Despidos en aeropuerto de Ezeiza por reclamos de prevención

Escribe Corresponsal

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En todos los medios y hasta desde el propio gobierno se resalta la labor heroica de los aeronáuticos que salen a repatriar argentinos. Sin embargo, un día antes del Día del Aeronáutico, el 26 de marzo, la empresa GPS despidió a Aye y Carlos, personal que participo de los operativos de repatriación, como respuesta al descontento, quejas, notas y acciones de lucha que los trabajadores impulsan reclamando las medidas de seguridad e higiene pertinentes para no exponer su salud ni la de los pasajeros.

Los trabajadores de GPS en Ezeiza gracias a su organización y la votación de una comisión de salubridad e higiene arrancaron a la empresa barbijos, guantes y alcohol en gel. La actitud represiva de la empresa sobre los trabajadores que reclaman algo tan básico y necesario tiene antecedentes en el rubro, a raíz de la crisis del coronavirus Gate Catering despidió 180 empleados y en Aerolíneas Argentinas hubo descuentos a quienes se negaran a volar por la falta de condiciones de salubridad.

Esta política antiobrera tiene sus responsables. Además de las empresas, las direcciones sindicales brillan por su ausencia. El propio Cirielli, secretario general de APTA, deja de manifiesto la falta de medidas de seguridad cuando alega que un pasajero abordo con síntomas un vuelo gracias a haber tomado paracetamol y no avisar antes de subir (Clarín, 25/3/20). La otra pata de esta responsabilidad es el propio gobierno que da vía libre a las patronales para actuar de manera arbitraria y luego monta campañas donde la responsabilidad de los contagios sería una cuestión de responsabilidad meramente individual.

Estos despidos deben ser rechazados, no se puede permitir que se reprima a quien lucha por la seguridad de la población cuando justamente lo que tenemos en juego es eso mismo. Los compañeros de GPS están haciendo girar un petitorio por la reincorporación de los despedidos y desarrollando una campaña de vídeos y pronunciamientos, amén del proceso de organización que ya venían desplegando. Apoyar el petitorio y pronunciarse es un espaldarazo importante para la lucha contra el despotismo patronal.

Los despidos recientes y el derrotero anterior ponen en primer orden la necesidad de la deliberación obrera, tomando estas experiencias, para poner en pie comités de salubridad e higiene. A los protocolos patronales debemos oponerles un protocolo de los propios trabajadores cuyas necesidades sean cubiertas por las empresas y el estado. Al día de hoy, el estado no ha intervenido sobre una empresa que pone en riesgo la salud de esta manera.

La organización y lucha contra las patronales, la burocracia y el estado adquiere una dimensión dramática en este escenario.

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