Acuerdo Franja-K-PO(o) contra la democracia estudiantil

Escribe Fede Fernández

Rechacemos el fraude.

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La realización del “Congreso Extraordinario” de la FUBA para reformar sus estatutos y cancelar las elecciones estudiantiles, al menos hasta 2024, tuvo todas las características de una conspiración contra la Universidad, sus estudiantes y trabajadores.

La convocatoria de Franja Morada-Nuevo Espacio nunca fue pública. Sólo posteriormente se conocieron los “resultados” de “un congreso histórico”, según sus promotores. En la reunión de la Junta Ejecutiva de FUBA -tampoco publicitada- que resolvió la convocatoria, Franja había adelantado que la modificación del estatuto se consumaría aplastando el estatuto existente. Para ello creó una “comisión de interpretación” con el objetivo de pasar la reforma con mayoría simple y no con los dos tercios requeridos, como marca el estatuto. Ninguna de las fuerzas políticas que dirigen los centros advirtió a sus estudiantes de este conjunto de irregularidades. La Cámpora, La Mella y el Partido Obrero (oficialista), entregaron el estatuto de la FUBA y la FUBA misma a la camarilla macrista-radical.

El “Congreso”

Con una asistencia perfecta de delegados y sin la posibilidad para ningún estudiante de ingresar a observar lo que ocurría, se aprobó, para sorpresa de nadie, la reforma de estatutos propuesta por la conducción de la FUBA, que además de la Franja integra a los peronistas de la UES.

La misma extiende a dos años los mandatos en la FUBA y en los centros, una atribución que la FUBA no tiene, aunque ya había aparecido durante la pandemia, cuando se acordó -con el aval del PO y los K- postergar las elecciones y prorrogar el mandato de los oficialismos.

Por otro lado, según el nuevo diseño electoral de Yacobitti y compañía, la camarilla del rectorado, las elecciones ya no se celebrarán en septiembre, sino en abril, en la misma semana que se inician las clases. El propósito es circunscribir el proselitismo a pocos días y asegurarse la votación de un estudiantado desinformado. Despolitizar la Universidad y falsificar aun más su autonomía falsa. Esto ya ocurrió este año, en el único acto eleccionario que protagonizarán los estudiantes en el lustro 2019-2024. Las boletas de Centro de Estudiantes y Consejeros Estudiantiles, además, irán pegadas. Esto significa que las elecciones para centro se convertirán, de hecho, en “obligatorias” -como son las de Consejeros- y que quedarán bajo el control de las autoridades. Esta corriente política autoritaria, con Lousteau a la cabeza, es la que quiere eliminar las elecciones políticas nacionales de medio término.

Por mayoría simple de 81 votos afirmativos y 48 negativos, la Franja festejó la reforma destacando “la prolijidad y transparencia del Congreso” y la participación “a todos los delegados”. También se aprobó la “paridad de género en las listas”, violentando la autonomía de las agrupaciones, que pasan de esta manera a ser paraestatales. .

Todo esto se enmarca en una reducción del presupuesto, la precarización laboral generalizada de los docentes y la promoción de carreras “low cost”, financiadas directamente por las empresas. La justificación de la autoduplicación del tiempo de los mandatos es que daría “mayor capacidad de gestión”. Lo mismo dicen aquellos que abogan por la eliminación de las elecciones parlamentarias intermedias. Una gestión contra los principios democráticos es una prerrogativa para sustraer el dinero de la gestión federativa y de los Centros. Franja tuvo el cuidado de refrendar todo esto por un escribano, con la conciencia de que viola toda clase de normas y antecedentes legales. Es una oportunidad para presentar cautelares contra este Congreso estatizado y plantear la cuestión de fondo de la democracia en la Universidad.

El kirchnerismo y la izquierda

La mayoría de agrupaciones “opositoras” participaron activamente de esta reforma. Aunque votaron en contra y la calificaron de “ataque a la democracia y un fraude” lo cierto es que ninguna propuso boicotearlo y llevar la disputa al estudiantado. En el pasado reciente, la Franja judicializó a la FUBA dirigida por el PO y La Mella, lo que dio lugar al allanamiento de locales e incluso al intento de meter presos a estudiantes. La participación de los K y el PO (oficial), en cambio, ha vehiculizado la reforma.

La Cámpora, La Mella y toda la constelación K fueron directamente partícipes de la mesa de coordinación del Congreso, desde la “secretaría general” de la FUBA. Su intervención destacó que “este es el ámbito” -el Congreso- de discusión y simplemente le exigieron a la Franja “saber por qué” es la reforma. El kirchnerismo en la UBA se adelantó al embajador yanqui que propuso “la gran coalición”: la gestión Gelpi-Yacobitti fue votada por los decanos K.

El Congreso no se solidarizó con los residentes en lucha, ni las agrupaciones presentes llamaron a la movilización a los estudiantes de Medicina. Fue un Congreso larretista hasta los tuétanos. Los delegados del Nuevo MAS hablaron y se retiraron.

La suspensión de las elecciones revela una preocupación permanente de las autoridades por una intervención estudiantil y docente frente a las penurias presupuestarias y la privatización creciente de facultades y carreras.

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