Estatales Nacionales: una paritaria a la medida del FMI

Escribe Valu Viglieca

Tiempo de lectura: 3 minutos

El gobierno nacional, Andrés Rodríguez (UPCN) y “Cachorro” Godoy (ATE) se pusieron otra vez de acuerdo para firmar una paritaria que condena a la mayoría de los trabajadores y trabajadoras estatales a vivir con salarios por debajo de la línea de la pobreza. El acuerdo de 60% en 5 cuotas se enmarca en el abanico de las paritarias acordadas por diferentes sindicatos en el último mes, es un grito a voces de cómo la burocracia se propone asfixiar a las y los trabajadores para poder cumplir con los requisitos del Fondo Monetario Internacional.

La entrega tuvo un antecedente

En lo que va del año la paritaria estatal 2021 se tuvo que “reajustar” dos veces: primero 2 cuotas de 7% y después una de 10% que se cobró con el sueldo de mayo. Las dos veces el ajuste fue razón de festejo de ATE y UPCN, las dos veces el aumento del 24% quedó liquidado por la inflación. Es la suerte que va a correr el 60% de minicuotas que firmó la burocracia sindical en junio después de dos cuartos intermedios en los que no llegaban a un acuerdo porque, según decían off the records, “el gobierno no quería dar una cuota inicial alta que impacte en el aguinaldo”.

A la mesa salarial de mayo de 2022 -que se firmó en junio- se llegó con un invicto en materia de plenarios, asambleas o consultas por WhatsApp a los trabajadores. Un signo propio de la burocracia que da la espalda al descontento de quienes representa. La burocracia que alardeaba de que “en ATE manda la asamblea” ahora es la sombra de UPCN, firmando acuerdos que describe sin pudor como “insuficientes”. Para que un acuerdo sea “suficiente” es necesario movilizar a la base y organizar un plan de lucha. ATE entregó a los trabajadores en la mejor tradición del sindicato cegetista del gremio estatal.

El acuerdo en cifras

Las cinco cuotas se distribuirán del siguiente modo: 16% en junio, 12% en agosto, 12% en octubre de 2022 y 10% en enero y nuevamente 10% marzo de 2023. Además, para el convenio mayoritario – SINEP- se firmó un aumento de las Unidades Retributivas que llevaría el porcentaje a 76% según los dos sindicatos. ATE aseveró “le seguimos ganando a la inflación”, pero la inflación para 2022 está prevista por encima del 85% y el gobierno acaba de autorizar los tarifazos que se suman al creciente y constante precio se los alimentos.

Los reajustes previstos en el acta son otra trampa de la burocracia, cada vez que el malestar empieza a hacer ruido en los organismos aparece un reajuste para calmar cualquier plan de lucha que pudiera surgir desde las bases. Es una estrategia para garantizar el callejón sin salida a la que nos quieren llevar. Tanto ATE como UPCN están alineados en la interna del gobierno nacional.

La paritaria la van construyendo con paliativos que buscan esconder que todos los que pueden hacer horas extras las hacen porque si uno no se encierra 10 o 12 horas dentro del organismo no logra arañar la canasta de pobreza. El compromiso de mejorar la situación de la planta permanente con la posibilidad de que asciendan de categoría sin la necesidad de concurso, el llamado a concurso para 30 mil trabajadores de convenio, el incremento en guardería o viáticos son por un lado, parches y, por el otro la confesión de parte de la burocracia que no está dispuesta a luchar por el salario, ni por las salas maternales ni por nada que no sirva como contención de los y las trabajadoras.

Por último, entre la multiplicidad de temas discutidos en la mesa salarial no se dijo ni una sola palabra sobre el sistema bimodal de trabajo. En una resolución que bajó a todos los organismos se planteaba que a partir del 2 de mayo el personal debía volver de forma regular a trabajar, días y horario completo. Fueron varios los sectores de diversos organismos que lograron imponer que las burbujas se sostengan. En dependencias donde los mismos sindicatos organizaron el retorno con la excusa de que “atomizados no se puede organizar ninguna lucha”, los trabajadores organizaron sus petitorios y presionaron para que las burbujas se mantengan.

Los contagios están creciendo y los protocolos se flexibilizaron porque casi todos ya se aplicaron las tres dosis de las vacunas, sin embargo, muchos de los contagiados manifiestan entre 7 y 9 días de síntomas y cansancio extremos: después de los 5 días corre el descuento al presentismo y todos se proponen volver para no perder salario.

La falta de lucha no tiene origen en el trabajo remoto o la bimodalidad. La falta de lucha es una política de UPCN, ATE y, en menor medida, de las juntas Internas que, aunque se definen como antiburocráticas, no han convocado asambleas ni por salario, ni por protocolos, ni por sostener la bimodalidad. Los trabajadores y trabajadoras estatales no podemos recostarnos en exigir un paro a la burocracia cegetista, tenemos que organizarnos y unirnos a todos aquellos que estén dispuestos a enfrentar el ajuste del Fondo y el gobierno.

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