Escribe Catalina López
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El 2 de febrero comenzó el Ciclo de Ingreso Universitario de la UNSa (CIU) de manera virtual para la mayoría de las facultades, por la gran cantidad de preinscriptos. Las Facultades de Exactas y Humanidades tuvieron su primera semana virtual, pero luego los ingresantes pasaron a la modalidad presencial de forma progresiva. Sin embargo, los estudiantes no tuvieron acceso al pase libre o boleto gratuito del transporte, una conquista arrancada por el movimiento estudiantil en 2014. Lo mismo sucede en otros niveles como los Terciarios. Esto porque las empresas “esperan la nómina de estudiantes dispuesta por la institución”.
El costo del boleto es un factor de desaliento para la continuidad de la asistencia a clase. Solo dos viajes por día implican $1.680 mensuales, sin contar otros traslados, por ejemplo, a los lugares de trabajo (que es un gran sector), cuando el salario mínimo no llega ni a 30 mil y se debe cubrir otros costos como las carísimas fotocopias y la comida. Esto es si fuera una sola persona, pero cuando hablamos del grupo familiar los costos se duplican por 4 como mínimo.
Saeta -la empresa de transporte- está completamente subsidiada. Según Claudio Mohr, presidente de Saeta, el costo del servicio público es de aproximadamente 850 millones de pesos. Solo de la provincia, la empresa recibe 500 millones, y de Nación, 120 millones, más 10 millones que recibe de otros ítems. Hay que recordar, además, que el Boleto gratuito esta subsidiado con los impuestos al juego. Es decir que, la empresa no invierte un centavo y es el propio Estado que a través de la recaudación de impuestos a la población sostiene a unos parásitos. Los empresarios aprovecharon la pandemia para ahorrarse “unos pesitos” reduciendo recorridos y anulando el pase libre, pero además hasta ahora las frecuencias de colectivo no se han reestablecido al momento prepandémico a pesar de la apertura. Sin embargo, los subsidios los siguen cobrando. Por ende, el boleto es una confiscación a los trabajadores no solo cuando pagan sino a través de los impuestos que se les quita para mantener a los empresarios. La viabilidad de un servicio estatal es posible, porque en los hechos es el Estado quien lo sostiene de lleno. Y si fuera poco Saeta aumenta el precio del boleto cuando le parece, incluso no yendo a la última Audiencia Pública, que es el pase formal para el mismo.
El Pase Libre otorga 100 boletos “gratuitos” por mes a los estudiantes recién existió en el 2014, luego de una poderosa huelga docente y 10 años de lucha del movimiento estudiantil encabezada por el Centro de Estudiantes de Humanidades, dirigido por una corriente estudiantil combativa y antiburocrática conocida como Todo un Palo, que dirigía el Partido Obrero. Pero que también estuvo condicionado a una crisis del régimen de Urtubey y el ascenso electoral del PO, que ganó las elecciones legislativas en el 2013. Solo bajo este contexto, se crea la gratuidad del boleto estudiantil, jubilados y pensionados.
El aumento de restricciones sobre el Boleto Estudiantil se produce cuando el gobierno está negociando la reestructuración de la deuda con el FMI, y ha colocado sobre la mesa una quita de subsidios para una liberación de tarifas, que solo significará un aumento aún mayor del boleto y la eliminación de conquistas.
Ante el nuevo Rodrigazo que planea este régimen llevar contra la clase obrera, debemos, no sólo activar, sino, además, reconstruir una organización de la juventud que permita conquistar el Pase Libre sin ninguna restricción todo el año, todo el día.