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El plebiscito constitucional chileno del próximo 4 de septiembre será un termómetro para el gobierno de Boric y su viabilidad. Todas las encuestas concuerdan en que se impondrá el Rechazo. La Convención Constitucional que presentó la propuesta fue el engendro que se parió en un pacto entre Boric y la derecha chilena.
Además de Boric, sectores de izquierda trotskistas han desarrollado una intensa campaña por el Apruebo. El PO oficial propone el voto nulo, en oposición al rechazo.
El MIT (PSTU) ha caracterizado a la Convención Constitucional como un “triunfo democrático de masas” y llamó a votar por Boric en segunda vuelta a fines del año pasado. Alegaron que “una victoria de Boric podría generar un mayor movimiento social que presione el gobierno para que cumpla sus promesas y para arrancar más conquistas para la clase trabajadora, a pesar de la estrategia del PC y FA”. Es el bicentenario argumento amañado del seguidismo y la capitulación. Luego de que Boric 'no cumplió sus promesas', le dan una segunda oportunidad llamando a votar por el Apruebo.
También en el campo del Apruebo se ha colocado el Movimiento Anticapitalista (MST). En su prensa afirman que la nueva Constitución mantiene “los pilares de la lógica de acumulación neoliberal”. Esto no es motivo para no apoyarla, porque “el borrador de la Nueva Constitución… plantea derechos postergados que debieron escribirse por la presión social”.
Los mismos argumentos sólidos utiliza el MIT, el cual hace un llamamiento “para garantizar las mínimas conquistas logradas en la Nueva Constitución (derecho a huelga, negociación ramal, derecho al aborto, a las tierras mapuche, algunos derechos sociales, etc.)”. Una crítica a estos “derechos”, que deben pasar por el filtro de la ley, pueden leerse acá: https://politicaobrera.com/7592-chile-del-apruebo-al-rechazo, https://politicaobrera.com/7702-chile-el-derecho-a-huelga-y-la-nueva-constitucion.
El Movimiento Anticapitalista sostiene que “un punto fundamental [en el próximo plebiscito] pasa por aplicarle a la derecha y a los sectores conservadores una derrota importante y decidida en la actual coyuntura”. Es falso, sin embargo, que el rechazo reúna una mayoría de derecha y no, obviamente, al sector abstencionista, que crecerá mucho. La derecha obtuvo en el plebiscito para convocar la Convención el 20 por ciento de los votos. El MA afirma, sin embargo, que el Rechazo “sería la opción más nociva en el marco de la situación, ya que implicaría un fortalecimiento efectivo de estos sectores [de la derecha] y al mismo tiempo la desmoralización de un amplio sector social que por la base y que cada día más decepcionado sigue buscando una transformación profunda del país”. Llaman a votar al bloque que desmoraliza a los trabajadores con este proyecto de Constitución, para evitar una mayor desmoralización. El MIT, por su parte, afirma que una “fundamentación que nosotros tenemos para votar por el apruebo crítico es estar del lado de los que luchan”. O sea, 'acompañamos a los que luchan con un planteo desmoralizador'. Hay que hacer lo contrario, para que vean qué fuerza política no los ha engañado.
Aunque el Movimiento Anticapitalista y el MIT vean a la nueva Constitución como una conquista de la rebelión, la realidad es que este proyecto forma parte de la política para sepultarla. Esto es tan evidente que llaman 'borrador' al proyecto constitucional para acompañar la maniobra del gobierno, el centro derecha y la derecha, que prometen modificarlo si es aprobado. Ni siquiera el Apruebo aprueba el proyecto; sólo busca un cheque en blanco. La Constitución pinochetista está muerta, el proyecto pactado con la derecha en la Convención busca que el pueblo renuncie a los derechos que planteó la rebelión popular. La derechización del fituismo chileno es impresionante. El MST chileno llama a votar “los pilares de la lógica de acumulación neoliberal” y conformar “una nueva (sic) referencia amplia, de izquierda anticapitalista, democrática, plurinacional, feminista y ecosocialista”; sacada del proyecto de Constitución.
El PTS bate el mismo parche: “la nueva Constitución reconoce una serie de derechos que han sido negados por décadas, como derechos sexuales y reproductivos, derecho a la educación, a la vivienda digna, reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados, reconocimiento constitucional a los pueblos indígenas y un extenso catálogo de derechos”. Los derechos que "hemos peleado en las calles”.
Pero “la Nueva Constitución mantiene algunos (sic) pilares esenciales de la anterior, no tocándole las ganancias a los grandes empresarios (…) mantiene el modelo que beneficia a los grandes capitalistas en Chile”. Otro problema sería la implementación. Entienden que “aún ganando el apruebo, los poderes económicos buscarán limitar lo más posible los cambios y que los derechos reconocidos se transformen en realidad”.
Para el PTR “el Apruebo promete la integración de derechos y un cambio de régimen hacia uno más 'progresista', pluricultural y paritario por ejemplo, pero que se basa en ilusiones democráticas porque todo lo que sale en la nueva constitución depende el Congreso actual, que en la cámara de diputados tiene un 43% de fachos y en senado tienen un 50% del total. Así es casi imposible que desde las instituciones 'nos den algo más'”. Por eso, para el PTR el Apruebo de la nueva Constitución representa “nueva trampa histórica” que lleva adelante la clase dominante “reconociendo ciertos derechos para cooptar a las organizaciones obreras y populares y recomponer la autoridad del Estado capitalista”. En resumen, no hay que derrotar a los confiscadores de la rebelión popular y su gobierno fondomonetarista y pro OTAN, sino llamar a los que luchan a qué no voten por su derrota.
Finalmente, entienden “el Rechazo 'para reformar' representa una restauración del régimen burgués para limar algunos aspectos antidemocráticos como los supra quórums desde el congreso, pero fortaleciendo su lado más represivo y autoritario”. Pero no sé trata de rechazar el nuevo engendro antidemocrático para reformar sino para luchar por una Constituyente soberana convocada por un gobierno de trabajadores. “En base a que hoy en Chile prima un clima de mayor 'calma', sin lucha de clases generalizada”, dicen, llaman a votar en blanco o nulo.
Repiten el cuento que contaron antes, durante y después del levantamiento popular chileno: la lucha de clases en Chile es prácticamente inexistente (https://politicaobrera.com/2642-la-estrategia-que-el-pts-puso-en-practica-en-chile, https://politicaobrera.com/3975-chile-la-izquierda-en-las-elecciones-constituyentes). Desde ese lugar, fueron a las elecciones de la constituyente del 2021 y afirmamos en ese entonces que “su campaña electoral está centrada en sus figuras: mujeres, disidencias sexuales, jóvenes”. El PTR se adaptó a un proceso constituyente que culminó en un amontonamiento de pseudo derechos abstractos sobre las mujeres, los jóvenes, las disidencias sexuales y la plurinacionalidad. Su recorrido histórico y sus actuales posiciones están en completa sintonía con la campaña del Apruebo. Por eso, han llamado a levantar “una fuerte campaña contra el rechazo, en nuestros lugares de estudio y trabajo, para no darle ni un espacio a la derecha más rancia que hoy quiere ceder un pelo de sus privilegios”.
El PO oficial de Argentina ha fijado posición a través de una nota de Pablo Heller. Allí afirma que “la nueva Constitución es una pieza complementaria, junto con la asunción de Boric, para establecer un dique de contención de las tendencias a la rebelión popular” y que “un agravamiento de la crisis política del gobierno como consecuencia del desenlace electoral adverso ampliaría el campo de lucha de los explotados chilenos. La explotación y el aprovechamiento que pueda hacer la derecha de un revés electoral es secundario”. A pesar de esto “el Partido Obrero [oficial] llama a votar en blanco/anular el voto” agregando que “no apoyamos el Rechazo para no confundir nuestra posición con la derecha encolumnada tras él”. Significativo: deciden anular el voto no porque no haya que rechazar el fraude Constitucional, sino por presión de los progres que autojustifican sus tropelías con el cuento de la derecha.
Heller amaga con rechazar la Constitución, pero retrocede ante la amenaza de que el progresismo lo identifique con la derecha. En este caso, el voto en blanco no representa, como quiere el autor, ninguna clase de “independencia política”. Ésta consiste en actuar conforme al programa de la revolución socialista y no al 'que dirán' de la progresía.
Rechacemos el fraude político de la Convención del Apruebo, la Coalición y el pinochetismo reciclado, por una Constituyente soberana convocada por un gobierno de trabajadores.