El deterioro de la salud mental en la juventud

Escribe Mel Juárez

La única alternativa es organizarnos para luchar por nuestros derechos y por una salida socialista.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Un reciente y extenso artículo de Infobae analiza la situación de la salud mental, sobre todo en los jóvenes. Los datos estadísticos indican que el suicidio es la cuarta causa de muerte a nivel mundial en personas de entre 15 y 29 años (Suicide Worldwide in 2019 – OMS): son 700.000 las muertes por año provocadas por suicidio.

Por otro lado, la depresión es una de los trastornos de salud mental que más se manifiesta en los jóvenes. Según la OMS, se presenta principalmente en mujeres, afecta un 20 % a la población en países industrializados y hasta un 40 % en países en desarrollo.

En Argentina, según el BEN (Boletín Epidemiológico Nacional) entre los años 2010 y 2019 se suicidaron 31.815 personas. Es decir, ocho personas por día, una persona cada tres horas al día. Los datos son extremadamente alarmantes.

Otro dato llamativo es que en Latinoamérica el índice de mortalidad por suicidio solo va en aumento, a diferencia de otras regiones del mundo donde está en relativo control o disminución. No es motivo de sorpresa, ya que las presiones por las permanentes crisis económicas, el desempleo y la fuerte presencia del narcotráfico son elementos que tienen una injerencia directa en la vida de la clase obrera y, sobre todo, en la juventud.

Sería un desatino pensar esta problemática sin contemplar el contexto social, político y económico que atravesamos en todo el mundo. El capitalismo, en su etapa decadente y en la gestión por la destrucción del hábitat, no solo se encuentra lejos de poder ofrecer a los jóvenes una perspectiva de futuro, sino que es responsable absoluto del deterioro de la psiquis.

Las nuevas modalidades de trabajo, ¿una llave o una cadena?

El acceso a la educación, a la salud, e incluso a la información y a la cultura son cada vez más restringidos. No porque no existan en la formalidad, sino porque el ritmo mismo de la vida juvenil se ha tornado prácticamente solo alrededor del trabajo. Con diferentes matices, están planteadas nuevas modalidades de trabajo: las plataformas austeras de empleo (Pedidos Ya, Rappi, Uber) y los trabajos de carácter individuales y autogestivos, que han proliferado con el desarrollo de las tecnologías (freelancers, como el diseño gráfico, la programación, community management), simulan ser una llave de la autorrealización e independencia económica, pero es más del mismo "cuento chino". Las formas y condiciones para ejercer dichas labores son peores, se trabaja de forma esporádica y efímera para grandes empresas, sin contratos, regulaciones, horarios, convenios y por montos pequeños que, en definitiva, terminan empujando al multiempleo.

Un buen contribuyente a la inestabilidad laboral de la juventud son las universidades y terciarios. En nombre del “aprendizaje” y la “experiencia” se convierten en las consultoras de RRHH de las grandes empresas para seleccionar la mano de obra especializada más barata del mercado: los estudiantes.

Los lugares de estudio

Acceder a una carrera, universitaria o terciaria, es prácticamente un lujo que pocos pueden darse y las condiciones de cursada, para los que pueden, no ayudan para nada. La falta de becas, comedores, boleto estudiantil y las crecientes restricciones que se implementan para aprobar/regularizar una materia hacen que estudiar una carrera universitaria sea, más que un privilegio, un sacrificio en vida. La frustración y la deserción priman en las instituciones educativas,

La salida es organizarnos

Profesionales de la salud y periodistas han elogiado las medidas que ha tomado el estado uruguayo para con la problemática de la salud mental, que ha sino nada más ni nada menos que un plan que incluye el otorgamiento de medicación psiquiátrica a quienes sean diagnosticados con depresión, mediante un bono. Se prevé su aplicación en el 2024 (EL PAÍS UY, 2022). En el último año, la tasa de mortalidad en Uruguay ascendió del 11.3 a 18.30 sobre 100.000.

Sin embargo, la medida como método paliativo no resuelve un problema de conjunto. Es necesario exigir al Estado que se haga cargo de la medicación y los tratamientos correspondientes a la salud mental, pero en tanto y en cuanto los jóvenes sigamos siendo avasallados con la precarización extrema en el sistema laboral, la privación de la educación y la exclusión de los espacios de recreación y producciones culturales, el panorama no cambia a futuro. Es imprescindible que la juventud debata en los lugares que integra cotidianamente las problemáticas que atraviesa y que se organice para luchar por todos los derechos que hoy aparecen fuera del mapa y en la perspectiva de una lucha de conjunto, con la clase obrera y todos los sectores oprimidos, por una transformación de las bases sociales y un gobierno de trabajadores.

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