Elecciones en la UOM Quilmes: la derrota del “Barba” Gutiérrez

Escribe Eme Ku

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En el marco de las elecciones seccionales de la UOM en todo el país, en Quilmes la lista del histórico “Barba” Gutiérrez fue derrotada por la opositora, encabezada por Adrián Pérez.

Votaron 2.500 trabajadores, menos de la mitad del padrón habilitado para votar (5.300). Pérez se impuso por un escaso margen.

La baja participación de los trabajadores encuentra varias razones. Primero, una burocracia desacreditada por su papel como responsable del terrible deterioro salarial que sufre el gremio, dejando el básico y el promedio salarial por debajo de la línea pobreza – $ 66 mil en marzo, a cobrar en abril. La conducción saliente de la UOM del “Barba” ha sido "partícipe necesaria" de los despidos y suspensiones en toda la seccional Quilmes-Berazategui-Varela. Una proliferación de cooperativas que trabajan el metal es testigo de esta política de salvataje a las patronales y el estado. Incluso se han abandonado casi por completo los históricos plenarios de delegados de la seccional Quilmes, una herramienta fundamental para alinear a los delegados díscolos, y sepultar cualquier intento de una lucha de conjunto, pero que en el gremio tenía una “mística” combativa. Durante la pandemia, entregaron a los trabajadores a su suerte. Mientras eran obligados a ir a plantas sin condiciones de higiene ni seguridad, y una obra social completamente vaciada, entregados a sortear el virus como pudieran, al “Barba” las restricciones por la pandemia lo encontraron... en Estados Unidos.

Además, tanto Gutiérrez como Pérez han compartido hasta ahora la dirección del sindicato (Pérez era secretario de finanzas de la UOM Quilmes), a pesar de lo cual ambas listas se presentan a sí mismas como la “renovación” sindical. Esto explica que no hayan generado ningún entusiasmo de la base activista metalúrgica. Por caso, las dos le dieron la espalda a los combativos trabajadores de Gri-Calviño, principal conflicto de la seccional, y ni siquiera lo mencionaron en la campaña. Eso marca la “nueva política sindical” de ambos sectores.

A la medida del gobierno

La conformación de la lista por parte de Pérez, y su victoria, es producto de una política de Caló para perpetuarse en la dirección de la UOM nacional. Estableció un acuerdo político con el kirchnerismo, para el armado de listas contrarias a los burócratas que dirigieron con él el sindicato. Tomó nota de un fenómeno repetido en varios gremios: la derrota de las direcciones oficiales, a manos de rejuntes que aparecen como nuevos.

La postulación y victoria de la lista Verde, contó con el apoyo del estado municipal, e incluso provincial. Pérez fue funcionario de la camporista intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.

Caló consigue el apoyo oficial toda vez que se compromete con el acuerdo con el FMI y a contener la reacción obrera al ajuste. Hay un compromiso para que la discusión de paritarias, que vence en el mes de abril, no se salga del cauce establecido por las negociaciones con el Fondo. El secretariado nacional de la UOM plantea un 20% entre marzo y julio (y un 40% por siete meses), lo que todavía coloca al salario por debajo de la canasta de la pobreza de hoy, un poco más de $78mil. En un intento de blindar el proceso con los nuevos referentes, y puestos en función de este objetivo político, se vale de sectores que nacen regimentados por el Estado, que no tienen, no ya un presente, sino ninguna tradición de luchas, y por consiguiente sin arraigo real en las fábricas y talleres. La vieja burocracia de Gutiérrez arrastraba un pasado combativo con el que logró ganarse una autoridad en su momento, y con el que se erigió un mito. Las nuevas generaciones no conocen de esas luchas, ni siquiera han escuchado de eso. Sólo conocen la faceta entreguista y como agentes de las patronales de los viejos dirigentes. El acuerdo politico con una de las facciones del PJ (K) no es suficiente para darle algún brillo a esta deslucida nueva-vieja burocracia sindical.

La derrota del Barba Gutiérrez es, además que un pase de facturas del kirchnerismo, la demostración que la vieja burocracia ha concluido su periodo histórico.

Aunque se vistan de seda...

Los límites de las “nuevas” direcciones en los sindicatos no tardarán en dejarse ver. No tienen espalda para enfrentar la lucha que los trabajadores van a emprender contra el ajuste del FMI, el gobierno y las patronales. En el marco de la guerra en Ucrania, con el proceso económico en un desbarranque total, se van a desenvolver todas las tensiones de la crisis capitalista. La inflación galopante golpeará con más fuerza el bolsillo obrero. La tarea de la hora son las asambleas, la elección de delegados, y la discusión por la duplicación salarial inmediata, en un salto para poder llegar al mínimo igual a la canasta familiar. La convocatoria a un encuentro del activismo metalúrgico en las puertas de Calviño puede ser un espaldarazo en este sentido.

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