Paros rotativos de 3 horas en el subte contra las represalias patronales

Escribe Matías Cisneros

Tiempo de lectura: 4 minutos

Más de 300 trabajadores del subte han recibido descuentos en represalia por los paros llevados adelante contra el asbesto. Los descuentos van de 7 a 22 días. La empresa procura quebrar la lucha obrera contra esta contaminación letal apelando a la mentira y la extorsión. Los propios trabajadores afectados por el asbesto han respondido públicamente en los medios de comunicación las imposturas de la empresa. La medida resuelta se realizará con un cronograma de paros de 3 horas por línea.

El carácter del paro fue debatido en la reunión de comisión directiva de AGTSyP realizada el viernes, una vez cumplido el emplazamiento a la patronal para la devolución de los descuentos. El esquema de una jornada de paros rotativos de tres horas fue impuesto por un bloque conformado por el tándem Pianelli - Segovia y el representante del PTS, Dellecarbonara. Otro sector minoritario, incluido Política Obrera, mocionó parar 24 horas simultáneamente en todas las líneas. Hasta ahora el plan de lucha por el doble franco semanal consiste en paros rotativos y parciales a los largo de la semana.

Crisis sanitaria

La contaminación por asbesto en el subte reavivó el reclamo de la insalubridad. En el año 2003, obtuvimos la reducción de la jornada laboral a 6 horas diarias y 36 horas semanales. En 2018, el descubrimiento de las lesiones que provoca el asbesto replanteó esta lucha. Los trabajadores pusieron al descubierto que 90 compañeros son afectados pulmonares, 6 enfermos con cáncer y se lamentan 3 compañeros muertos. El motor del reclamo es la defensa de la vida y la salud de trabajadores y pasajeros.

El reclamo que encabeza el pliego de reivindicaciones del plan de lucha en curso es reducir la exposición al asbesto. Con un franco semanal más, se reduciría la semana laboral de 36 a 30 horas. Sin dudas que este reclamo es sólo un paliativo, porque después de 5 años de lucha contra el asbesto, el saneamiento completo de toda la red no está aún en el horizonte. Por este mismo motivo, además, entre los trabajadores crece una corriente que reclama la jubilación anticipada por insalubridad a los 55 años y el 82% del salario activo para el jubilado. La empresa viola la reglamentación del año 1991, que limita la exposición al asbesto y la prohibición de la presencia de este material desde el año 2001. Los trabajadores han estado expuestos al cancerígeno desde hace 22 años de forma ilegal.

En el debate público la empresa no puede justificar su rechazo a los reclamos de los trabajadores. Tampoco sus responsabilidades políticas y penales, que comparte con el Gobierno de la Ciudad, el verdadero titular de la red de transporte subterráneo. Para intentar quebrar la voluntad de los trabajadores, ha enviado telegramas con pedidos de desafuero y despidos o suspensiones a todos los delegados y directivos del sindicato del subte (AGTSyP). Ha descontado de forma arbitraria en el último cobro salarial a más de 300 trabajadores, con montos que van del 25% al 75% del salario. Ha levantado la mesa de discusión paritaria, que debía cerrar el acuerdo por los meses de marzo en adelante, durante los cuales la pérdida salarial por inflación supera el 20%; desconoce los sistemas de ascensos, provocando conflictos sectoriales, y hace oídos sordos frente a los hechos de inseguridad como el tiroteo ocurrido en la estación Retiro (línea C) y el asalto y secuestro en la estación Hospitales (línea H).

Los sindicatos

La UTA es el sindicato que ostenta la personería gremial en el subte, es decir el monopolio de la firma del convenio colectivo y el salario. Entre sus afiliados, sin embargo, hay una fuerte corriente de simpatía por la lucha contra el asbesto. La unión por abajo contra la circulación de las formaciones contaminadas, el reclamo por la jubilación a los 55 años y la propuesta de colectas para paliar los descuentos compulsivos de la empresa, son algunos de los hechos que marcan esta tendencia.

En la AGTSyP, sindicato donde se encuentran la mayor cantidad de trabajadores agremiados del subte, existe una fuerte presión por desarrollar una lucha de mayor alcance, tanto en el cuerpo de delegados como en las asambleas de trabajadores. Ello se expresó, por ejemplo, en el reciente paro de la línea D por ascensos de categoría. Esta tendencia se contrapone a una dirección sindical que subordina los reclamos obreros a la necesidad de cuidarle las espaldas al gobierno nacional. La directiva de Pianelli-Segovia venía administrando el plan de lucha por el doble franco a través de paros menores y de 2 líneas a la vez, sin mayor trascendencia. La provocación de los descuentos colocó nuevamente el paro general en un lugar central. Sin embargo, la dirección del sindicato resuelve paros que mantienen la exposición mediática y apelan al pretexto de disminuir el impacto con los usuarios.

Las agresiones patronales demuestran el empeño de Emova por defender un determinado régimen laboral y un “esquema” de inversión: el concesionario quiere recuperar con el uso, el dinero invertido en las formaciones contaminadas, aunque ello implique nuevas y graves consecuencias para la salud de los trabajadores. Con las sanciones, además, Emova quiere establecer un precedente de despotismo antisindical, para “disciplinar” las relaciones laborales en los túneles y talleres. Si Emova se sale con la suya, irá por las seis horas y por nuevas iniciativas flexibilizadoras del trabajo. Un ataque de esta envergadura no puede ser enfrentado con medidas aisladas y esporádicas: exige una lucha de conjunto y a fondo,-la huelga general- hasta arrancar los reclamos planteados. Ese camino tiene que ser preparado en asambleas y pronunciamientos por línea. Con esa perspectiva, convocamos a parar y a organizar desde las bases la continuidad del plan de lucha.

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