Aborto en EEUU: fallo Roe vs Wae, a un tris de ser “debilitado significativamente o quizás anulado”

Escribe Norberto Malaj

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Los derechos civiles en EE.UU. están amenazados por una decisión de la Corte Suprema, el miércoles próximo, en torno al “caso de Dobbs v Jackson Women's Health Organization, el caso de derecho al aborto más importante desde Roe” (The Guardian, 5/12). Se teme que esa decisión barra el famoso fallo de la Corte de 1973 que sancionó el derecho al aborto en EE.UU. “Los (actuales) jueces (de la Corte impuestos por Trump) tratarán si el estado de Mississippi puede prohibir casi todos los abortos a las 15 semanas de gestación, nueve semanas antes del límite aceptado actualmente. Si bien el fallo se espera para fines de junio del próximo año… los jueces de la mayoría conservadora parecieron señalar su apoyo a la restricción severa del acceso al aborto, un derecho que los estadounidenses han ejercido durante dos generaciones” (ídem).

El caso ha sido llevado a la justicia por el estado de Mississippi (republicano). El objetivo declarado por Brett Kavanaug, uno de los principales jueces de la mayoría trumpista de la Corte, es retrotraer la decisión sobre la cuestión del aborto a cada estado. "Si el problema se devuelve a los estados, sería ´seguro o probable´ que 26 estados prohibieran o restringieran severamente el acceso al aborto” (ídem).

“La derecha religiosa en EE.UU. ha estado sentando las bases de este desafío decisivo al derecho al aborto durante años”, a pesar que “Gallup, la encuesta más completa sobre el tema, señala que aproximadamente cuatro de cada cinco estadounidenses creen que el aborto debería ser legal” (ídem). Sin embargo, ha sido 2021 bajo el reinado del demócrata-cristiano Biden, que “las legislaturas estatales aprobaron docenas de restricciones al acceso al aborto, lo que lo convierte en el año más hostil a los derechos al aborto registrado” (ídem).

La cuestión del derecho al aborto en EE.UU. ha cruzado históricamente problemas decisivos de la lucha democrática y social yanqui “desde la segregación hasta la reforma del bienestar y el financiamiento de campañas” (ídem).

La oposición evangélica al aborto “nunca fue un movimiento antiaborto per se” (ídem). Ya en 1980, “el aborto se convirtió en la razón por la que los evangélicos negaron al presidente demócrata Jimmy Carter, él mismo un cristiano evangélico, un segundo mandato” (ídem).

Después “Reagan reformularía la política de reproducción a través de un nuevo prisma racista, al introducir el estereotipo mítico de la ´reina del bienestar´. La imagen servía para retratar a ´todas las madres solteras como personas de color y todas las personas de color como dependientes de la asistencia pública´” (ídem). “La imagen divorciaba el bienestar familiar y el apoyo social del acceso y los derechos al aborto”. “En la década de 1990, … las llamadas organizaciones del ´derecho a la vida´ reunieron la base y los bufetes de abogados religiosos se dedicaron a luchar contra el aborto en los tribunales. La corte suprema intervino nuevamente sobre el aborto en 1992, en otro caso decisivo llamado Planned Parenthood of Southeastern Pennsylvania v Casey. El caso permitió a los estados restringir el aborto, siempre que tales restricciones no crearan una ´carga indebida´ a los estados sobre el derecho al aborto y sirvieran para proteger la salud de la mujer o la vida por nacer” (ídem), el eufemismo clásico de la derecha religiosa para atacar los derechos democráticos de la mujer.

“En 2010, el Tea Party arrasó en las primarias del partido republicano. Candidatos más extremistas ingresaron al Congreso y las cámaras estatales … (así) en una decisión que normalmente no se señala como una victoria contra el aborto, el abogado principal de National Right to Life argumentó con éxito un caso de la Corte Suprema que liberaría grandes sumas de dinero oscuro en las elecciones estadounidenses: Citizens United contra la Comisión Electoral Federal” (ídem).

¿Cómo extrañarse entonces que las leyes en muchos países de mayoría musulmana en el Medio Oriente son en realidad más indulgentes que las que se están impulsando actualmente en algunos estados de EE. UU. (Noga Malkin, Haaretz, 26/5/19).

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