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Las reuniones en el ministerio de Trabajo pocas soluciones van a dar al salario metalúrgico. La UOM sigue buscando superar la inflación que el gobierno sigue sin controlar, cuando durante los últimos 10 años han venido perdiendo contra la inflación gracias a los techos salariales impuestos por los gobiernos tanto kirchneristas como macrista, aceptados por Calo y Furlán Esos techos paritarios durante el kirchnerismo también parieron al que será el sepulturero de las categorías de convenio –el famoso Ingreso Mínimo Global de Referencia (IMGR) que, a noviembre, es de $109.045 brutos. La categoría de ingresante no llega ni a ese valor.

Con una canasta familiar que ronda los $250.000, ¿cuál es el valor que Furlán entiende que es un salario digno para el metalúrgico?

Si bien un 111% puede sonar bien o ambicioso, para las patronales sigue siendo una ganga; encima se paga en cuotas. La espiral inflacionaria no se está deteniendo y los metalúrgicos seguiremos con sueldos de convenio muy bajos.

La negociación no debe ser apreciada desde lo abstracto, buscando ´empatar´ el valor de inflación, sino desde el salario real de los trabajadores. Hoy un metalúrgico que está alcanzado por el IMGR trabajó todo el mes para quedarse con menos de $100.000 en el bolsillo. Esto les da los patrones una posición ventajosa para empujar a los trabajadores a la sobreexplotación –horas extras, presentismo, acuerdos ligados a la producción.

Lo urgente es recuperar el poder adquisitivo que se fue deteriorando año tras año durante más de una década con la inflación y los techos paritarios impuestos por el gobierno y conseguir que la categoría ingresante cubra la canasta familiar y sea la referencia para el resto de las categorías. Ese debe ser el objetivo.

Lo importante también es encarar la lucha contra el ´impuesto al salario´, que continúa apropiándose de pagos por condiciones particulares como exposición a altas calorías, turnos rotativos, tareas peligrosas etc. y deformando así la escala salarial entre categorías, eliminando las diferencias por antigüedad o pagos por condiciones particulares y conquistas que hoy no se ven remuneradas por la distorsión que genera el mismo impuesto.

Lo urgente y lo importante es lo que debe resolverse para realmente dignificar a la familia metalúrgica y para dar esas peleas es necesario el debate en cada lugar de trabajo, exigiendo asambleas donde se voten los planes de lucha a llevar adelante en todas las plantas y lugares de trabajo.

Los metalúrgicos somos más de 200.000 obreros. Debemos recuperar el peso que la UOM supo tener y eso será tarea de una dirección sindical clasista.

Planteamos un básico de 250 mil pesos, igual al costo de la canasta familiar, y el emplazamiento a las patronales con un paro de advertencia, que debe ser seguido por una huelga indefinida.

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