Universidad Nacional de Mar del Plata: clases presenciales sin aulas ni gas ni ventilación

Escribe Malena Asencio

Vamos a una lucha por el salario y las condiciones de cursada.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Este año la Universidad retomó abruptamente las clases presenciales, a pesar de que la pandemia no finalizó. Las condiciones en las que tuvimos que volver a estudiar y trabajar no fueron novedosas. A pesar de que las gestiones de las facultades se deshicieron en grandilocuencias acerca de las reformas de infraestructura que iban a llevar adelante para que la Universidad pudiera adaptarse a una cursada bimodal (presencial y virtual), en los últimos dos años no se ha construido, ni siquiera, un aula nueva. Cursamos amontonados en las aulas que se caen a pedazos, y que en algunos casos ni siquiera tienen ventilación. La bimodalidad ha sido utilizada como una excusa para la falta de aulas: aquella cursada que no tenga lugar dentro del complejo, se dicta virtual. En el curso de una pandemia la mayoría de los baños no funcionan o directamente están clausurados. Y como si todo esto no fuera una situación edilicia insalubre, Exactas, Humanidades, Salud y Arquitectura permanecen sin gas hace ya una semana luego de que ante una denuncia anónima por una posible pérdida, desde la empresa Camuzzi decidieran cortar el suministro al detectar que las calderas “no cumplen con la normativa actual”’ (Qué digital, 6/06). En la Facultad de Derecho, que no forma parte del complejo universitario, la situación se replica y hace varios meses se encuentra sin gas. A raíz de esto, se ha resuelto que las clases en Derecho vuelvan a la virtualidad porque es insoportable estar dentro de la Facultad.

La gestión de la Universidad y de las facultades no destinan ni un peso del presupuesto a infraestructura, llevando los problemas edilicios al extremo. Es por esto que la discusión acerca de tener clases virtuales o presenciales se ha convertido en una pantalla para no poner sobre la mesa el problema del presupuesto y para no señalar a los responsables políticos de las condiciones indignas en las que se encuentra el complejo universitario.

Salarios docentes: a la baja

A comienzo de año el gobierno anunció que las paritarias 2022 se actualizarán cada cuatro meses, debido a que la inflación proyectada es del 60%. Muy rápidamente quedó demostrado que este planteo es un verdadero fraude para los trabajadores que tienen que vivir con un salario permanentemente atrasado frente a la escalada inflacionaria constante. Dentro de los docentes universitarios, este año la diferencia entre el aumento salarial y la inflación acumulada ha alcanzado su punto más alto desde el año 2015. Mientras que el aumento salarial hasta esta parte del año fue del 13%, la inflación lleva acumulada un 23.1%. Además de esto, se ha dejado de pagar el bono que cobraban por virtualidad, aunque no todos los docentes trabajan solo presencialmente. Los docentes de nuestra universidad están siendo sometidos a trabajar en condiciones de precarización como nunca habíamos visto en la universidad.

En este marco, los gremios docentes nacionales convocaron a un paro para el día martes 7 para reclamar por la actualización del salario. Pero como toda burocracia, ADUM se limita a llamar al paro sin ninguna medida de lucha. Mucho menos, por supuesto, ha convocado a la docencia a discutir un plan de acción para pelear por el salario y las condiciones laborales, ya que en muchos casos, los mismos burócratas que dirigen los gremios se encuentran en la gestión de las facultades y la Universidad.

La pelea

Este cuadro nos impone la necesidad de organizarnos urgentemente. Los delegados docentes de la lista roja ADUM-desde el pie han convocado a una asamblea interclaustros para el viernes 10, a las 17 hs, en el Complejo para discutir, en primera instancia, el problema de la calefacción. Llamamos a todos nuestros compañeros estudiantes y docentes a participar de esta asamblea para discutir integralmente los problemas de la comunidad universitaria, para organizar la unidad obrero-estudiantil para salir a dar una pelea de conjunto por los salarios, por presupuesto para más infraestructura, para la doble banda horaria, por el boleto educativo. En el marco de la crisis social más aguda que atravesamos, sólo podremos conquistar todas nuestras reivindicaciones organizándonos de conjunto y de forma independiente de la burocracia, la gestión y los gobiernos.

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