Tucumán

Escuela de Enfermería: los nuevos desafíos de una lucha extraordinaria

Escribe Luciano Grupalli

Tiempo de lectura: 2 minutos

La lucha de los estudiantes de Enfermería, que ocuparon la escuela durante 15 días reclamando su transformación en facultad (ahora está integrada a la facultad de Medicina), ha entrado en una nueva fase.

Luego del intento de imponer el levantamiento por la fuerza por parte de una patota impulsada por el decano de la facultad de Medicina, las autoridades de la UNT se han visto obligadas a maniobrar.

A través del secretario general del rectorado, Hugo Saab, criticaron el accionar por la fuerza para imponer el desalojo y propusieron el armado de una mesa de negociación tripartita, entre las autoridades de la UNT, los voceros estudiantiles y docentes de la toma y el decanato de Medicina –de cuya gestión y dependencia la comunidad de enfermería reclama separarse-. Su propósito sería instrumentar esa separación, con el compromiso de independizar a la escuela de Medicina, transformándola en escuela experimental, hasta tanto el Consejo Superior discuta el “proyecto facultad”, el principal reclamo de la toma.

La separación efectiva ha sido vista como un paso adelante para la vida de la carrera, ya que la gestión del decanato de medicina utilizaba los fondos correspondientes a enfermería, carrera mayoritaria, para sostener la infraestructura general, y donde enfermería quedaba en esa materia como el último orejón del tarro, hasta el punto de que los 7.000 estudiantes de la carrera funcionaban en tres aulas y la carrera solo contaba con solo un sanitario, un verdadero desmanejo presupuestario.

La asamblea de la toma que discutió el asunto consideró la separación como un progreso en el camino de convertirse en facultad y, en este sentido, ha aceptado integrarse a la mesa de negociación con voceros propios y responsables ante las bases.

La negociación, sin embargo, vino acompañada de la extorsión de parte de las autoridades de reclamar el levantamiento de la toma, caso contrario se iba a proceder a un desalojo por la fuerza. En paralelo, desde todos los planos institucionales universitarios (las autoridades, los centros estudiantiles dirigidos por las burocracias de distintos colores), las direcciones de los hospitales y los gremios que representan a los trabajadores de la salud, todos se coaligaron para hacer el vacío a la lucha y reclamos de los estudiantes de enfermería.

Solo la docencia universitaria agrupada en ADIUNT apoyó activamente su lucha, por eso mismo desde el Rectorado han lanzado, recientemente, una serie de ataques a la directiva del gremio para generar una fisura en lo que fue y es una lucha de unidad docente-estudiantil.

Entre los estudiantes que fueron participes de la toma y que decidieron integrar la comisión tripartita, prevalece un clima de desconfianza, por eso votaron la suspensión de la toma hasta el día 28 de junio, que es el día que debe sesionar el Consejo Superior y tomar las decisiones que han surgido como promesas de las autoridades.

Expresión de esa desconfianza es que se ha programado aprovechar este levantamiento de la toma para elegir delegados por año y se está estructurando los cimientos de un nuevo centro de estudiantes, nacido con el activismo de esta lucha y en la conciencia de que se vienen nuevas batallas, entre ellas, la convocatoria a una movilización el 28.

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