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“Desde el comienzo de la guerra -dicen Guedeón Levi y Alex Levac- los colonos han obligado a los residentes de 16 comunidades de pastores palestinos a abandonar sus aldeas. Las colinas del sur de Hebrón están ahora gobernadas efectivamente por escuadrones de defensa locales, compuestos en muchos casos por colonos violentos uniformados que están cometiendo un traslado de población” (Haaretz, 18/11).
No menos de un millar de agricultores han sido expulsados de sus tierras y conducidos a destinos inciertos. Jack Khoury, otro cronista del mismo medio va más lejos: “Si antes de la guerra los incidentes se centraban en el norte de Cisjordania, entre Nablus y Jenin, desde el 7 de octubre no ha habido una ciudad o un campo de refugiados en el que no se hayan registrado enfrentamientos. Además del gran número de muertos y heridos, también ha habido un aumento drástico en el número de personas arrestadas en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental. Cerca de 3.000 personas han sido detenidas desde el inicio de la guerra. La Administración de Prisioneros Palestinos señala que no se había visto un número tan grande de detenciones en tan poco tiempo desde la Segunda Intifada” (19/11). Los muertos en Cisjordania desde el 7/10 superan ya los 200.
Mientras “la empresa de asentamientos de Israel celebra una gran victoria” en toda Cisjordania -decía ya el 1 de noviembre la cronista Amira Hass de Haaretz- “el proceso gradual de tres décadas ha recibido su oportunidad para acercarse a su conclusión lógica: la expulsión a plena luz del día en preparación para la ´limpieza´ total de alrededor del 60 por ciento de Cisjordania de su población indígena”.
La situación en Cisjordania tiene a la Administración Palestina (AP) entre la espada y la pared. Odiada por su complicidad con la ocupación, los colonos sionistas trabajan abiertamente por hacerla desaparecer para dar piedra libre a una expulsión en masa de la población palestina de Cisjordania. Mientras los yanquis y un ala del establishment sionista apostaban (o siguen apostando) a que Abbas y la AP juegue un rol en la posguerra para controlar y/o estabilizar la Franja de Gaza la ´autoridad´ de Al Fatah nunca ha estado más alicaída.
El cronista que citamos lo dice así: “debemos recordar que la situación en Cisjordania no es menos peligrosa y compleja (que en Gaza). Israel puede seguir aplastando la Franja … pero en el medio debemos entender que con fuerza y más fuerza no habrá horizonte para ningún lado. Por cada muerte, surgirá otra generación de jóvenes palestinos que se unirán a la lucha contra Israel, viéndose a sí mismos como luchadores por la libertad. Cada vez que Israel castiga a los palestinos deduciendo los impuestos que la AP recauda pone otro clavo en su ataúd. Cada expropiación de tierras para la construcción de otro puesto de avanzada, cada control de carreteras, cada cierre, cada reducción del espacio habitable para los civiles, cierra otra ventana de esperanza de cambio” (ídem).
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