Violencia contra los trabajadores de la salud

Escriben Florencia Suárez y Maxi S. Cortés

El colapso sanitario capitalista.

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En los últimos días se ha hecho de público conocimiento un video donde una usuaria del hospital Magdalena Martínez, en la zona norte del conurbano bonaerense, responde con violencia física y verbal al personal de salud ante la falta de respuestas. Una escena similar se viralizó por todas las redes una semana atrás en un centro de testeo del hospital Pirovano, donde un médico fue atacado.

“Tengo que atender a mucha más gente” -responde la médica, antes de ser atacada por la usuaria. El 25 de diciembre, un médico recibió una golpiza de un usuario cuando informó a una larga fila de 400 personas, que esperaban para ser hisopados, que los turnos se habían terminado. “Somos dos trabajadores para 400 personas”, explicó el médico luego de ser agredido.

Estos hechos han puesto en evidencia la falta de personal y el exponencial salto en la demanda del sistema de salud por parte de la población producto del veloz crecimiento de contagio por Covid. El pasado 30 de diciembre se registró el número más alto de contagios Covid llegando a la cifra de 50.506 casos con focos en Córdoba, CABA y provincia de Buenos Aires. Si bien las unidades de terapia intensiva se mantienen en un porcentaje de ocupación del 35%, las Unidades Febriles de Urgencia (UFU) y la atención primaria en salud se encuentran colapsadas.

La reacción de los trabajadores de la salud en la ciudad no se hizo esperar y forzó a la burocracia de médicos municipales a un paro el 26D reclamando mayor seguridad primero y luego mayor personal ante la presión de las bases. El gobierno de la ciudad ha respondido con el llamado a concurso para 167 nuevas vacantes para enfermería para el conjunto de los 33 hospitales porteños y todos los dispositivos periféricos. Una gota en el océano.

La improvisación de Larreta y Quiroz responde a que en diciembre el gobierno comenzó a dejar caer los 4.000 contratos Covid que el gobierno de la ciudad había realizado en el “contexto de la pandemia”, a pesar de que el conjunto del equipo de salud de todo el sistema público denunciaba la precarización de los contratos y los despidos encubiertos como “fin de contratos”, dando por finalizada la pandemia.

A dos años de la pandemia, en un contexto de crisis sanitaria mundial, el Estado no ha puesto ni un peso en infraestructura hospitalaria, aumento de personal ni mejora en las condiciones salariales, sino todo lo contrario –han resuelto el fin de las medidas sanitarias y una política de inmunidad por rebaño apoyada en la vacunación de la población, que si bien ha reducido el nivel de muertes y uso de la terapia intensiva, no ha podido evitar el contagio y la demanda del sistema de salud.

Lo esencial es, para este gobierno, en realidad descartable. Se descarga la pandemia sobre los trabajadores de la salud, que han comenzado a responder como fue el paro en las UFU. Esta expresión debe desarrollarse en asambleas en los hospitales, como método de organización y de lucha por el aumento del personal de salud y el pase a planta de los 4.000 contratados, un salario acorde a la canasta familiar y la jornada de trabajo de 8 hs.

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