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En una asamblea de más de cien personas que desbordó, se inauguró una lucha universitaria con enormes perspectivas de desarrollo. A pedido de la izquierda, sin embargo, fue convocada y coordinada por la burocracia estudiantil del kirchnerismo. Pero por su convocatoria y demandas, estableció un pliego de reivindicaciones enfocado en la emergencia edilicia (pabellones que se llueven, baños clausurados, pozos, un aula electrificada que tuvo que ser cerrada luego de que una docente sufriera una patada, etcétera), el doble horario de cursado, sueldo docente, en contra de la terciarización de los no docentes, más raciones del comedor, y otros ítems. Incluso votó adhesiones clasistas claves: solidaridad con la lucha del SUTNA, denunciando el lockout patronal, y en solidaridad también con la lucha no docente en curso en el FAMAF (Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación de Córdoba). La asamblea se pronunció además por el rechazo al pago al FMI.
La burocracia de “Estudiantes al Frente” (la Bisagra, kirchnerista), a pesar de sus intentos por boicotear la asamblea, al ver la convocatoria intentó encubrir su posición política ensayando un queja al “ajuste de Massa”. Según los K, se trataría de una situación “coyuntural”, inevitable, culpa de Macri, y no como el corolario de la quiebra del Estado, a manos de kirchneristas y macristas que gobernaron para los intereses capitalistas. Ahora pretenden descargar ese quebranto sobre las espaldas del pueblo, a expensas del salario, las jubilaciones, la educación, la salud y la vivienda. A la hora de votar, con chicanas y distracciones, en especial frente a una moción de la agrupación estudiantil Amaranto, que proponía sumarse a la marcha a realizarse el lunes a la sesión del Consejo Superior para presentar nuestro pliego, el kirchnerismo esgrimió que esto era un “discurso del odio”, peligroso y violento, y pretendió que se votara una contramoción de que NO se interrumpiría la sesión, pase lo que pase, con lo que efectivamente la intervención habría quedado encorsetada y castrada de antemano. Se impuso la moción combativa, a pesar de la burocracia estudiantil y a pesar de que el MAS y los partidos del FIT-U ¡se abstuvieron! Gracias a este boicot la abstención llegó a empatar a la positiva, lo que permitió que los burócratas K invocaran su condición de dirección del centro para desempatar, haciéndolo en favor de la abstención. El MAS y el kirchnerismo firmaron juntos un comunicado condenando el atentado a Cristina Kirchner provocado, según ellos, “por los discursos de odio”. Esa moción contó con el voto en contra de Política Obrera, quienes esbozamos frente a los estudiantes la perspectiva de una organización clasista e independiente como la única forma de orientar la lucha a los cambios políticos necesarios para garantizar que se cumplan las reivindicaciones.