Escribe Juan Ferro
Las patronales y el gobierno “colaboran” activamente.
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El enorme avance de los contagios de Covid tiene fuerte repercusión en las grandes fábricas de los cordones industriales del sur santafesino. En las aceiteras, las siderúrgicas como Acindar, las mecánicas (Chevrolet, Honda Guerrero), decenas de autopartistas en las químicas del cordón de San Lorenzo y las de Sauce Viejo, el ausentismo promedia el 50%, por una combinación de contagios y vacaciones, lo que incluso ha paralizado parcialmente alguna planta aceitera y un sector de la acería de Acindar.
La línea de las grandes patronales fue salirse de los protocolos -que, en muchos casos, fueron impuestos por los propios trabajadores durante la pandemia-, eliminando el sistema de burbujas, volviendo al viejo servicio de comedores en el mismo horario, restituyendo los turnos rotativos, eliminando vestuarios especiales, y los controles de los chárter para ir a las plantas. Los nuevos “cuidados” se reducen a tomar la fiebre en ingreso de las plantas que ha redundado en aumentar la propagación de contagios. El gobierno, por su parte, ha eliminado los paquetes asistenciales y las coberturas laborales por enfermedad, anunciando medidas que dejan en la responsabilidad del trabajador su salud y la de su familia.
La burocracia de los gremios tiene, ante la tercera ola del Covid, la misma pasividad que tuvo frente a la primera y segunda. No ha abierto la boca frente a la decisión del gobierno de dejar correr que el COVID no sea declarado enfermedad profesional, a sabiendas de que está significando un golpe económico sobre los trabajadores.
Salvo excepciones, las fábricas ya no realizan los testeos. Si el trabajador es COVID positivo, le pagan el día; si la planta tiene premios al presentismo, le descuentan el premio, que en muchas plantas se había logrado mantener durante la fase anterior y que significan descuentos de hasta el 20 % del salario real. Si el trabajador falta por ser contacto estrecho, además de perder el presentismo, pierde una proporcionalidad de los premios anuales que rigen en casi todas las grandes plantas.
En el caso de las tercerizadas que hoy trabajan ante la parada técnica de las grandes fábricas, en caso de registrar fiebre en el ingreso, es el propio trabajador el que se tiene que procurar el testeo y, de no ser positivo, se pierde el día además del presentismo.
La respuesta de algunas grandes patronales hasta ahora es suplantar el ausentismo masivo con el otorgamiento de horas extras, aumentando la exposición del trabajador en el propio lugar de trabajo.
La mantención de los protocolos en los lugares de trabajo y que no se eliminen derechos adquiridos durante la pandemia en materia de premios, se transforman en cuestiones fundamentales. Está planteado la realización de asambleas en todas las empresas y talleres para suspender preventivamente todas las horas extras, restituir los protocolos anteriores, defender que no haya ninguna quita de los salarios, frente al contagio, como única forma de defender la vida
La nueva ola de contagios requiere además de un programa general que incluya la ruptura con el FMI, el aumento del presupuesto en salud, la reducción de la jornada laboral a 6 horas y un salario igual a la canasta familiar; el reconocimiento del Covid como enfermedad laboral, por protocolos y cierre de lugares de trabajo donde haya infecciones, bajo control de los trabajadores.