“Desempeño escolar y pobreza”: la juventud trabajadora, pateada del sistema educativo

Escribe Niro

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Una comida (preparada en casa) para cuatro personas puede llegar a costar más de 1.500 pesos. Si comemos dos veces por día, ya son 3.000. En el mes, una familia tipo gasta 90.000 pesos sólo en comida. Medimos la inflación en el precio del kilo de pan.

En la cursada se nos suman otros gastos. En el CBC de Exactas se agregan 1.500 pesos más por semana sólo en fotocopias. El bondi de mínima sale 25, pero si viajás desde lejos podes gastar hasta 300 en viaje (por día). Si ya tenemos una edad, no importa si cursamos en el colegio o en una universidad, hay que salir a trabajar para sostener nuestra vida.

No sorprende que un 33%, uno de cada tres pibes, de entre 17 y 18 años haya dejado de ir al colegio. De los que abandonan, un 70% son pobres. Estos datos son más escalofriantes si tenemos en cuenta que la mayoría tuvimos un desempeño “aceptable” en el operativo Aprender (De Simone, 2022). Estos operativos tienen el objetivo declarado de medir si los estudiantes van a ser productivos o no (Auld et al, 2018). En criollo: nuestra formación secundaria garantiza trabajadores que generan altas ganancias a los empresarios.

Disminuyen la desocupación con trabajos en negro y salarios bajísimos, mientras las ganancias de los empresarios aumentan. En la juventud esto es muy claro, salimos del colegio con las habilidades que reclaman los empresarios para ser “rentables”, pero estámos sumidos en la pobreza y debemos abandonar los estudios para sostener jornadas en negro de más de 8 horas. ¿Qué hacer?

Para afrontar esto necesitamos centros de estudiantes y agrupaciones independientes del Estado y las autoridades porque todos los partidos que gobiernan son cómplices de un ajuste que se lleva por delante nuestras vidas. Venimos de una seguidilla de ministros que han aplicado un tendido de recortes, ajustes y “señales” a mercados que aumentan sus ganancias día a día. El último acto de esta obra se lo llevó Sergio Massa y su hachazo de 120 mil millones de pesos a educación, salud y vivienda.

El discurso del kirchnerismo para defender la “movilidad social” -la posibilidad de dejar de ser pobres a través del estudio- se choca de bruces con esta realidad. En los últimos días, a partir del atentado contra CFK, cientos de centros de estudiantes y sindicatos afiliados al gobierno plantearon la “paz social”; detrás de esto se oculta un claro intento de evitar cualquier organización de la juventud trabajadora para conseguir condiciones laborales acordes a su formación académica. La “paz social” no puede convivir con la pobreza sistemática de trabajadores jóvenes plenamente formados.

Congreso Obrero y Huelga General

La docencia en todo el país viene organizando paros por el salario y las condiciones de trabajo. Debemos sumarnos a esa tendencia construyendo movilizaciones y asambleas que planteen becas para todos los compañeros por debajo de la línea de pobreza, trabajo y salario digno que nos permita cursar y vivir, así cómo conectividad para poder estudiar en igualdad de condiciones. En la educación, y sobre todo para la juventud trabajadora, está planteada la necesidad de un congreso obrero y una huelga general que barran de raíz las contradicciones que nos impiden desarrollar nuestra vida.

Para desarrollar estas tareas no basta con agrupaciones y centros de estudiantes independientes. Debemos construir un partido propio que se proponga construir un gobierno de los trabajadores.

Fuentes

De Simone, M., Nistal, M. & Orlicki, E . (2022). Desempeño escolar y pobreza. Observatorio Argentinos por la Educación.

Auld, E., Rapplaye, J., & Morris, P. (2018). PISA for Development: how the OECD and World Bank shaped education governance post-2015. Comparative Education, 55(2), 197-219. DOI: 10.1080/03050068.2018.1538635

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