El MST entra por la ventana al Concejo Deliberante de Orán

Escribe Julio Quintana

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El MST ha anunciado con fanfarria la incorporación de Samuel Huerga a su organización. Huerga, militante durante varios años en el Partido Obrero y luego en la Tendencia, había sido electo concejal en Orán en diciembre pasado. Antes de que cante el gallo entró en un enjuague con los partidos patronales presentes para establecer un sistema de presidencia rotativa del Concejo, en el cual le tocó el primer turno, de diciembre a marzo, el período en que el Concejo entra en receso. La modalidad elegida obedecía a la dificultad para elegir un presidente debido a la fragmentación de la representación municipal.

Aunque Huerga manifestó su expectativa de continuar al frente del Concejo durante todo el mandato, desde donde pensaba introducir una legislación socialista, fue despedido del puesto junto con la anulación del sistema rotativo. El esquema esbozado revela una fuerte tendencia al arribismo personal. La movida de Huerga fue discutida ampliamente en el PO (T), durante más de diez días, por medio de reuniones virtuales y un boletín interno. Los textos en debate fueron publicados luego en el periódico digital de Política Obrera, algo nunca visto en el MST. Huerga defendió su posición por medio del BI, más un sinnúmero de artículos en su página de Facebook.

La mesa nacional del PO (T) lo invitó a corregir su posición, mediante la renuncia a la presidencia, a lo que se negó rotundamente. Huerga sostuvo que no estaba dispuesto a desaprovechar lo que entendía como una oportunidad política de características excepcionales. Para mejor entender las circunstancias es necesario añadir que Huerga es un personaje en la ciudad, donde ejerce la docencia técnica y dirige en forma excluyente una emisora de radio. Es probable que esto lo haya llevado a dimensionar en exceso el alcance personal de su presencia en el Concejo. En 2013, cuando el Partido Obrero consiguió nueve representantes en el Concejo Deliberante de la capital de la provincia – a dos bancas de la mayoría absoluta -, rechazó en forma consistente las propuestas de acuerdo de los partidos patronales en cuanto a la elección del presidente, lo que generó una crisis política en el municipio y una parálisis política de cuatro meses. Los medios de comunicación y las autoridades política de la provincia, en especial el intendente, Miguel Isa, advirtieron que entregar la presidencia a la fuerza mayoritaria, o sea el PO, sin la red de seguridad de un acuerdo, constituía una amenaza para el Estado.

Es claro, de todos modos, que presidir una institución del estado en base a un acuerdo con los partidos defensores de ese estado, es incompatible con los principios y las políticas socialistas. Huerga se quedó con la banca, a pesar de todo, en función de lo que establece la legislación vigente, que la adjudica a la persona y no al partido en cuyo nombre participó de las elecciones y organizó su campaña. El MST, en definitiva, captó a Huerga y a lo que acabó representando: ha hecho suya la integración al estado, en base a acuerdos con partidos patronales, y saludado el principio del arribismo personal. En las próximas elecciones en Salta, Claudio del Pla, Pablo López y Cristina Foffani, que atacaron con impudicia la movida de Huerga en el Concejo, que atribuyeron al PO (T), con la conciencia de que estaban mintiendo, compartirán lista con Huerga, el MST y la política que representan. Antes que se pusiera la camiseta del MST, Huerga fue solicitado por el llamado partido piquetero, que milita en el FdT y en el gobierno del ajuste del FMI. Muy instructivo es ver a los cuervos merodear en torno de un cuerpo que ha perdido vitalidad histórica.

La adaptación política al Estado no es de ningún modo una novedad en el MST. El MST, nunca es demás recodarlo, fue la corriente más activa del movimiento sojero que, en 2008, salió a las rutas contra la resolución 125, que establecía retenciones móviles a las exportaciones de soja. Competía en el empeño con la misma Sociedad Rural. Esta posición formaba y sigue formando parte de una estrategia más general, que consiste en apoyar a las ‘democracias’ contra el ‘autoritarismo’, con independencia de que las primeras fueran promovidas y armadas por el imperialismo norteamericano y la OTAN. Es precisamente lo que ocurre ahora con la guerra de la OTAN contra Rusia. Para el MST una victoria de la OTAN contra Rusia representaría lo que llama una “revolución democrática” y de ningún modo la extensión de la dominación del imperialismo mundial. Política Obrera promueve, en cambio, una lucha contra la guerra en base al alzamiento de la clase obrera internacional contra la OTAN y contra el restauracionista Putin, o sea la revolución socialista. Es un dato fundamental del pasaje de Huerga al MST, que se base en consideraciones de orden personal y local, y que ignore las posiciones fundamentalmente contrarrevolucionarias del MST en el terreno internacional.

La captación de Huerga encaja perfectamente en el historial político del MST. El MST no le saca el cuerpo al ejercicio del oportunismo de la peor calaña cuando se trata de conseguir un puesto rentado en el Estado. El MST consiguió su primera concejala en la ciudad de Córdoba por medio de un “frente progresista” con Luis Juez. La Sociedad Rural y la patronal sojera y la automotriz instalada en Córdoba, representada por Juez, han sido aliados de preferencia del MST. Es con esta mochila que el FIT receptó al MST, con el solo propósito de sumar algunos votos en algunos distritos. La concejala que ingresó con Juez representa hoy al FIT-U, en una transición ‘indolora’. Invocar los principios y los métodos socialistas ante el MST, sólo es propio de incautos. La incorporación del MST marca, entonces, una mutación fundamental en el Frente de Izquierda, en especial si se le agrega la expulsión de la Tendencia del Partido Obrero. La adopción de la política de Huerga, por parte del MST, compromete a todo el FIT, por la sencilla razón de que se trata de una cuestión de principios. Ahora, junto al PTS, el MST propicia la convocatoria de una Asamblea Constituyente por parte del trío AF-CFK-Massa o, en su defecto, la caída del gobierno kirchnerista que, en las actuales condiciones, sería capitalizada por el macrismo. En definitiva, el ‘episodio’ Huerga encierra una descomposición política de orden más general.

La cuestión en todo este escenario no es Samuel Huerga: es el MST, la cuña que introduce en el FIT, un frente electoral y democratizante, y la guerra mundial preparada metódicamente por la OTAN.

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