Los vaivenes de la marcha del 17 de agosto

Escribe Pablo Busch

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Contrariamente a lo que reflejan los medios, la movilización de la CGT del 17, aunque se desgrane, no ha cambiado de carácter. Pero aunque el objetivo principal sigue siendo apoyar al gobierno y bloquear cualquier tipo de lucha independiente de los trabajadores, el trasfondo de la convocatoria se ha modificado. Lo que sí ha cambiado es que, cuando fue convocada, hace más de un mes, el objetivo de la CGT era mostrar en la calle a las fuerzas unidas del Frente de Todos. "Primero la patria" era la consigna principal, mientras en el Ministerio de Economía asumía Batakis. Con la llegada de Massa, la tónica de la movilización tiene ahora un marcado sentido internista, alrededor de la pugna de la CGT por ocupar un lugar en el nuevo esquema de gobierno.

La asunción de Massa como "Superministro" había sido saludada por todo el arco de sectores de la CGT. Sin embargo, el apoyo no se ha traducido en anuncios de ningún tipo respecto de una reapertura de paritarias o de un bono. El jueves pasado iba a haber una reunión entre la CGT y Massa, que fue postergada hasta nuevo aviso. El anuncio de una convocatoria para acordar "precios y salarios" no se hizo con el concurso de la CGT. Recién en la semana siguiente a la marcha se verán las caras los dirigentes sindicales con el "Superministro", en la convocatoria a discutir el aumento del salario mínimo.

Los principales gremios de la CGT aparecen divididos en varios sectores y, a medida que la movilización se acerca, la división se acrecienta. La movilización, que se hará sin discursos, carece todavía de un documento común.

La UGATT, un sello integrado por La Fraternidad y la UTA para esquivar el copamiento del moyanismo en la Confederación del Transporte, es el primer sector sindical que se baja de la marcha. Dicen que hay que 'darle tiempo' a las medidas del nuevo Ministro de Economía, quien había operado desde un principio para que la marcha se levante. El barrionuevismo, enfrentado históricamente con Massa, rechaza participar de una movilización en apoyo al gobierno.

Entre los gremios que convocan -por ahora- aparece una línea divisoria respecto de los planes en cuanto a los salarios que impulsa Massa. Por un lado, Daer y los gordos se oponen a cualquier bono o suma fija que se otorgue desde el gobierno porque deja fuera de la mesa de negociación -y de la recaudación- a los sindicatos. La defensa del lugar de la CGT en la transición, o sea, la oposición al bono, pasó a ser en la práctica el objetivo principal de la movilización.

Por otro lado, el moyanismo no se opone a la suma fija y presiona para darle a la movilización un carácter más duro contra los especuladores y los formadores de precios. En la misma línea de la movilización paupérrima que organizó con la CTA, el moyanismo armaría un escenario aparte para hacer un acto. A falta de un documento central, un conjunto de organizaciones que movilizaron con el moyanismo el 30 de julio, integradas por la CGT Zona Oeste, la Federación Gráfica Bonaerense, la CCC, la CTA Oeste y ATE Capital, entre otros, publicó un documento en el que convocan a la movilización del 17 de agosto para parar el golpe de la AEA, la Amchaam, la SRA y la cúpula del PRO. El documento omite decir que es de la mano del golpe que llegó Massa a Economía y que lo hizo con el apoyo abierto del kirchnerismo.

La convocatoria no fue difundida en los lugares de trabajo de ningún sindicato. Unos pocos gremios, como Sanidad, ATE y el STIA Buenos Aires, realizaron sólo plenarios de delegados o de secretarios Generales. El SUTEBA convocó a asambleas de delegados por seccional, pero recién para el 18 de agosto, a contramano de la marcha. El resto se limitará a una movilización de rutina de sus aparatos, rellenada por lo que aporten las organizaciones sociales que apoyan al gobierno.

La convocatoria del FIT-U a la Plaza de Mayo no se diferencia en el método de la marcha cegetista. Los escasos sindicatos convocantes no han realizado ni asambleas, ni plenarios de delegados para convocar a marchar. Mucho menos una convocatoria abierta que reúna posiciones de sindicatos que se delimitan de la burocracia de la CGT. El FIT-U revivió de las cenizas a su sello sindical, integrado solo por él mismo. Es probable que la Unidad Piquetera marche dividida, dada su heterogeneidad política. El FIT-U reclama a la CGT "un paro nacional y un plan de lucha" -un planteo bajo el control de la burocracia-.

La movilización del 17 es una puesta en escena de aparatos, independientemente de su número. Está caracterización es fundamental en una situación típicamente explosiva. La posición de los luchadores debe ser, en oposición a la disputa de aparatos, una agitación sistemática a favor de la huelga general y un congreso obrero.

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