UOM: los siderúrgicos no se salvan de los salarios de hambre de Furlán

Escribe Pablo Busch

Se replica el acuerdo de la rama general.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Finalmente, no hubo ningún paro de la rama siderúrgica de la UOM. Como anticipamos en estas páginas (https://politicaobrera.com/9226-paro-siderurgico-el-jueves) la diferencia entre la conducción de Furlán y la Cámara del Acero terminó saldándose replicando el acuerdo de la rama principal: un 18,8% de aumento para el trimestre de abril a junio sobre los salarios básicos. El impacto del aumento sobre los ítems adicionales del salario conformado, que en la rama siderúrgica son altos, se discutirán fábrica por fábrica.

Lo que distingue al acuerdo para los siderúrgicos firmado por la nueva Comisión Directiva de la UOM, dirigida por el kirchnerista Furlán, es que se trata de un calco de las paritarias que venía suscribiendo su antecesor, Antonio Caló.

A pesar de las amenazas, es claro que Furlán no quiere ni un minuto de huelga (ni en la rama siderúrgica ni en ninguna otra), para no complicar al gobierno fondomonetarista del Frente de Todos, del que es ferviente defensor. Mucho menos quiere que entren en acción los cientos de miles de metalúrgicos y se desate un proceso huelguístico que no pueda controlar. Furlán ha firmado un acuerdo que no sale de la pauta del gobierno: 18,8% trimestral, en medio de una disparada inflacionaria, está muy cerca del 60% anual que plantea Sergio Massa y que la CGT busca maquillar de algún modo. Antonio Caló hizo escuela llevando los salarios de los metalúrgicos a la pobreza.

Por último, lo más relevante: Furlán ha dejado a los adicionales fuera de la discusión paritaria. Esto significa que la suba salarial real no será del 18,8% sino por debajo de ese porcentaje y que la discusión de los adicionales deberá darse fábrica por fábrica, según el grado de organización interna que tenga cada una. Esta política también es un calco de la que realizaba Caló, y es una línea maestra de la reforma laboral: convertir a los convenios en papel mojado, fomentando la negociación de, por lo menos, una buena parte de los convenios empresa por empresa. Primero dejaron el convenio como "un piso", avalando la composición cada vez mayor de los salarios por premios a la producción, al presentismo, etc. Con básicos de miseria, la composición del trabajo a destajo es, en las siderúrgicas, mayor que en ninguna otra rama. Luego no discuten el impacto de la paritaria sobre esos premios adicionales; le dejan las manos libres a las patronales para incorporar nuevas condiciones, desactualizar las sumas, etc. El caso Siat es testigo: aprovechando los bajos salarios, la patronal impuso un régimen de turnos infernales que les permite a los trabajadores llegar a una canasta.

Las modificaciones en el Impuesto a las Ganancias también son un peligro en este sentido: las sumas vinculadas a la flexibilidad laboral tenderán a ponerse de moda en las negociaciones, dado que están exentas del impuesto. Las comisiones internas y el activismo de las fábricas siderúrgicas tienen por delante el desafío de pelear que los ítems del salario conformado se actualicen por la paritaria, y rechazar cualquier tipo de condicionamiento patronal.

A pesar de tratarse de un sector de la industria que exporta y marcha viento en popa, los salarios establecidos en el acuerdo para los siderúrgicos empiezan en una escala de $122.021 mensuales para abril, debajo de la Canasta de Pobreza – aun después del 110% de aumento firmado en 2022. Es por eso que se estableció específicamente que los siderúrgicos también están comprendidos en el Ingreso Mínimo Global de Referencia – IMGR, creado por Antonio Caló y Cristina Kirchner. Son salarios iniciales de $ 152.664 para abril y $ 164.877 desde mayo, que elevan el piso salarial metalúrgico del hundimiento de la escala.

Las expectativas que se produjeron entre los metalúrgicos por el recambio en la conducción de la UOM en 2022, están siendo defraudadas a toda velocidad. La atadura del sindicato a la política del Frente de Todos, a la política de ajuste de Massa y el FMI, es demasiado costosa para los metalúrgicos.

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