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El plan de lucha de paros rotativos por los dos francos, el recambio de flota y el ingreso de personal ha entrado en pausa por acuerdo de todos los miembros del secretariado ejecutivo incluyendo los tres de la multicolor. El pretexto es darle tiempo a Larreta, quien dijo públicamente que quiere dialogar. Por su parte, la empresa que amenazaba con cambiar los diagramas, es decir los horarios de trabajo y descanso en el sector de tráfico, reculó. Una medida de este tipo afectaba al conjunto de los trabajadores de las 6 líneas, y 4 de ellas amenazaron con un paro total.
La empresa pasó de retrasar la paritaria durante 3 meses a cerrarla con la UTA por 2 meses con ajustes parecidos a los datos inflacionarios del Indec. Luego de una devaluación de 25% acumulada en 3 meses, el monto que se cobrará por este arreglo ya se encuentra devaluado. Pero la empresa pretende hacer descuentos puntualizados a los trabajadores que participaron de las últimas medidas, para dividir a la base de la mano de la UTA. Es que las acciones de la empresa han empujado a agrupar a la base por estos ataques. La conciencia de los trabajadores en esta lucha muestra con las incipientes colectas para compensar los descuentos y el avance del reclamo de insalubridad y jubilación a los 55 años que crece a pesar de tener en contra a la dirección de Agtsyp e incluso parte de su oposición.
Los talleres, por otra parte, tuvieron reuniones de delegados donde exploraron la posibilidad de hacer un reclamo contra los vaciamientos de repuestos y herramientas. Un problema que se agudiza porque la patronal está vaciando los talleres para tercerizar el mantenimiento general en talleres externos, incluidos sus propios talleres de Benito Roggio Ferroindustrial en Córdoba. Pero esta política de reclamos aislados está quebrada. Porque la lucha ahora pasa por imponer una derrota a la empresa y al Estado, junto a los trabajadores de tráficos, por el pliego votado en el plenario de delegados.
Las tareas fundamentales están ligadas a poner en pie acciones decididas sin especulación. Es lo que la empresa y el Estado más temen. Los obstáculos están en la pretensión de la dirección del sindicato de tener un conflicto 'controlado' y sin asambleas que impongan su agenda en esta lucha de conjunto. Los activistas de base estamos obligados a plantearnos esta cuestión.
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