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Luego del decreto que establece un periodo de aislamiento social, preventivo y obligatorio por el coronavirus, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, firmó una resolución que pide a las instituciones que reduzcan la cantidad de estudiantes por cursos y la implementación en la enseñanza virtual. Así como a las universidades públicas no se le designó un presupuesto para que puedan llevar a cabo esto, a las universidades privadas no se les impuso ningún tope, ni hablemos ya de una reducción del monto de los aranceles.
Estas resoluciones produjeron como respuesta una manifestación virtual en Mendoza, reclamando la baja de la cuota de un 50% de las universidades privadas, porque muchos estudiantes por la cuarentena no tienen ingresos para pagarlas. Las cuotas de las privadas, en algunos casos, equivalen a un salario mínimo. Mientras comercios y empresas despiden o suspenden sin goce de sueldo a esta juventud, se le exige, sin embargo, el pago de la totalidad de las cuotas sin retraso, de lo contrario o pierden el año. En casos como el de la provincia de Salta, la Universidad Católica de Salta tiene el monopolio de carreras que no ofrece la unas - Abogacía, Psicología, Trabajo Social, Arquitectura, Fonoaudiología, entre otras- son rehenes de esta universidad.
En época de cuarentena, cuando la mayor parte de la juventud se ve golpeada en sus ingresos, el gobierno le permite a las Universidades Privadas continuar con sus negocios sin ningún reparo. A los estudiantes que ahora tuvieron que recibir clases virtuales estando inscriptos bajo el modo presencial, no se les hizo rebaja alguna en el valor de sus cuotas, aún cuando estas instituciones ya dictan carreras enteras bajo el formato virtual y su costo es un 40% para quienes se inscriben en esa modalidad. Por el contrario, exigen el pago de las cuotas en tiempo y en forma, demostrando que el decreto presidencial que ordena se aplacen todos los vencimientos para pagar los servicios es letra muerta. El gobierno impone una cuarentena, pero no ofrece salidas para los diferentes problemas que surgen ante un vaciamiento educativo que se lleva desde la época menemista.
Para poder continuar con los estudios y las cursada, se plantea la necesidad de una amplia deliberación que vote un pliego propio.