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La Secundaria Nº 8 de Morón (ES.8), luego de sufrir durante toda la semana la ola de calor, decidió una medida de fuerza para el pasado martes 7 -un faltazo masivo- con la intención de iniciar un ciclo de luchas que arrancase la esperada y saludable suspensión.
De la misma manera que ocurre todos los inviernos, en esta ocasión, fue la ola de calor la que expuso la insuficiente inversión en materia de infraestructura escolar en el AMBA. Cada año es peor y describe cruelmente el desinterés acumulado de todos los gobiernos en los últimos 40 años (por no ir más atrás).
La alerta roja por altas temperaturas implica “riesgo para la salud de jóvenes y adultos, incluso en personas saludables (SMN)”. En ese contexto, todo integrante de cualquier comunidad educativa sabe perfectamente que, con 40º de sensación térmica, es imposible que se produzca el famoso proceso de la enseñanza y el aprendizaje. Al menos, en la gran mayoría de establecimientos educativos del AMBA.
Durante más de un siglo, en la Argentina el período regular de clases terminaba con noviembre y comenzaba después de la primera semana de marzo. Eso no era fortuito, respondía a una lógica climática. Pero desde hace algunos años la demagogia política ha levantado la engañosa bandera de los 180/190 días de clases. Desde entonces, de Bullrich y Larreta hasta Fernández y Kicillof, se disputan caprichosamente la carrera por los 190 días de clases.
Los nuevos sacerdotes de Educación, respondiendo a las necesidades de Larreta y Kicillof, con la complicidad de Baradel y el FUDB, en la obsesión por los 190 días, han estirado el calendario hasta más allá de sus límites y se encontraron con el verano. En definitiva, el calendario que expone la salud de estudiantes y docentes es decidido en cómodas oficinas con aire acondicionado.
Por todo esto, los docentes de la ES.8 de Morón pusimos en marcha la lucha en pos de la suspensión. Utilizando recursos de consulta disponibles y, principalmente, un drive que circuló por la comunidad y que rápidamente logró el centenar de adhesiones sólo de docentes de la escuela. Allí decidimos la no presencialidad para el martes 7.
El martes 7, el nivel de ausentismo docente fue casi total en el turno tarde. Un éxito inusitado para una medida de fuerza absolutamente excepcional y en difíciles condiciones, con persecución a compañerxs y amenazas de sanciones en el transcurso de la medida. Entendamos que la lucha fue encarada sin acompañamiento de los sindicatos y siendo la única escuela del distrito que llegó a una medida explícita.
Inmediatamente, las autoridades de la escuela suspendieron clases para el día siguiente, miércoles 8M, y el no cómputo de inasistencia de estudiantes para el jueves y viernes. Es decir, estos dos últimos días, en pos de la obsecuencia por los 190 días tuvieron que simular clases, pero casi sin estudiantes.
Finalmente, se produjo el efecto contagio: luego de lo ocurrido en la ES.8, siguieron las suspensiones en varias escuelas de Morón y distritos aledaños durante toda la semana pasada. La ES.8 quedó en alerta y con los ánimos preparados para movilizar.