Radio Nacional: la defensa contra la pandemia, en manos de los trabajadores

Escribe Diego Filloy, integrante de la Comisión Directiva de ATRaNa

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Tres días antes de que el Gobierno decretara la cuarentena total, la totalidad de los trabajadores de Radio Nacional (RNA) y sus emisoras en todo el país estaban ya cumpliendo sus tareas bajo un plan de contingencia que tuvo como primer objetivo disminuir al mínimo la presencia de compañeros en el lugar de trabajo.

Ese plan, elaborado por la Asociación de Trabajadores de Radio Nacional (ATRaNa), se propuso, al mismo tiempo que preservar la salud de los compañeros, garantizar exclusivamente la salida al aire de la AM 870, vista su función social como Radio del Estado.

ATRaNa defendió que la mayoría de los compañeros podía continuar sus tareas desde sus hogares y que se trataba de establecer una guardia mínima para el Área Operativa de Transmisión y para el Servicio Informativo, con un sistema de rotación que asegurara un reparto equitativo de horas entre los compañeros de ambos sectores.

El eje de ese plan fue exponer lo menos posible a los trabajadores. También planteó el refuerzo de la limpieza, no utilizar el sistema biométrico de control de entrada y salida y el traslado seguro de los trabajadores que tenían que concurrir, mediante el pago de taxis por la empresa desde y hacia el domicilio de cada compañero.

Este plan implicaba, por último, que las tres FM con que cuenta RNA (Clásica, Folclórica y Rock) salieran con programación musical en continuado, sin la presencia física de los trabajadores, o en dúplex con la AM, así como RAE (el servicio radiofónico para el exterior del Estado) y las 49 emisoras que posee RNA en todo el país, con las salvedades de algunos servicios esenciales que cumplen estas emisoras en el interior del país. Todo esto, desde luego, respetándose el pago del salario conformado de cada trabajador.

La patronal, tras un sinfín vacilaciones y la presión de la mayoría de los compañeros, sin distinción de afiliación sindical, se vio obligada a implementar casi en forma completa el protocolo preparado por un sindicato, ATRaNa, que, además de ser una referencia de lucha en la radio, es un emergente del proceso asambleario que ha vivido la emisora en el último período, desde el proceso de lucha contra la paritaria cero que pretendió en su momento imponer Hernán Lombardi, contra el despido de contratados, y por la defensa de los puestos de trabajo y el pase a planta de todos los compañeros precarizados. Esto determinó un plafón desde donde dar la lucha contra los efectos de la pandemia del Coronavirus mediante un accionar obrero independiente.

De hecho, el sábado previo al “aislamiento social preventivo y obligatorio”, la CD de ATRaNa había organizado un plenario para votar acciones por el adeudado segundo tramo de la paritaria. Como ya habían empezado a darse los primeros casos en el país y se habían adoptado las primeras restricciones de circulación, al debate salarial siguió toda una discusión sobre lo que estaba ocurriendo en el mundo y cómo debíamos abordarlo los trabajadores.

La necesidad de elaborar un protocolo de los trabajadores surgió en ese mismo plenario. El plan fue presentado a las autoridades de Radio Nacional ese mismo fin de semana. La empresa lo tomó en forma parcial, con algunas resistencias iniciales, pero la presión de los compañeros y el contexto social permitió que el viernes 20, un día después de los anuncios oficiales sobre la cuarentena total, estuviera aplicado en su totalidad.

La organización gremial caracterizó que, aún con el plan en funciones, la lucha recién empezaba y se dispuso a tener que defenderlo día por día. Cada compañero, dentro y fuera de la radio, es decir aún desde su domicilio, fue un portavoz de la iniciativa sindical. Otra vez, la organización de base de los compañeros, con asambleas periódicas vía Skype, con una tradición de planes de lucha en regla, disputando cotidianamente y palmo a palmo la influencia de la burocracia creó el escenario para que los cuidados de los compañeros provinieran de una organización clasista.

En todo momento, la patronal ha intentado alterar el esquema. Pero en cada ocasión, la respuesta de los compañeros ha sido inmediata, poniendo límites, por ejemplo, cuando la empresa reabrió Nacional Rock. Lo denunciamos y advertimos que esto podía ser la punta de lanza para empezar a abrir las otras frecuencias. Dicho y hecho, a los pocos días quisieron reabrir Nacional Folclórica, y el malestar que ya expresaban los compañeros por la apertura de un turno en Nacional Rock, no hizo más que aumentar ante la posibilidad de abrir otro turno en Nacional Folclórica. La denuncia y la lucha se acrecentaron y la movida contra estos intentos se amplió con la sumatoria de otros dos de los sindicatos actuantes en RNA. Los que no lo hicieron, sintieron el repudio de sus bases.

Nuestra batalla, hoy, es por la vida y la salud nuestra y de nuestras familias.

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