Resolución de la comisión del Polo Obrero Tendencia

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La situación presente de la desocupación en Argentina es la expresión más aguda del agotamiento del régimen capitalista. Los niveles de desocupación actualmente rondan el 7%, pero se llega a un 20% en términos reales si sumamos lo que se contabiliza como sub-ocupación (desocupados que trabajan al menos un día a la semana). A esto hay que agregarle los de la llamada “economía popular”, que son compañeros con trabajos ultra-precarios, cuyos ingresos oscilan entre la pobreza y la indigencia. Los planes sociales del Potenciar Trabajo no figuran en las estadísticas de desocupación. La mayoría de estos planes están en manos de organizaciones sociales oficialistas e intendentes del conurbano, que los utilizan para realizar tareas en reemplazo de trabajadores bajo convenio. En conjunto, se trata de una masa de trabajadores a los cuales el capitalismo no puede garantizar el derecho al trabajo ni a un salario que cubra la canasta familiar (por lo tanto, tampoco el derecho a la alimentación, a la vivienda, a la educación, etc.).

Los programas del Banco Mundial contemplan la contención de estos sectores de la población mediante políticas de asistencia social. Pero la pobreza superior al 50% sobrepasa el alcance de cualquier política de contención. Tampoco se contaba con una pandemia que agudizó fuertemente la crisis social. El vociferado “crecimiento pos-pandemia” del gobierno tiene como base una mayor precarización laboral. En los medios ya es común la figura de “trabajadores pobres” para referirse a una situación que gana cada vez más terreno en el mundo del trabajo.

Esta situación de conjunto explica el peso que ha ganado en el último tiempo la lucha del movimiento de desocupados que, en rigor, se trata de trabajadores sin estabilidad laboral, cuyos magros ingresos no cubren sus necesidades básicas, y cuya precariedad laboral les impide organizarse en sus propios gremios.

En resumen, el capitalismo no se puede legitimar a sí mismo como régimen social que garantice la supervivencia y perpetuación de la clase social explotada de la cual extrae sus ganancias. La situación social actual cuestiona, objetivamente, el régimen político. La extrema pauperización de las masas es un insumo para la rebelión y, para abrir esa perspectiva, nos dedicamos a la construcción del Polo Obrero Tendencia.

El acuerdo con el FMI impuso una inflexión en la política social. Zabaleta tomó duras medidas para llevar adelante los intentos frustrados de sus predecesores en convertir los planes en trabajo precario. En sintonía con ese acuerdo, se ha redoblado la política represiva, con detenciones particulares, denuncias judiciales y represión de acciones de lucha. En paralelo a esto, crece la campaña macartista contra las organizaciones sociales y sus dirigentes.

La política del ministerio de Desarrollo Social de Zabaleta tiene dos ejes. Por un lado, colocar a los compañeros que cobran un plan bajo la tutela de los intendentes o bajo la burocracia piquetera (CCC, Barrios de Pie-Somos, Movimiento Evita) y la burocracia sindical (UOCRA, Gastronómicos, etc.), para realizar trabajos fuera de todo convenio. El otro eje es la conformación de entes ejecutores, es decir, un intento de convertir a las organizaciones sociales en cooperativas de trabajo al estilo ‘economía popular’.

Esta política ha encontrado una resistencia por parte de los desocupados, que se expresó en los acampes y piquetes de las últimas semanas. Pero el movimiento de desocupados se encuentra en un impasse. El frente Unidad Piquetera agrupa a la mayor parte de las organizaciones que no están integradas al Estado. La UP levanta planteos de contención y asistencia social. Desarrolla consignas políticas aisladas y parciales (fuera el FMI), carece de una agitación política sistemática, repite las posiciones del FIT-U y de otras tendencias –Barrios de Pie, por caso-, que no son propiamente obreras, tampoco independientes del Estado. Los reiterados llamados del Polo oficial a Grabois para “que rompa con el gobierno y se sume a la lucha” apuntan a un acuerdo con el kirchnerismo vaticano disidente, que puede adquirir un alcance estratégico.

Nuestro Partido Obrero Tendencia retoma y desarrolla los planteos de conjunto del movimiento piquetero del período 2000/4. Más que nunca, en un cuadro de crisis mundial sin precedentes, incluída una guerra imperialista de la OTAN que escala en forma acelerada en términos militares, geográficos y de potencias involucradas. El movimiento piquetero puede convertirse en un factor dinámico poderoso para la campaña por un Congreso Obrero –el desarrollo de la autonomía política de la clase y poder político.

Las luchas por su salario igual al costo de la canasta familiar, por la ocupación de terrenos fiscales u ociosos, por la vivienda, los reclamos de las mujeres, las reivindicaciones de la juventud, en los conflictos obreros, las entendemos como luchas transicionales hacia la disputa del poder político por el conjunto de la clase obrera.

Los pases masivos hacia nuestra organización plantean un gran desafío para el Polo Obrero Tendencia, ya que comienzan a organizarse con nosotros barrios enteros. La asimilación al programa socialista es nuestro trabajo fundamental. Es la línea de demarcación para una selección de cuadros y para el desarrollo de un movimiento con conciencia de clase. Se trata de llevar adelante una discusión con los elementos más destacados de las asambleas. Han surgido compañeros que se interesan y apasionan por el debate político. Planteamos la formación de cuadros socialistas y de la IV Internacional. Proponemos llevar adelante una serie de charlas organizadas por Política Obrera y el Polo Obrero Tendencia en todos los frentes, para ligar las distintas luchas reivindicativas a los planteos políticos generales y los lineamientos votados en el Congreso de Política Obrera.

La lucha de los obreros del limón en Tucumán nos marca el camino. Un trabajo político que partió de las entrañas del Polo Obrero Tendencia tucumano, mediante trabajos de padrón, de agitación en los lugares de trabajo, organizando a los trabajadores y ligando las luchas. Debemos desarrollar ese método en todo el país, interviniendo en las diversas luchas que germinan en los sectores más golpeados de la clase obrera.

Nuestro trabajo político con el Polo Obrero Tendencia debe arribar a la incorporación de cuadros socialistas a Política Obrera. Para eso, los compañeros deben formarse en la lucha política de ideas e intervenir desde el Polo en el conjunto de reclamos de la clase obrera planteando una salida de conjunto. Proponemos desarrollar en nuestro periódico una sección permanente, con una rúbrica distintiva, para tratar los problemas e inquietudes que se presentan en las asambleas: debatir acerca del carácter laboral precario de los entes ejecutores, el salario universal que plantea un ala del kirchnerismo, las altas por bajas de planes, la lucha contra la drogadicción y la complicidad del Estado con el narcotráfico, la organización socialista de la mujer, la organización de una juventud combativa y socialista.

El elevadísimo porcentaje de mujeres que componen el Polo Obrero Tendencia nos plantea la necesidad de abrir debates sobre nuestra política en el movimiento de mujeres, por un lado, y la necesidad de poner en pie talleres y encuentros de mujeres para organizarse contra la doble opresión; en definitiva, por el derrocamiento del Estado capitalista y por un gobierno de trabajadores y trabajadoras.

Debemos colocarnos objetivos de venta de la prensa en el Polo y, desde el Polo, en los frentes obreros cercanos. Las regionales deben producir material para el periódico de manera permanente, describiendo las luchas que se desarrollan en cada frente y la lucha de tendencias que se desarrolla en ellas. La producción de este material político puede estar acompañado, de acuerdo a las circunstancias, por boletínes del Polo Obrero Tendencia.

Con este plan de trabajo discutido en el Congreso de Política Obrera debemos comenzar un trabajo de caracterizaciones regionales y propuestas de intervención. El avance de estos planes de trabajo debe servir de insumo para la construcción de un Congreso Nacional del Polo Obrero Tendencia.

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