Escribe Soledad Domínguez
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En los establecimientos de salud privada, están creciendo los reclamos por un bono de fin de año para poder hacerle frente a los gastos que las fiestas acarrean para el bolsillo de las familias trabajadoras.
Las paritarias, que cerraron a fines del mes de Julio, ubicaron a los salarios lejos de la canasta básica familiar, valorizada hoy en $153.000. El acuerdo de un 45% en cuotas que festejó la Celeste y Blanca llevó a los salarios a un promedio de $75.000, y recién en febrero de 2022 los sueldos superarían los $80.000. Este retraso genera una situación completamente alarmante.
A esto se suma que hay establecimientos que no cobraron aún el aguinaldo o lo cobraron en cuotas como en la Clínica La Esperanza, Diagnóstico Médico, Santa Bárbara o la Clínica Virreyes. En la Clínica Santa Catalina se han realizado acciones denunciando maltrato y sanciones injustificadas a las y los trabajadores. La situación es grave y la bronca empieza a resonar, por eso empiezan a notarse los reclamos en los distintos establecimientos.
Los laboratorios Temis Lostalo, Casasco, Cassará, Vannier conquistaron gratificaciones extraordinarias de fin de año. En las clínicas, sanatorios y empresas de Emergencias (Área asistencial) empezaron a realizar el reclamo. En los sanatorios Trinidad, Mitre y Dupuytren reclaman el pago del bono y denuncian al grupo Galeno por no otorgar las cajas navideñas. En el Sanatorio Anchorena también reclaman caja navideña y el pago del bono de fin de año. El Hospital Italiano por su parte, comenzó con el reclamo organizando asambleas. La patronal, en acuerdo con la Celeste y Blanca, ha respondido otorgando 5 días solo a las y los trabajadores que no se hayan tomado licencias preventivas o por enfermedad en el período del 2021.
Estos reclamos reúnen, por un lado, la voluntad de lucha que se ha manifestado entre trabajadores y trabajadoras de la Sanidad en la paritaria 2021, y por el otro el malestar con la directiva del sindicato que cerró la paritaria -insuficiente- de forma inconsulta, levantando un paro de 24 horas para el cual los trabajadores se preparaban.
La conducción del sindicato no dice ni mu acerca de estos reclamos porque debería reconocer que el acuerdo paritario fue una miseria. Independientemente de este silencio, el reclamo se va multiplicando al calor de paritarias como la de aceiteros que han puesto el mínimo en 153.000 pesos y han alcanzado un bono de 100.000 pesos, similar al que reclaman los bancarios. Mientras tanto, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) acordó un bono de $20.000 para los trabajadores del sector público, que será doble en el sector salud dependientes de Nación.
La inflación incesante, la devaluación y el aumento de tarifas -“sinceramiento”- que reclama el acuerdo con el FMI plantean un verano difícil para las familias de los trabajadores y trabajadoras del gremio. El fuerte aumento de contagios de COVID y la ocupación de camas en los sanatorios y clínicas, va a terminar de despertar nuevamente la lucha en defensa de las condiciones de trabajo, el salario y la vida de las y los trabajadores.
Pero somos conscientes de que el bono no va a saldar el retraso salarial, por eso, además de plantearnos la conquista del mismo, es necesario que se abra la perspectiva por el reclamo de la reapertura de las paritarias. Por un salario igual al costo de la canasta básica familiar.