Tiempo de lectura: 2 minutos
Desde el mismo día que comenzó el “asilamiento social, preventivo y obligatorio” las patronales de la industria del tabaco comenzaron una campaña para reventarla, al costo de la salud de los trabajadores del sector y en beneficio de la salud económica de los monopolios del tabaco.
Bajo la máscara de la Cámara de Kioskeros Unidos, el día 20 de marzo leímos, con gran sorpresa, que “va a haber un desabastecimiento de cigarrillos, porque ambas tabacaleras cierran sus puertas” (Eldigital.com.ar). Ni había empezado la cuarentena que el mercado ya estaba desabastecido. ¿Qué tal?
Entre tanto, los trabajadores de la industria del tabaco habían logrado arrancarle a la patronal el pago de sus salarios al 100% mientras durase el ‘distanciamiento’.
Con el correr de las semanas, los monopolios tabacaleros plantearon que la paralización de la producción va a traer más perjuicios que beneficios. Súbitamente las patronales se acordaron del “derecho al trabajo”. La Cámara de la Industria del Tabaco de la República Argentina (CITRA) informa que el sector emplea a 100 mil trabajadores en forma directa y a un millón en forma indirecta. Es la misma cámara empresaria que pisoteó, sin el menor escrúpulo, el derecho al trabajo de cientos de trabajadores en oportunidad del cierre de la planta de Massalin en Goya, Corrientes. Estos son los mismos empresarios que vienen despidiendo a miles de trabajadores en toda la industria como consecuencia de la robotización de los procesos de trabajo y la concentración de capitales.
A partir de la extensión de la cuarentena hasta el 12 de abril estos monopolios comenzaron a plantear que la paralización de la industria perjudicaba a toda la cadena de valor (producción de tabaco, industrialización, distribución y comercialización). Esto jamás se comprobó, en cambio, lo que sí pudimos comprobar es que en las provincias tabacaleras los obreros del tabaco podían circular normalmente para realizar sus labores.
El tabaco, ¿actividad esencial?
Que la producción de cigarrillos sea una “actividad esencial”, en el marco de la crisis sanitaria, es discutible, en especial con relación al tiempo de trabajo. La CITRA, de todos modos, “informa” a la sociedad, por medio de una carta enviada a AF, sobre los cuantiosos recursos fiscales que se pierden (700 millones de pesos por día) y el daño “a la cadena de valor de toda la industria” (Ambito.com, 07/04).
Lo que está verdaderamente en juego en esta lucha por reabrir las plantas industriales de Philip Morris y British American Tobacco es la fabulosa ganancia que estas empresas multinacionales dejan de embolsar.
El diario Eltribuno.com del 17/4 informa que desde hace días hay gestiones contra reloj entre PMI (Phillip Morris Internacional), BAT (British American Tobacco) y Kicillof para reiniciar ya mismo la producción.