Balance del paro de Ademys

Escribe Darío Molinari

Tiempo de lectura: 3 minutos

El paro convocado por Ademys para el 31 de mayo tuvo un acatamiento bajo a excepción de algunas escuelas de la zona sur. Como parte de la jornada, se realizó una concentración y radio abierta frente a la Legislatura. Hicieron uso de la palabra distintos activistas, docentes y estudiantiles y los representantes parlamentarios -en funciones o no- del FIT U. Al cierre de esta actividad estaba prevista una “Marcha Educativa”, pero no se realizó.

Un balance

La baja adhesión al paro no puede ser atribuida a ´la docencia´ sino balanceada como un problema de dirección. Frente al brutal ataque que el gobierno desarrolla sobre nuestras condiciones laborales, el 12 de mayo pasado el 85% de la docencia paró. Además ésta se organiza en las escuelas a las que se les caen los techos e impide junto a las familias el cierre de establecimientos educativos para convertirlos en vinotecas, como pretende el Gobierno de la Ciudad en Devoto.

La asamblea de Ademys fue convocada de forma clandestina días después del parazo contra la reforma del Estatuto. Desde el escenario, sus dirigentes bregaron por “la necesidad de una asamblea general del gremio”, pero el sindicato no actuó en consecuencia con esa orientación. Ademys desaprovechó la presencia de miles de docentes para definir la continuidad del plan de lucha.

Entre una jornada y la otra tampoco promovió asambleas por escuela o distrito. Para garantizar un paro y una lucha, era necesario construirlo entre la docencia, constituir cuerpos de delegados, actividades de difusión callejera y votar mandatos. Sobre la base de esa premisa, desde nuestra corriente lo votamos favorablemente y lo llevamos a cada una de nuestras escuelas. Con nuestros materiales agitamos más de 180 escuelas de la Ciudad. No basta que un sindicato anuncie un paro sino que debe mostrar su empeño en llevarlo a fondo.

La actividad del sindicato, en los últimos años, se caracterizó por la enunciación de problemas que atraviesan a la docencia, en forma de denuncia, pero sin un norte de acción claro. En algunos casos, los planes de lucha en rechazo a las políticas del gobierno, se aplicaron con posterioridad a la implementación de las mismas. La última mesa salarial, lamentablemente, fue una muestra de ello. Existieron dos cuartos intermedios en la reunión con el gobierno, sin embargo, no hubo ninguna convocatoria a deliberar alentando a la movilización.

El gobierno y la burocracia

Por su parte, el gobierno de Larreta, en cambio, sí tomó nota de las reservas de lucha con la que cuenta la docencia. Las sanciones a Adaro y Di Vicenzo y la amenaza de nuevos sumarios, junto a los descuentos por paro, son un intento por disciplinarnos. La convocatoria a la mesa salarial y el acuerdo que firmaron la mayoría de los sindicatos, la semana pasada, contó con el apoyo UDA (CGT) y del sindicato ligado a la gestión de Juntos (Seduca). Pese al intento de presentarlo como un aumento del 60%, se trata de aumentos en 6 cuotas -6% en mayo, 5% en junio, 6% en julio, 5% en agosto, 10% en septiembre y 8,5% en noviembre-, más una cláusula de revisión en diciembre, cuando no hay clases. A fin de año, un docente de jornada simple que recién se inicia cobrará $90.614, mientras que la canasta de pobreza se ubica actualmente en $100.000.

La UTE (CTA Yasky), por su parte, mantuvo una declaración ambigua, en la que no habla de rechazo. Textualmente: “si bien la propuesta es superadora, entendemos que aún nos encontramos lejos de recuperar parte del poder adquisitivo perdido”. No convocó a un plenario de delegados, pero se ´movilizó´ junto a ATE Capital, AGTSyP y SITRAJU, ´contra el ajuste de Larreta´. El planteo de reapertura de las paritarias para “ganarle a la inflación” es un embuste, que perpetúa salarios por debajo de la línea de pobreza. Actualmente, la canasta familiar supera los $200.000. Este debería ser nuestro salario mínimo para el cargo de jornada simple. Al mismo tiempo, la burocracia de UTE ´agita´ las revisiones trimestrales, buscando contener la lucha de los trabajadores. La ´movilización´ de marras fue un desfile cristinista que tuvo como objetivo apuntalar al kirchnerismo en la ciudad, a contramano de cualquier lucha.

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