Escribe Norberto Malaj
La verdadera dimensión de la Nakba. Primera parte.
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Si bien no alcanzó la dimensión del exterminio armenio de los años 1915/20 y del éxodo que le siguió; las masacres sionistas de 1948 en Palestina y la expulsión de 700/800 mil árabes palestinos de su tierra -lo que este pueblo recuerda como la Nakba- tuvieron (y siguen teniendo) en el Estado de Israel la misma matriz negacionista que el caso turco frente al pueblo armenio.
Como en este caso -Turquía, desde hace más de un siglo, niega el exterminio armenio-, en Israel ocurre lo mismo: “la mano dura de la censura militar continúa obstruyendo la investigación académica y los informes de investigación” (Haaretz, 9/12). “Millones de documentos de la fundación del estado se almacenan en archivos gubernamentales y su publicación está prohibida. Además de esto, existe una censura activa. En los últimos años, el personal de la unidad Malmab (acrónimo hebreo de ´director de seguridad del establecimiento de defensa´) ha estado revisando archivos de todo el país y eliminando pruebas de crímenes de guerra, como reveló un informe de investigación de Hagar Shezaf en Haaretz en 2019. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de ocultación, los relatos de masacres se continúan acumulando” (ídem). Lo dice Adam Raz, investigador del Instituto Akevot de Israel, en un informe patrocinado por esa institución junto al diario Haaretz, que a base de testimonios de partícipes directos de operaciones militares y archivos personales de figuras centrales de aquella época revelan “atrocidades” hasta ahora desconocidas (ídem). Esas atrocidades fueron motivo de discusiones en el propio gobierno israelí y en la Knesset (parlamento) en aquel momento, con la participación de dirigentes del Partido Comunista (stalinista), que formó parte del primer Consejo de estado Provisional del estado sionista.
Desde hace 25 años toda una línea de historiadores israelíes, el más destacado Ilan Pappe -obligado a emigrar tiempo atrás frente al hostigamiento y persecución sionista— el “relato” que sostiene que Israel “nació” de una “guerra de liberación” e “independencia” contra ejércitos “reaccionarios” árabes fue demolida a base de documentación histórica fehaciente.
Ni hubo guerra contra ejércitos árabes (las oligarquías de jeques regionales negaron todo apoyo serio a la causa palestina) ni los palestinos se fueron “por propia voluntad” – como sostiene pérfida y cínicamente la propaganda sionista. Se ejecutó premeditadamente una expulsión en masa de la población autóctona y originaria, arrancando de pueblos y aldeas a ciudadanos indefensos que engrosan hasta el presente los “campos de refugiados” bajo supervisión de la ONU (hoy casi 3 millones permanecen y se hacinan en esos mismos campos; otra cantidad similar vive fuera de ellos) en los ´territorios´ de Gaza y Cisjordania. Tras la Nakba esos ´territorios´ habían quedado bajo control egipcio y jordano, respectivamente, hasta 1967. Desde entonces, después de la “guerra de los 6 días”, ambas regiones están bajo virtual control absoluto de Israel que impide cualquier desarrollo nacional palestino.
Israel negó siempre que se hubieran perpetrado masacres contra el pueblo palestino en 1948. Las nuevas revelaciones confirman todas las investigaciones que derrumban la fábula sionista (sapo que ´comió´ el 90% de la izquierda mundial hasta 1967 por lo menos – el stalinismo en primer lugar, que apoyó la resolución de la ONU; pero también el mandelismo. “El historiador Benny Morris sentó las bases y realizó una investigación exhaustiva y pionera en archivos a partir de la década de 1980… Morris registró 24 masacres durante la guerra de 1948. Hoy se puede decir que el número es mayor, situándose en varias decenas de casos. En algunos de ellos fueron asesinados unos pocos individuos, en otros decenas, y también hay casos de más de un centenar de víctimas”, según la nueva investigación que publica Haaretz.
Este informe fruto de “una investigación de Haaretz y el Instituto Akevot para la Investigación del Conflicto Israelí-Palestino, por primera vez hace públicos los agudos intercambios entre los ministros sobre este tema y revela testimonios sobre tres masacres previamente desconocidas, así como nuevos detalles sobre el asesinato en Hula, Líbano, uno de los crímenes más flagrantes de la guerra” (ídem). “Los testimonios continúan acumulándose, los documentos se revelan y gradualmente surge una imagen más amplia de los actos de asesinato cometidos por las tropas israelíes durante la Guerra de Independencia. Las actas registradas durante las reuniones del gabinete en 1948 no dejan lugar a dudas: los líderes de Israel sabían en tiempo real sobre los eventos empapados de sangre que acompañaron la conquista de las aldeas árabes” (ídem).
Hasta ahora se creía que la expulsión en masa de los palestinos se había producido en el breve período de unos pocos meses, entre la aprobación de la resolución de la ONU que establece la “partición de Palestina” (la solución “de los dos estados”) y la proclamación del estado sionista en abril/mayo de 1948 —que negó el derecho nacional palestino. Eso se impuso mediante una política de masacres y expulsiones en masa durante todo 1948/9. “En el momento de la campaña de Israel para conquistar Galilea, 120.000 árabes permanecían en el área, la mitad del número que había residido allí en la víspera de la adopción del plan de partición por las Naciones Unidas, en noviembre de 1947. El rápido avance de las FDI (el ejército sionista) hacia el norte en la frontera puso a los soldados en contacto con la población que permanecía en las aldeas, entre los que se encontraban ancianos y mujeres y niños. El destino de los palestinos estaba ahora en manos de las fuerzas israelíes. Ese fue el trasfondo de las masacres que se perpetraron contra civiles y contra soldados árabes que fueron llevados cautivos. Al final de la guerra, unos 30.000 árabes permanecían en el norte” (ídem). Es decir, sólo en la Galilea la población que ascendía a 240.000 palestinos fue reducida “a unos 30.000”. Hoy en Galilea -dentro de Israel-, las poblaciones palestinas que sobrevivieron son minoritarias frente a la masiva judaización de la región.
“Las atrocidades de la guerra de 1948 se conocen a partir de diversa documentación histórica: cartas de soldados, memorias inéditas escritas en tiempo real, actas de reuniones celebradas por partidos políticos, y de otras fuentes. Los informes sobre investigaciones militares y gubernamentales son en su mayor parte clasificados…Aun así, las fuentes abiertas brindan una imagen que poco a poco se está volviendo más clara. Por ejemplo, testimonios sobre masacres hasta ahora desconocidas que tuvieron lugar en Reineh, Meron y Al-Burj” (ídem).
El que sigue es el testimonio hasta ahora desconocido de un miembro del Partido Comunista israelí. “Según el testimonio de Shmuel Mikunis, miembro del Consejo de Estado Provisional (predecesor de la Knesset) del Partido Comunista, y del que se informa aquí por primera vez, también se cometieron atrocidades en la región de Meron. Mikunis esquivó a los censores en tiempo real al hacerle al primer ministro una pregunta, que terminó en el archivo de la Knesset. Exigió una aclaración a David Ben-Gurion sobre los actos que, según Mikunis, habían sido cometidos por miembros de la milicia clandestina del Irgun: ´a) aniquilaron con una ametralladora a 35 árabes que se habían rendido con una bandera blanca en la mano; b) tomaron como cautivos a vecinos pacíficos, entre ellos mujeres y niños, les ordenaron cavar un hoyo, los empujaron con largas bayonetas francesas y fusilaron a los infortunados hasta que todos fueron asesinados. Incluso había una mujer con un bebé en brazos; c) todos los niños árabes de entre 13 y 14 años que jugaban con granadas recibieron disparos; d) una niña de entre 19 y 20 años fue violada por hombres de Altalena (una unidad del Irgun); después la apuñalaron con una bayoneta y le clavaron un palo de madera en el cuerpo" (ídem).
“El mismo Mikunis proporcionó una descripción minuciosa de la masacre en la aldea libanesa de Hula, y resultó más tarde, en el tribunal que juzgó esa masacre, que sus fuentes eran confiables. (No hay evidencia de que Ben Gurion haya respondido). Los ministros parece que fueron especialmente perturbados por la masacre de Hula. El pueblo fue conquistado por una compañía de la Brigada Carmeli, 22º batallón, bajo el mando de Shmuel Lahis. Cientos de residentes, la mayoría de la población de Hula huyó, pero unas 60 personas permanecieron en el pueblo y se rindieron sin resistencia. Después de la conquista se perpetraron allí dos masacres, en dos días consecutivos. El primero, el 31 de octubre de 1948, fueron asesinados 18 aldeanos, y al día siguiente el número de víctimas ascendió a 15. Lahis, el comandante de la compañía, fue el único combatiente que fue juzgado por cargos de asesinato en la Operación. Fue absuelto por motivo de duda en el primer episodio, pero fue condenado por la masacre del segundo día, que él mismo perpetró. El veredicto de Lahis fue posteriormente relegado al archivo legal de la Universidad de Tel Aviv, y aquí se publica por primera vez un breve extracto del fallo sobre su apelación. Lahis ordenó el traslado ´de esos 15 árabes de la casa en la que se encontraban y los condujo a una casa aislada que estaba a cierta distancia del cementerio musulmán de la aldea. Cuando llegaron allí, el recurrente [Lahis] ordenó que los árabes fueran llevados a una de las habitaciones y allí les ordenó que se alinearan con el rostro hacia la pared… El recurrente luego disparó a los árabes con el Sten [arma] sostuvo y vació dos cartuchos sobre ellos. Después de que las personas cayeran, el recurrente revisó los cuerpos y observó si estaban con vida. Algunos todavía mostraban signos vitales, a lo cual el apelante volvió a dispararles´. Lahis manifestó en su defensa que había actuado de acuerdo al espíritu del comandante del batallón, quien le dijo que ´no hay necesidad de cargar [al personal] de inteligencia con cautivos´. Explicó que sentía una poderosa necesidad de venganza por la muerte de sus amigos, a pesar de que sus víctimas no habían participado en los combates. Fue condenado a siete años de prisión; en la apelación, la pena de prisión se redujo a un año. Lo sirvió en condiciones bastante cómodas en una base militar en el norte. A lo largo de los años, los jueces ofrecieron varias explicaciones sobre la sentencia leve. El juez Gideon Eilat justificó la sentencia señalando que Lahis fue la única persona llevada a juicio, a pesar de que se habían cometido asesinatos más graves. El juez Chaim Dvorin dijo: ´Como juez, me resultó difícil aceptar una situación en la que estamos sentados detrás de una mesa y juzgamos a una persona que se comportó durante la batalla como él se comportó. ¿Podría haber sabido en ese momento quién era inocente y quién era un enemigo?´. Tras su liberación, Lahis fue indultado por el presidente Yitzhak Ben-Zvi. Tres décadas más tarde fue nombrado director general de la Agencia Judía. En esa condición concibió la idea del “Día de Jerusalén”, que conmemora la reunificación de Jerusalén durante la Guerra de los Seis Días, que desde entonces se ha marcado anualmente.