la emigración de alemanes orientales a occidente al propósito de instaurar el socialismo. La LIT se propone recrear ahora esa política en Cuba. En lugar de construir una oposición comunista al gobierno y régimen cubanos, mediante un programa y una organización, se montan en operativos reaccionarios a mano, o sea, a la liquidación más abominable de una salida socialista revolucionaria al impasse de ese gobierno y ese régimen contrarrevolucionario.
La LIT se propone consumar en América Latina lo que el imperialismo y la burocracia lograron en el país de la Revolución de Octubre. Más allá de la completa degeneración del Estado cubano, la Revolución Cubana vive en la conciencia de las masas. Una victoria de los Archipiélagos del Caribe sería una derrota histórica de los trabajadores de América Latina. En defensa de esta historia revolucionaria hemos planteado construir una oposición comunista en Cuba, que impulse el desplazamiento del régimen burocrático por una dictadura del proletariado. La LIT apoya la convocatoria que impulsa, según ella misma, el imperialismo yanqui, no en nombre de la dictadura del proletariado sino de la ´democracia´ –el mismo santo y seña de la contrarrevolución-. Es necesaria la lucha para sacar de las cárceles a los reprimidos en la rebelión del 11J, no en nombre de la democracia sino de la dictadura de la clase obrera, sin la cual no hay socialismo.
El PSTU despliega su enfoque político cuando América Latina atraviesa una crisis de características pre-revolucionarias, que el imperialismo aborda desde la demagogia de la democracia, para facilitar el intervencionismo político y, en última instancia, militar. No estamos ante un juego de palabras y un torneo de declaraciones pseudo internacionales, sino de las cuestiones políticas más revolucionarias en la coyuntura. La LIT recurre al infantilismo más grosero al creer que con poner el adjetivo “burguesa” a la “dictadura” en Cuba, todo movimiento opositor tiene “un sentido objetivo” socialista. Esta simplificación no funciona en ningún lugar del mundo, porque todo régimen burgués tiene oposiciones de derecha e izquierda, fascistas y socialistas. El FITU, que busca replicarse en otros países, ´descuida´ las contradicciones que porta en su seno. También ha sido poco claro con relación al llamado del 15N. El morenismo -es oportuno recordarlo en esta instancia- se opuso a la Revolución Cubana, a la que caracterizó como “gorila” porque estaba haciendo entrismo en el peronismo y el peronismo apoyaba a Batista.
Al día siguiente del 15N escribimos que la lucha por la democracia, una cuestión de primer orden en Cuba, debía ser planteada desde el punto de vista de los explotados y del socialismo, no desde la 'libertad’ de contenido capitalista, o sea de mercado y de explotación. Las recientes declaraciones de Yunior García y su convite a la derecha continental a una ´alianza estratégica´ se encuentran en violenta contradicción “estratégica” con quienes enfrentan al régimen desde su condición de “comunistas” y de “internacionalistas”.
La crisis cubana seguirá profundizándose por las concesiones sistemáticas del gobierno al capital financiero internacional y el brutal ajuste contra el pueblo, ofrece como fuerza de trabajo barata. Los luchadores de la isla hacen muy bien al concentrar sus energías en la construcción de una “oposición comunista” e internacionalista.