La crisis sanitaria recorre el puerto

Escribe Santiago Vereb

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Hace una semana, pese a la resolución del gobierno nacional de catalogar la actividad como “esencial”, los distintos gremios habían resuelto un “parate” de las flotas pesqueras que derivaría en una parálisis general. Esta determinación vacía, llevó a los trabajadores a quedarse en sus casas sin percibir salario. Ergo, 400 marineros relevos de esas flotas, reclamaron “subsidios o vales de comida que ayuden a atravesar este momento de inactividad” (Revista Puerto, 25/03).

En materia de salud, el puerto se encuentra vaciado. En Sanidad de Frontera, quienes debieran atender los casos y determinar un protocolo sanitario mientras dure la pandemia, nadie atiende el teléfono. Los gremios pesqueros firmaron un protocolo junto al Ministerio de Trabajo para reactivar la actividad desde el 01/04, por presiones del gobierno. Este protocolo obliga a las empresas a suministrar los elementos básicos de higiene y los estudios correspondientes, pero va en total detrimento de las condiciones laborales de los marineros y trabajadores de las diferentes plantas y “cooperativas”.

En los frigoríficos se reducirán los grupos de trabajo y se hará la producción de manera escalonada con una actividad diaria, lo que implica una intermitencia laboral que ataca directamente el bolsillo de los trabajadores precarizados. En cuanto a las flotas, volverán al trabajo los efectivos, pero no los relevos, quienes son víctimas de la tercerización portuaria: si no pescan, no cobran.

Una salida al colapso

El coronavirus dejó al descubierto una crisis que lleva décadas en el puerto. Un porcentaje abismal de trabajadores no tiene seguro médico ni obra social, tampoco condiciones de seguridad básicas, ni asistencia médica en el momento. Esto ha sido una constante: cada barco hundido, cada obrero naval desaparecido y el último electricista fallecido, son víctimas de este vaciamiento.

La mísera condición de salud está inscripta en un “Convenio Pyme” que permite a los empresarios y la burocracia sindical, administrar la miseria laboral de los trabajadores, quienes reciben un salario paupérrimo que intenta camuflarse con “plus” por producción, así como una inestabilidad laboral que los obliga a quedarse en sus casas sin cobrar.

El acuerdo entre las cúpulas sindicales y el gobierno nacional no es más que un intento de tapar un vacío presupuestario en todas las ramas.

Resulta primordial seguir el ejemplo de los marineros relevos, conformando comités de emergencia que discutan un plan de acción para resolver la situación crítica de todos los sectores obreros, así como la elaboración y ejecución de un protocolo integral en defensa de las condiciones de vida de los trabajadores, en oposición a los protocolos patronales que se limitan a la distribución de alcohol en gel, guantes y barbijos de bajo costo.

Los trabajadores portuarios expresan su descontento con las condiciones de higiene deplorables. Se debe discutir, además, un paro por tiempo indeterminado hasta que se efectivice el protocolo y estén las condiciones de salubridad correspondientes, sin poner en riesgo la vida.

-Convenio colectivo de trabajo

-Licencias con pago salarial total

-Cobertura médica irrestricta

-Distribución de elementos de higiene y kits médicos necesarios

-Desinfección de los accesos a buques y todas las plantas pesqueras

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