Escribe Fede Fernández
Enfrentémoslo con una política socialista.
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La Universidad de Buenos Aires comienza el 2023 con paros y medidas de lucha de los docentes reclamando contra el ajuste en su paritaria. La burocracia sindical ha firmado un 30 % de “aumento”, esto cuando la inflación del año pasado superó el 100 % y año tras año se registran pérdidas salariales. Frente al desmadre económico y el riesgo cierto de entrar en una hiperinflación, a los docentes se les promete una “revisión” a mitad de año. Muy distinto es el trato con los acreedores internacionales (y nacionales) que cuentan con todo tipo de garantías, como lo demostró el reciente remate de los activos en dólares de la Anses y otros organismos estatales.
La paritaria acompaña al ajuste general del presupuesto educativo que presiona, a su vez, por una reconversión negativa del conjunto de las carreras. Voceros de la Unesco y otros organismos han salido a cuestionar las “extensas currículas” de la Universidad argentina. El rectorado de la UBA, una alianza entre la UCR-Yacobitti y el peronismo, viene de acreditar Arquitectura a la CONEAU y se encuentran en la mira otras carreras en Psicología y en Exactas, además de las reformas en Filosofía y Letras. Las llamadas “carreras low cost” buscan replicar la reforma Bologna, que creó en Europa carreras de tres años con la posibilidad de la extensión paga mediante los posgrados. La UBA sigue sosteniéndose mediante el trabajo gratuito, con decenas de miles de docentes “ad honorem”. Esta extrema precarización laboral no es tenida en cuenta por los “rankings” internacionales.
El actual régimen universitario ha destruido hasta el final todos los postulados del movimiento reformista que sacudió Argentina y América Latina a principios del siglo XX. El demos universitario, los estudiantes, son convidados de piedra en elecciones donde casi la totalidad de la representación corresponde a distintas camarillas profesorales. El viejo monopolio eclesiastico en la Universidad ha sido sustituido por el monopolio capitalista de lobbys empresariales, que se han apoderado de toda la estructura educativa. La puntada final de este proceso es la integración total de los Centros de Estudiantes a este régimen capitalista de la Universidad. Para ello, un congreso semiclandestino de la FUBA convocado por Franja Morada –y acompañado por el conjunto de conducciones de los Centros, desde los K hasta el PO oficial- pretende cancelar las elecciones anuales de los centros, atándolas a las manipuladas elecciones de los consejos directivos y realizándolas los primeros días de cursada. Esas intenciones, de todas formas, deberán atravesar la prueba de la realidad.
El conjunto de atropellos contra la Universidad y las pretensiones de transformarla en una expendedora de títulos baratos pone de manifiesto la necesidad de emprender una lucha decidida contra esta orientación. La cursada en la UBA para los estudiantes se ha vuelto incompatible con el trabajo y este último con la posibilidad de estudiar. La juventud es condenada a trabajos precarios, con altas jornadas laborales que dificultan enormemente una combinación con el estudio. En la UBA son prácticamente inexistentes las becas, incluso en las carreras que requieren “tiempo completo” para su estudio.
A nivel nacional nos encontramos frente a un régimen político que se deshace al ritmo de la crisis de deuda y la imparable inflación. Teniendo en cuenta esto, una campaña por el salario docente, becas y presupuesto tiene que estar acompañada por la exigencia de elecciones en todos los centros de la UBA. Contra el atornillamiento de las actuales conducciones defendemos el derecho democratico elemental de su revocatoria.
Esta campaña se inscribe en la lucha política contra el capital y sus representantes políticos en la universidad.