Municipales CABA: balance y conclusiones de la lucha de salud

Escribe Maxi S. Cortés

Tiempo de lectura: 4 minutos

La semana pasada Sutecba, sindicato de trabajadores municipales de la ciudad de Buenos Aires presentó el acuerdo paritario firmado con el gobierno de Larreta, un 60% en cuotas. Este acuerdo impacta sobre una enorme cantidad de trabajadores siendo este uno de los gremios mayoritarios de la ciudad y pilar sostén de todos los ministerios del estado porteño. Ha tenido al personal de enfermería, técnicos y administrativos -parte de la ley de empleados municipales 471- en pie de lucha por la defensa de su salario.

El acuerdo

Con horas de diferencia a la presentación pública de la paritaria de salud que hizo médicos municipales (AMM) de 61% en comodísimas cuotas, Sutecba hizo lo propio con un acuerdo casi idéntico. La paritaria de los médicos suele cerrar con algún porcentaje más a la municipal, pero sobre la base, claro, de un “conformado” mayor.

El acuerdo de los municipales profundiza la caída por debajo de la canasta de pobreza acercándose a la indigencia y en el caso de enfermería coloca la brecha entre el empleo público y privado en el índice más alto de los últimos tiempos, unos 20 mil pesos. Las cuotas, de entre 5 y 10%, serán absorbidas por la inflación mensual. Significan sumas de entre 3.000 y 5.000 pesos en salarios de 60 mil pesos promedio.

El trasfondo político

La paritaria de Sutecba está atravesada por dos procesos de importancia que no pueden ser soslayados. Uno es el derrumbe de la obra social, Obsba, declarada en quiebra, lo que coloca a la directiva del gremio en el ojo de una tormenta política junto al gobierno de la ciudad, que discuten su transformación en un negociado privado.

El otro proceso son las recientes elecciones generales del gremio. A diferencia de los metalúrgicos, que la firma de un acuerdo a la baja le costó la conducción al histórico burócrata Caló, en Sutecba la crisis impactó de otra forma. La desafiliación es masiva -en ATE y UPCN también- y la falta de legitimidad es absoluta, por lo que está abierta una crisis política en su cúpula y entre la base de los delegados. La paritaria arrastró esta crisis que persiste y que está latente en lo que serán las próximas elecciones de comisión interna en todos los hospitales.

La base de la lucha

El activismo de enfermería, técnicos y administrativos existe y se ha forjado no solo en las enormes luchas de la década (2014, 2017, 2018, por citar algunas), si no que la pandemia ha acelerado el proceso de colapso sanitario e incorporó al activismo previo, una nueva camada de luchadoras y luchadores. La crisis de Sutecba está ligada al mismo proceso.

Este activismo no cesó de luchar durante toda la pandemia. La discriminación en el pago del bono de enero -sustancialmente menor al que se les pagó a los médicos y trabajadores de la salud inscriptos en la ley 6035- fue la chispa que abrió la lucha por la reapertura de la paritaria. Las asambleas comenzaron a autoconvocarse en los hospitales y un paro en el Tornú logró la re instalación de varios contratados a los que el gobierno porteño venía despidiendo en toda la Ciudad.

La paritaria

En la contradicción de los resultados de esta paritaria a la baja, cabe destacar que Sutecba tuvo que abrir asambleas y la concreción de un paro general en los 34 hospitales y centros de salud. Ningún trabajador recuerda cuándo fue la última vez que sucedió algo así. Al margen de su alcance y participación en cada hospital, el hecho marca un antes y después en el gremio.

Esta lucha por la reapertura de la paritaria logró imponer el aumento al salario y quebró la propuesta de la “mesa de salud” de Sutecba que proponía aumentos en los módulos – horas extra. Mención aparte merece el apoyo de la CTA Capital al planteo de la mesa de salud de Sutecba, pero a diferencia de la burocracia de Sutecba que a su pesar convocó al paro, estos lo boicotearon. Ahora celebran este acuerdo a la baja, por lo cual nada hicieron.

Conclusiones

Sutecba tuvo que levantar el proceso de asambleas y paros generales antes de que madurara el reclamo y el 60% pudiera ser rechazado. En las asambleas comenzaba a discutirse la huelga indefinida. En el acuerdo no está presente la incorporación del personal contratado, que fue un reclamo tan importante como el salarial, porque el corazón del régimen de súper explotación de módulos y pluri empleo está en el achique de la estructura de personal y los salarios de hambre.

Las paritarias en el orden del 60% en cuotas son la receta de la burocracia sindical de las centrales CGT y CTA en acuerdo con el gobierno nacional para sostener precariamente la gobernabilidad de un gobierno en caída libre. Pero la inflación ya está entrando en los tres dígitos, empujada por la crisis capitalista mundial y la guerra imperialista.

El reclamo por la incorporación de personal, la próxima reapertura de paritaria y todos los reclamos particulares de cada hospital, debe marcar la agenda de las elecciones de comisión interna en cada hospital como así también las asambleas. Defendemos la postulación de nuevos delegados y listas independientes de la burocracia sindical de Genta-Amor y los gobiernos nacional y porteño.

Toda esta experiencia coloca en agenda una nueva etapa de lucha en unidad con todos los trabajadores y trabajadoras de la Ciudad – la docencia, subte, textiles, desocupados para enfrentar la pobreza, el hambre y los ataques a nuestras condiciones de trabajo. La lucha es una sola.

Un congreso obrero que nos permita la unidad nos puede preparar para una huelga general indefinida que reconstruya nuestros ingresos, que dignifique a la clase obrera y la consolide como factor político independiente a los gobiernos capitalista de la ciudad y nacional.

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