El tablero del Medio Oriente en la confrontación de la OTAN contra Rusia

Escribe Norberto Malaj

Tiempo de lectura: 4 minutos

Los conflictos en el Medio Oriente no han cesado, todo lo contrario, mientras se desenvuelven los preparativos de guerra de la OTAN y Rusia. Implican a las grandes potencias y a los principales países del área. Un caso es el Yemen, donde se enfrentan Arabia Saudita e Irán. En Sudán, la rebelión popular ha acentuado el intervencionismo externo, desde EEUU e Israel, a Egipto. Libia se encuentra en guerra civil desde hace diez años, después de los bombardeos de la OTAN y el asesinato de Kadhafi. Líbano, quebrado financieramente, está virtualmente sin gobierno. En Siria han perdido la vida 200 mil personas, y un cuarto de su población yace en campos de refugiados. En Israel se han producido levantamientos populares dentro de su propio territorio. En este entorno de guerras y revoluciones, la mayor parte de los estados árabes ha normalizado relaciones con el estado sionista, y se anuncia la inminencia de lo mismo entre Irán y Arabia Saudita. Por carácter transitivo habría que esperar que normalicen Irán e Israel, como lo ha hecho la mayoría de quienes rodean el golfo Pérsico. Precisamente Israel se ha transformado en el principal proveedor de tecnología en espionaje, militar y de seguridad pública de toda la región.

El principal negocio de Israel con sus vecinos es la explotación de las reservas gasíferas palestinas del Mediterráneo, que explota un consorcio israelí-yanki. Israel es el principal proveedor de combustible de Egipto y Jordania, a través de gasoductos por tierra y por mar. Israel proveerá de gas al Líbano, a través de esos dos países. El acuerdo fue patrocinado por Estados Unidos, que para eso levantaron las sanciones que pesan sobre Siria –por donde pasa el oleoducto. Como Líbano es un país insolvente, el FMI se hará cargo de la financiación. Para ponerle un moño al acuerdo se sumó Hezbolá, que integra el gobierno libanés.

De acuerdo al periodista Zvi Bar'el, de Haaretz (20/1): “El borrador del plan fue negociado por Egipto, Jordania, Siria, Líbano y Estados Unidos en julio, y todos los involucrados tenían claro que Estados Unidos solicitaría que se concediera a las demás partes una exención de las sanciones contra Siria. Estados Unidos entregó a Egipto y Jordania una carta en la que confirmaba que no deberían preocuparse por violar las sanciones contra Siria en el suministro de gas y electricidad (...). El pago del gas se hará a través del Fondo Monetario Internacional (….). El gobierno libanés es un concepto amorfo. No está funcionando y no hay confianza en lo que respecta al pago de su deuda. La solución sugerida es pagar a Jordania y Egipto directamente en función de la cantidad de electricidad y gas proporcionada en lugar de que el pago se realice a través del Líbano”. “Hezbolá se mantiene en silencio”, concluye el periodista.

A Estados Unidos no le preocuparía “la influencia iraní en el Líbano”, según explica Zvi Bar'el. “No creo que nadie caiga sobre su espalda si alguien es capaz de llevar combustible a los hospitales que lo necesitan´, dijo la embajadora de EE.UU. en el Líbano, Dorothy Shea, a la cadena de noticias Al-Arabiya”. Y refuerza: “Hezbolá se dio cuenta y no se opuso, manteniendo su silencio incluso cuando los medios de comunicación árabes informaron que la electricidad jordana destinada al Líbano se generaría a partir de gas natural israelí”.

La segunda novedad sería el “reingreso de Irán al mercado mundial del gas, particularmente al europeo”. Irán es el proveedor principal de petróleo a China. Cuando se menciona la posibilidad de que abastezca al mercado europeo, salta de inmediato la intención de quebrar el monopolio de ese suministro por parte de Rusia -uno de los litigios en la guerra que se prepara en Ucrania.

“El descubrimiento de una gigantesca reserva de gas en aguas iraníes en el Mar Caspio, el campo Chalous, coloca a Irán en la cima de la clasificación como productor regional de gas. Los expertos occidentales evalúan que el campo contiene más gas que cualquier reserva en el sitio de gas de Pars, que Irán comparte en el Golfo con Qatar, que a su vez se considera la reserva de gas en alta mar más grande del mundo”.

“Los funcionarios del Ministerio de Energía de Irán ya están hablando de que Irán podrá suministrar alrededor del 20 por ciento de las necesidades de gas natural de Europa. En el supuesto de que se firme un nuevo acuerdo nuclear internacional con Irán y se levanten las sanciones contra el régimen, Irán podría convertirse en una alternativa a Rusia en el suministro de gas natural a Europa, o al menos reducir la dependencia europea del gas ruso”.

Según siempre la misma fuente, esto implicaría un rediseño de toda una serie de alianzas: “Irán es signatario de un acuerdo estratégico de 25 años con China , que otorga a los chinos acceso preferencial al petróleo y gas iraní a precios reducidos a cambio de cientos de miles de millones de dólares en inversión china”. Por otro lado, “la República Islámica carece de instalaciones y otros medios para licuar gas, lo que impide su capacidad para competir en el mercado de gas licuado. Irán requerirá reformas profundas en la forma en que se utiliza su gas natural. Actualmente es principalmente para el consumo interno, y solo alrededor del 7 por ciento se exporta a sus vecinos”. Irán ha firmado acuerdos, recientemente, para el “suministro de gas con Turkmenistán y Azerbaiyán, así como con Turquía”.

En las condiciones descriptas, Israel, los emiratos, Arabia Saudita y Turquía podrían convertirse en otro eslabón del anillo que rodea a Rusia. En resumen, la crisis entre la OTAN y Rusia, que es parte de una crisis a tres bandas entre EEUU-Rusia-Unión Europea, se extiende al conjunto del planeta.

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