El significado de la huelga portuaria de Rosario

Escribe Juan Ferro

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Acaba de finalizar una huelga obrera que se inscribe entre las grandes huelgas de los últimos años en Santa Fe.

Hasta cierto punto, esta lucha empalma con la radicalización en los métodos de lucha obreros vistos en la fase final de la lucha del Sutna y en la de los trabajadores de la Salud neuquinos, los residentes y concurrentes porteños y las huelgas docentes autoconvocadas en la provincia de Buenos Aires. Todas estas manifestaciones tienen en común la desautorización de la burocracia sindical en sus diferentes variantes.

Los portuarios, con sus más de 40 días de lucha, han dejado expuesta a los ojos del país la complicidad tanto del anterior gobierno de la provincia como del actual, sobre los fabulosos negociados y la corrupción que existe en el Puerto de Rosario, extensiva a la inmensa mayoría de los puertos privados de la provincia.

El Puerto de Rosario está bajo control del Ente Administrador del Puerto de Rosario (ENAPRO) dependiente de la Provincia. El gobierno “socialista” concesionó el puerto a la empresa Vicentin,en ese momento la empresa estrella de la provincia. El conocido derrumbe de Vicentin trajo aparejado tambien el derrumbe del puerto de Rosario, la caída en las inversiones, una fuerte pérdida en la capacidad operativa y un proceso agudo de precarización laboral y ataque a las condiciones de trabajo y a los salarios de los más de 600 trabajadores del puerto.

La huelga expuso además con mucha claridad el rol que juega la inmensa mayoría de la burocracia de los sindicatos portuarios, que en tiempos del menemismo aceptaron la privatización general de los puertos, a sabiendas de que esto significaba una pérdida sin precedentes de los convenios laborales.

El SUPA de Rosario ha exhibido durante años ´excelentes relaciones´ con la concesionaria. Aceptaron, en nombre de la “defensa de los puestos de trabajo”, una caída pronunciada de los salarios (hoy casi un 35% menos que los salarios portuarios de Buenos Aires) y un sistema cada vez más ampliado de trabajadores precarizados, con un plantel enorme de contratados con salarios inferiores a los de planta permanente y con el Supa dirigiendo a su antojo los escasos pases a planta, factor que junto con la caída salarial son causa de un profundo malestar y que fueron los motores de la gran huelga.

El disparador es algo que también se viene replicando en varios gremios, con distintas reacciones, frente a la licuación de los acuerdos paritarios frente a la inflación. No es casual que varios conflictos (Sutna, metalúrgicos, el mismo puerto) hayan estallado cuando se discuten las llamadas cláusulas de “revisión” que exponen brutalmente la pérdida del poder adquisitivo frente a la inflación.

Esta “revisión” fue aceptada por Cesar Aybar, secretario general del SUPA, sin consulta alguna con la base del gremio. Además intentó imponerla por la fuerza, lo que desató todas las tensiones acumuladas entre los trabajadores.

Las asambleas que rechazaron la revisión fueron muy radicalizadas y expulsaron a los dirigentes sindicales de las mismas; se fue creando, al calor de esa gran lucha, una dirección del conflicto que no viene de una tradición de izquierda sino de una base social que había impulsado anteriormente el ascenso del propio Aybar. Esa dirección surgida del conflicto se perfilaba como la verdadera dirección del gremio Esto puso en marcha todos los mecanismos del Estado para quebrarla, con la gestión combinada del Ministerio, la policía y la propia dirección del gremio, que “eligió” a los despedidos que eran la cabeza de la rebelión obrera.

Conclusiones

Esta gran huelga dejó planteadas:

  1. La lucha por terminar con la privatización de los puertos que implica anular las concesiones privadas , la estatización del comercio exterior y del Puerto de Rosario y que el puerto quede bajo control de los trabajadores, con representantes elegidos en asamblea, única manera de terminar con los negociados, el avance del narcotráfico y la precarización laboral.
  2. La defensa incondicional de un salario básico igual a la canasta familiar y la equiparación de los salarios del puerto de Rosario a los del puerto de Buenos Aires. Terminar con los “eventuales” eternos por el pase a planta de todos los contratados,
  3. La huelga destacó enormes activistas que hacen imprescindible la preparación de una organización y un programa para defender los salarios y las condiciones de trabajo y terminar con la actual dirección del gremio que ha actuado directamente como agente de la patronal y del Estado.

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Puerto de Rosario: el levantamiento de la huelga Por Emilio Blanco y José Tablada.

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