Escribe Patricia Urones
En el marco de la escalada bélica mundial, se ha impuesto el lobby petrolero.
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La vigésimo octava edición de la Conferencia de las Partes ha finalizado sin penas ni gloria. Ni todo el dinero destinado a “propaganda e imagen” (puesta en escena) ha alcanzado para compensar el carácter insignificante que ha adquirido esta conferencia para torcer el curso de los acontecimientos. Los majestuosos salones de plenarios y exposiciones, que alojaron a más de 80 mil personas; las coloridas pantallas acompañadas de colores verdes y azules brillantes con imágenes de agua, plantas, bosques; las aplicaciones para guiar y ordenar a las delegaciones presentes y la presencia intensiva de la conferencia en las redes sociales, contrastaron con la relevancia de lo discutido y acordado. Ni la prensa burguesa nacional le ha dado importancia, al cubrir la cumbre con periodistas no especializados y agencias de noticias tercerizadas. Este estado de cosas contrasta con los titulares de esa misma prensa, extraídos de las declaraciones del propio Simon Stiel, Secretario Ejecutivo de la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático) y que caracterizan el balance global como un “Histórico acuerdo…”. La justificación de este adjetivo es interesante por parte del funcionario: “Si bien no pasamos la página de la era de los combustibles fósiles en Dubai, este resultado es el principio del fin” (unfccc.int, 13-12). Lo que es una continuidad, se entiende como una ruptura. El “comienzo del fin” se justificaría en el hecho de que, por primera vez, el balance reconoce la necesidad de “Hacer una transición que se aleje (away from) de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos” (1). Sin embargo, la polémica suscitada alrededor de la cuestión expresa el enorme *impasse *del capital para combatir el calentamiento global. El *impasse *está determinado, como ya lo hemos señalado en otra nota por la nueva oleada de inversiones en el rubro empujada por la guerra entre la OTAN y Rusia en Ucrania de un lado, y la guerra genocida llevada a cabo por el estado sionista de Israel contra Palestina, que amenaza extender el conflicto a la región mas rica en hidrocarburos del planeta.
Los análisis se han centrado en la discusión acerca de las medidas a tomar respecto de los combustibles fósiles olvidando un problema más elemental. El balance implica un retroceso respecto de la caracterización que el sexto informe de la CMNUCC hace del calentamiento global. Mientras en el sexto informe se imputa el calentamiento global a las emisiones GEI y, principalmente, a la quema de combustibles fósiles, en el acuerdo firmado esta semana se hace una vaga referencia a “las actividades humanas, principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero” (2), sin más especificaciones -la segunda actividad es la actividad industrial, cuestión que siquiera es “mencionada” ni ha sido tratada por la COP-. La omisión no es ingenua, en las reuniones previas entre el cuestionado presidente de la conferencia, el Sultan Al Jaber, y los funcionarios de la CMNUCC, el director de la mayor compañía petrolera emiratí, cuestionó que la ciencia haya demostrado la incidencia de la quema de combustibles fósiles en el cambio climático. La omisión, en el apartado de la caracterización del problema, da lugar al desconocimiento por parte de los países, de la prioridad de trabajar sobre los combustibles fósiles. De hecho, el eje fundamental, ha sido puesto en la triplicación de la capacidad de las energías renovables, un objetivo de dudoso cumplimiento en el corto plazo por la falta de financiamiento, cómo veremos en la próxima nota. De lo que sí se ha hablado, es de eliminar los combustibles basados en carbón, en una clara señal de ataque a China, que junto con India representan los mayores consumidores de este mineral. Sin embargo, la prensa londinense no para de señalar a los estadistas europeos que China “esta ganando” la carrera en la transición energética, en una clara advertencia a los monopolios de las renovables.
Sin embargo, y a pesar de todas las limitaciones antes enumeradas, el “odioso” punto de los combustibles fósiles suscitó fuertes enfrentamientos, expresados en las palabras de Stiel cuando hizo referencia a que todas las partes discutieron hasta las comas y los puntos. El Secretario General de la ONU, António Guterrez, se pronunció por la “eliminación gradual” de los combustibles. Las discusiones sobre si en la cláusula de marras se ponía la palabra “abandono” (phase out) o alejamiento (away from) partió a la mitad la COP. Es cierto que el grupo de países mas vulnerables al calentamiento global y al aumento del nivel del mar, los pequeños estados insulares, se encuentran en serio riesgo de extinción, y esto se ha notado en las conferencias de alto nivel de los primeros dos días, donde expresaron los discursos más críticos hacia la utilización del petróleo. Pero detrás del ataque a la industria petrolera se haya una industria que se encuentra en crecimiento, la de “las renovables”. La presencia de “cabilderos” como ha llamado la prensa a los lobistas del petróleo, no ha sido más importante que la presencia de lobistas de la industria de tecnología energética eólica, solar, del hidrógeno verde o la dudosa energía nuclear. El mismo director ejecutivo de Exxon, Darren Woods, quien hizo presencia por primera vez en una COP, se quejó de que las conversaciones sobre la transición se enfocaron demasiado en las renovables. Exxon prefiere, al igual que el bloque de las petroleras y los gobiernos que las representan, que se hable de “reducción de emisiones”. Para esta fracción del capital, la industria petrolera todavía tiene “mucho para aportar”: reduciendo las emisiones de CO2 y metano en el proceso industrial; desarrollando combustibles “mas verdes” como el gas y desarrollando tecnología de captura de carbono. En esto, Estados Unidos coincide con Rusia, que llama a esta estrategia “neutralidad tecnológica”: que cada país, haga su aporte a nivel nacional al combate al cambio climático, sobre la base de “sus posibilidades tecnológicas”. Algo que finalmente ha sido incorporado en el balance.
Finalmente, en su discurso de clausura, Stiel libró el “abandono” de los combustibles fósiles a la voluntad del capital, cuando sentenció que “la lógica política y económica es cada vez más insuperable” haciendo referencia a que las pérdidas de vidas y económicas generadas por los desastres naturales y los subsidios ineficientes a los combustibles que, finalmente son un recurso natural no renovable y que cada vez cuesta más extraer, no se comparan con los beneficios económicos y sociales que proporciona una energía más verde. Pero la lógica del capitalista no funciona de esa manera, y la COP ha sido una expresión de esa lógica. La fracción del capital ligada a la renta petrolera luchará por sobrevivir. De otro lado, el contexto mundial de guerra, no ha aplacado sino, por el contrario, ha estimulado la producción y quema de combustibles. La guerra misma implica la emisión innecesaria de CO2 llevada al paroxismo, porque es una “actividad” cuyo objetivo es la disputa por la dominación de unos Estados por otros.
Los verdaderos acontecimientos históricos están asociados a fuertes cambios de tendencia, como la revolución francesa y la norteamericana, que abrieron el paso a los regímenes democráticos, la primera guerra mundial y la revolución rusa, que abrieron el período de transición histórica del capitalismo al socialismo o la guerra de Vietnam y la crisis del petróleo, que anunciaron el comienzo de la decadencia norteamericana. Los acuerdos que dieron inicio a la ONU, expresaron el comienzo de un nuevo orden mundial caracterizado por la dirección política norteamericana en alianza con el decadente imperialismo europeo y, de un modo más general, de la necesidad de mantener el timón de la política mundial en manos de la burguesía (gobernabilidad) en un período de transición. La CMNUCC no ha nacido de la necesidad de transformar este orden de cosas, sino del carácter objetivo de la crisis climática y de la creciente conciencia por revertirla. Ha nacido para cooptar a las mentes más sensibles a esta crisis. Pero como burocracia al servicio de los intereses capitalistas, simplemente no puede dar salida a esta crisis. Lejos de ser un “acontecimiento histórico”, el acuerdo de la COP 28 es la expresión del *impasse *del capitalismo para resolver todas las problemáticas de la sociedad del siglo XXI.
Notas
1-https://unfccc.int/sites/default/files/resource/cma2023_L17_adv.pdf (p. 5) 2-Ídem, p. 3.
Crisis del medio ambiente: no es un problema de liderazgo Por Patricia Urones, 17/09/2023.
COP 28: de los intentos de cooperación internacional a la guerra mundial Por Patricia Urones, 04/08/2023.