CFK en La Plata: vamos con Massa y el FMI, joder

Escribe Marcelo Ramal

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En su discurso de La Plata, Cristina Kirchner reiteró sólo parcialmente el libreto que venía desarrollando en sus conferencias anteriores. Por un lado, volvió a desplegar un “corte y pegue” de datos y evidencias estadísticas referidas a la crisis nacional, con una prescindencia impropia de quien ha gobernado durante más de una década a la Argentina. Pero a diferencia de las charlas anteriores, donde no se hacía cargo del gobierno que ella integra, en esta oportunidad apoyó sin reservas al “Plan Massa”. Cristina insinuó luego una retirada que parece personal, pero que es inseparable del desbarranque político de esta última, la anterior y la antepenúltima experiencia de gobierno ‘nacional y popular’.

Clase magistral

Cristina copió la peor de las costumbres académicas de estos tiempos – la presentación de láminas y gráficos, como si ellos representaran por sí solos conceptos o conclusiones trascendentes. Es así que volvió a hablar de restricción externa y falta de dólares, luego que el gobierno se hubiera rifado dos años de superávits comerciales por 40 mil millones de dólares. La mayor parte del dinero se coló por el cepo proteccionista para el pago de dividendos e intereses al exterior. El kirchnerismo, como antes el peronismo, a partir de 1945, dejó salir la liquidez acumulada por el comercio internacional, para que el capital extranjero repatriara inversiones y ganancias sin mayores limitaciones. La escuela justicialista que inauguró ayer CFK tendrá dificultades enormes para explicar la “independencia económica” conquistada mediante la descapitalización sistemática.

La conferencista se anotició recién hoy que Argentina se queda sin dólares después de haber contado con balanzas comerciales rebosantes. Ella misma admitió que el superávit comercial del gobierno FDT superó los 45.000 millones de dólares, que fueron principalmente absorbidos por el pago de capital e intereses de la deuda privada. Los Fernández desendeudaron al capital nacional y extranjero durante tres años de sangría. Además de rifar el superávit comercial, aumentaron el monto de la deuda pública en pesos y en dólares, para evitar que el chorro se detenga. Ahora que se cortó la manguera, confiscan los activos en dólares de Anses y otros organismos públicos, sólo para evitar que se escape el dólar, pero aumentando la deuda externa en poder del capital privado. Joder, se ha dicho. Antes, entre 2007 y 2015, usó los dólares billete de esas mismas entidades para pagar la deuda pública a cambio de bonos condenados a la desvalorización. Ahora vende esos bonos a precios de remate, para redituar al capital una tasa del 45% anual en moneda extranjera. Con gobernantes como CFK, el capitalismo no tiene ninguna dificultad para operar como el sistema que da mejores rendimientos, según explicó ayer,...al mismo capital

Cristina también se anotició ayer de que los subsidios fiscales al capital cuadruplican a los planes sociales, y duplican al actual déficit fiscal. Pero el régimen de exenciones, desde la minería hasta Vaca Muerta y los negocios contratistas, fue reforzado sustancialmente por los gobiernos kirchneristas. Ahora, apoya el pedido de Massa de renegociar el acuerdo con el FMI, que consiste en obtener un adelanto de fondos, o sea, un mayor endeudamiento. Una platea embelesada se tragaba todos estos sapos, porque forma parte del elenco que vive de la gestión de gobierno. En la inauguración de la escuela justicialista no se observó la presencia de la clase obrera industrial, en la que el peronismo incrustó por un tiempo la política de la colaboración de clases.

Fernández de Massa

El alegato “crítico” se terminó, sin embargo, a la hora de referirse a la actual gestión económica, No hubo gráficos para ilustrar la confiscación extraordinaria de los fondos públicos, previsionales y, principalmente, de los salarios y gastos sociales, de los últimos tres años. Los subsidios a las grandes empresas durante la cuarentena siguen siendo un secreto bien guardado, pero solamente en Leliq se gastaron alrededor de 30 mil millones de dólares para beneficio de bancos y grandes compañías. Cristina Kirchner tampoco mostró gráficos ni cuadros sobre la emisión monetaria desplegada a fines de 2022 para levantar el valor de la deuda pública en pesos; tampoco se refirió a los beneficios especiales del dólar agro para el capital sojero, y del dólar barato para la burguesía industrial. No tuvo una sola palabra para la sustracción de los bonos en dólares del fondo del Anses, que comenzaron a ser rematados para alimentar el fuego de la corrida cambiaria. La vice presentó a la venta de dólares de las reservas para parar la corrida cambiaria como un acto de “soberanía”, porque se trataría de una acción “no autorizada en el acuerdo (del FMI) con Argentina”. Estamos ante una verdadera necedad; si financiar una corrida resulta un acto de soberanía, Mauricio Macri y Luis Caputo deberían entrar en el panteón de los héroes nacionales.

Una clase terminal

CFK la emprendió contra Milei y la dolarización, como si la dolarización de facto de la economía no fuera el resultado de la política actual. El circulante y las cuentas corrientes en pesos valen hoy alrededor de 10 mil millones de dólares; una devaluación la convertiría en nada. La deuda en pesos del Tesoro está dolarizada, por unos 60 mil millones y subiendo. La deuda pública total, del Tesoro, provincias, organismos públicos y el Banco Central, supera los 550 mil millones de dólares. El discurso de ayer muestra a una persona totalmente entregada al FMI y a la candidatura de Massa. Si la crisis fuerza una mega devaluación del peso, la vicepresidenta pasaría a dar clases magistrales privadas y el peronismo seguiría el destino de los radicales luego del derrumbe de De la Rùa. Cristina se subió luego al carro de la privatización de activos –“el litio, Vaca Muerta”, que solamente serán ‘puestos en valor’ luego de una devaluación y del levantamiento del cepo cambiario. Al igual que la burocracia sindical que la sigue, está jugada a muerte por la sobrevivencia del programa económico del Fondo Monetario; es el puente para el próximo gobierno. Al despotricar contra las ventajas fiscales que recibe la gran burguesía, le ha tendido un puente a los ajustadores de Washington, que reclaman hace mucho una reforma impositiva para que esa burguesía contribuya a pagar la deuda.

La clase, en definitiva, no fue magistral: Cristina manipuló explicaciones estadísticas sobre el pasado, mientras encomendaba el “futuro” a los agentes del capital y del Departamento de Estado. Es un remate que podrá ganar aplausos entre los 1800 funcionarios rentados que la aplaudieron, pero jamás podrá darle una salida al pueblo explotado.

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