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El 7 de marzo el Hospital Cosme Argerich fue noticia por el primer fallecimiento por covid-19 de Argentina y América Latina. Cuando ocurrió, más de treinta trabajadores fueron aislados, en un marco de protocolos que no se cumplieron adecuadamente, desinformación por parte de la dirección y silencio cómplice de los gremios.
Tras el fatídico suceso, SUTECBA aprovechó la ocasión para convoca una asamblea ante las cámaras de los medios de comunicación.
Esa asamblea sirvió para visibilizar la precariedad de la situación laboral en el hospital. Sin embargo, un mes y medio más tarde, la situación de los trabajadores no ha cambiado sustancialmente.
Los trabajadores aún denuncian que el Gobierno de la Ciudad expone al contagio a trabajadores “no esenciales”, obligándolos a concurrir al hospital para cumplir jornadas extendidas y sin elementos de bioseguridad.
Son varios los servicios de consultorios externos que tienen la obligatoriedad concurrir para simplemente “dar el presente”, sin cumplir un rol imprescindible en la lucha contra la pandemia, como en los casos de kinesiología, cámara gama o mesón de turnos.
Los servicios encargados de proveer elementos de protección personal (EPP). Alegan que no hay stock. Se reparten dos EPP por persona, previamente empadronada en sistema. Este material debería cambiarse cada vez que se atiende a un paciente. En los pasillos se circula con los mismos elementos de seguridad que se atienden durante toda la jornada, lo que demuestra una falta de criterios e incumplimiento de los protocolos de bioseguridad.
Desde la dirección piden “paciencia” a los trabajadores, mientras llegan los kits de seguridad. Pero esta paciencia se agota al momento de convivir con el riesgo de contagio y a sabiendas de que ya son los tres los trabajadores de salud muertos por coronavirus. A esto se suman largas y engorrosas colas en farmacia para retirar los EPP, que pueden llegar a durar hasta 40 minutos. Por orden de la dirección, el personal de farmacia no puede entregar más de lo indicado por las autoridades, lo que genera en muchos casos es una pelea entre los trabajadores.
La participación sindical quedó solamente para aquella pantomima mediática: la representación gremial hoy es nula. Para garantizar los EPP de alta seguridad para todos los trabajadores, sin distinción, es necesario un comité de crisis y seguridad electo por una asamblea de trabajadores, que asegure la distribución de insumos, superando la desidia de la dirección y la complicidad de la burocracia.